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Investigaciones

Los medicamentos para suprimir la acidez se asocian a infecciones severas y diarrea (Acid-suppressing drugs associated with serious infectious diarrhea)
Worst Pills Best Pills Newsletter, julio de 2017
Traducido por Salud y Fármacos

Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) y antagonistas de los receptores H2 de la histamina (Anti-H2) suprimen la producción de ácido en el estómago y por esto son conocidos como antiácidos. Se utilizan mucho (usualmente sin necesidad) para tratar la acidez estomacal. Además, todos los Anti-H2 e IBP de venta con receta (a excepción del dexlansoprazole [DEXILANT] y pantoprazole [PROTONIX]) han sido aprobados y son efectivos para tratar la úlcera gastrointestinal.

Hace mucho tiempo que se sabe que los antiácidos tienen efectos secundarios graves. Un estudio reciente [1], publicado en la revista médica JAMA Internal Medicine, confirmó que los antiácidos se asocian a un efecto secundario particularmente peligroso: la infección recurrente (episodios que se repiten) por Clostridium difficile. Este estudio es importante porque la infección por el C. difficile puede ser grave y pone en peligro la vida, y porque los antiácidos se utilizan mucho y de forma muy liberal, a pesar de aportar pocos beneficios a largo plazo a muchos de sus usuarios.

Infección por C. difficile
El C. difficile es una bacteria que puede vivir en el intestino grueso (llamado también colon). Muchas personas tienen C difficile en el colon, pero no desarrollan ninguna enfermedad. Esto ocurre porque el colon contiene normalmente millones de otras bacterias que pueden jugar un papel importante en el mantenimiento de un colon saludable. Estas bacterias “buenas” bloquean el sobrecrecimiento de bacterias que pueden causar problemas de salud como el C. difficile.

Sin embargo, los tratamientos con antibióticos matan muchas de las bacterias “buenas” del colon. Al perder la contención de estas bacterias, el C. difficile puede multiplicarse y producir una toxina que causa diarrea acuosa y cólicos estomacales. En casos severos la infección por C. difficile puede ocasionar fiebre, nausea, deposiciones con sangre y otros síntomas.

Se estima que medio millón de estadunidenses fueron diagnosticados con infección por C. difficile en 2011, y 29.000 de ellos murieron durante los 30 días posteriores al diagnóstico inicial [2]. Aproximadamente 83.000 de las personas infectadas experimentaron al menos una recurrencia [3].

El ácido del estómago sirve como barrera para las bacterias que entran en el cuerpo, matando así a la mayoría de organismos que se ingieren por la boca. Se especula que al suprimir la cantidad de ácido en el estómago se facilita que ciertas bacterias como el C. difficile sobrevivan el ambiente del estómago y lleguen al colon, lo que puede ocasionar la infección [4].

Por esto no sorprende que se haya detectado una asociación entre los antiácidos estomacales y la infección por C. difficile [5, 6]. En 2012, esta evidencia llevó a la FDA a alertar al público y a los profesionales de la salud sobre el incremento del riesgo de infección por C. difficile asociado al uso de IBP, así mismo la agencia requirió (de manera no muy prominente) incluir una alerta de riesgo en las etiquetas/fichas técnicas de todos los IBP [7]. En el mismo comunicado, la FDA anunció que estaba “revisando” la evidencia sobre la asociación de los Anti-H2 con la infección por C. difficile, pero la agencia no ha divulgado aún la conclusión ni ha requerido que se incluya ninguna información sobre una posible asociación en las etiquetas/fichas técnicas de ningún Anti-H2.

El estudio de JAMA Internal Medicine
Lo que no se ha establecido de forma definitiva es si los antiácidos incrementan el riesgo de reincidencia de infección por C. difficile en aquellos pacientes con brotes previos de la enfermedad, ya que hay estudios sobre el tema que muestran resultados contradictorios. El estudio de JAMA Internal Medicine combina y analiza el conjunto datos de estudios anteriores con el fin de determinar si los antiácidos incrementan el riesgo de recurrencia de infección por C. difficile [8].

El nuevo estudio analizó los datos de más de 7.700 pacientes con infección por C. difficile que se habían incluido en 16 estudios observacionales diferentes. Los pacientes recibieron IBP o Anti-H2, o una combinación de IBP y Anti-H2, o antiácidos inespecíficos, o no recibieron antiácidos. Más de la mitad de los pacientes estaban usando antiácidos.

El análisis demostró que después de ajustar por diferencias de edad y condiciones de salud, los pacientes que estaban tomando antiácidos tenían un 38% más de posibilidades de experimentar una recurrencia del brote de infección por C. difficile. Algunos de los estudios definieron recurrencia como la repetición de la infección por C. difficile en los primeros 60 días tras el brote inicial, mientras que otros definieron recurrencia cuando la infección ocurrió en los primeros 90 días. Los antiácidos incrementaron el riesgo de recurrencia de la infección por C. difficile durante ambos periodos de tiempo.

Los autores del estudio también analizaron separadamente el riesgo de recurrencia de la infección por C. difficile en ocho estudios que incluyeron únicamente a pacientes que consumían IBP, y encontraron un incremento del 66% del riesgo de recurrencia con el uso de estos medicamentos. Por el contrario, un análisis separado de siete estudios que incluyeron pacientes que estaban usando IBP o Anti-H2 y otro estudio que solo incluyó a pacientes que utilizaban Anti-H2 no detectó un incremento del riesgo de recurrencia de la infección por C. difficile al usar estos antiácidos. No está clara la relevancia de este último hallazgo. A pesar de que los Anti-H2 son antiácidos menos potentes que los IBP [9] y por ello tienen menor riesgo de presentar ciertos efectos secundarios, en estudios previos [10] también se habían asociado con infección por C. difficile.

Sin embargo, el hallazgo del reciente estudio sobre el incremento de la recurrencia de la infección por C. difficile por el uso de antiácidos es preocupante por el uso generalizado de estos medicamentos, especialmente los IBP. Un estudio demostró que hasta dos tercios de todas las recetas de IBP fueron para usos no aprobados o cuya utilidad no ha sido demostrada [11].

Lo que Usted puede hacer
La mejor forma de prevenir la infección por C. difficile es evitar el uso innecesario de antibióticos. Si tiene síntomas leves de catarro de pocos días de duración, similares a los que ocurren cuando se infectan los senos paranasales o hay dolor de garganta, es probable que se trate de una infección vírica. Si este fuera el caso, los antibióticos no son efectivos y lo pondrán en riesgo de sufrir efectos secundarios y resistencia a los mismos.

Si usted tiene acidez estomacal (reflujo gastroesofágico), hay varios tratamientos no medicamentosos que pueden aliviar los síntomas. Evite el exceso de alcohol, café, chocolate o comidas con alto contenido graso y, para la acidez nocturna, evite comer cerca de la hora de acostarse y levante la cabecera de la cama. Estas técnicas, con el tiempo, pueden aliviarle los síntomas de la acidez.

Si los síntomas persisten, usted puede usar medicamentos más seguros y efectivos que los IBP y los Anti-H2. Los antiácidos de venta libre (MAALOX, TUMS) son los tratamientos más antiguos para la acidez y tienen pocos efectos secundarios (a excepción de pacientes con enfermedad renal, los cuales deben evitar tomar antiácidos hasta consultar con su médico).

Si los antiácidos no funcionan, la segunda opción son los Anti-H2, que son más seguros que los IBP porque tienen menor potencia para suprimir el ácido estomacal y causan menos efectos secundarios graves. Sin embargo, algunos Anti-H2 pueden ocasionar interacciones graves con otros medicamentos [12], por eso tiene que decir a su médico qué medicamentos está usando antes de comenzar un tratamiento con Anti-H2.

Si eventualmente necesita un IBP para mejorar sus síntomas, debe discutir los riesgos de tratamiento con su médico. Es importante tener esta conversación con su médico, ya que se abusa del uso de los IBP, frecuentemente para problemas para las cuales no han sido aprobados y no se ha comprobado que sean efectivos [13]. Para leer una discusión completa sobre otros riesgos de los IBP además de la infección por C. difficile, busque nuestro articulo en profundidad sobre los IBP, en la edición de Worst Pills, Best Pills News de noviembre de 2011 [14].

Referencias

  1. Tariq R, Singh S, Gupta A, et al. Association of gastric acid suppression with recurrent Clostridium difficile infection: A systematic review and meta-analysis. JAMA Intern Med. 2017 Mar 27. doi: 10.1001/jamainternmed.2017.0212.
  2. Centers for Disease Control and Prevention. Healthcare-associated Infections: Clostridium difficile Infection. Clinicians page. https://www.cdc.gov/hai/organisms/cdiff/cdiff_clinicians.html Accessed May 3, 2017.
  3. Ibid.
  4. Tariq R, Singh S, Gupta A, et al. Association of gastric acid suppression with recurrent Clostridium difficile infection: A systematic review and meta-analysis. JAMA Intern Med. 2017 Mar 27. doi: 10.1001/jamainternmed.2017.0212.
  5. Tleyjeh IM, Abdulhak AB, Riaz M, et al. The association between histamine 2 receptor antagonist use and Clostridium difficile infection: a systematic review and meta-analysis. PLoS One. 2013;8(3):e56498.
  6. Deshpande A, Pant C, Pasupuleti V, et al. Association between proton pump inhibitor therapy and Clostridium difficile infection in a meta-analysis. Clin Gastroenterol Hepatol. 2012;10(3):225-233.
  7. Food and Drug Administration. FDA drug safety communication: Clostridium difficile-associated diarrhea can be associated with stomach acid drugs known as proton pump inhibitors (PPIs). February 8, 2012. https://www.fda.gov/Drugs/DrugSafety/ucm290510.htm Accessed May 3, 2017.
  8. Tariq R, Singh S, Gupta A, et al. Association of gastric acid suppression with recurrent Clostridium difficile infection: A systematic review and meta-analysis. JAMA Intern Med. 2017 Mar 27. doi: 10.1001/jamainternmed.2017.0212.
  9. Huang JQ, Hunt RH. Pharmacological and pharmacodynamic essentials of H(2)-receptor antagonists and proton pump inhibitors for the practising physician. Best Pract Res Clin Gastroenterol. 2001;15(3):355-70.
  10. Tleyjeh IM, Abdulhak AB, Riaz M, et al. The association between histamine 2 receptor antagonist use and Clostridium difficile infection: a systematic review and meta-analysis. PLoS One. 2013;8(3):e56498.
  11. Ahrens D, Chenot JF, Behrens G, et al. Appropriateness of treatment recommendations for PPI in hospital discharge letters. Eur J Clin Pharmacol. 2010;66(12):1265-71.
  12. Mayo Clinic. Drugs and Supplements: Histamine H2 Antagonist. http://www.mayoclinic.org/drugs-supplements/histamine-h2-antagonist-oral-route-injection-route-intravenous-route/before-using/drg-20068584 Accessed May 3, 2017.
  13. Heidelbaugh JJ, Kim AH, Chang R, Walker PC. Overutilization of proton-pump inhibitors: What the clinician needs to know. Therap Adv Gastroenterol. 2012;5(4):219-232.
  14. Proton pump inhibitors: Dangerous and habit-forming heartburn drugs. Worst Pills, Best Pills News. November 2011. http://www.worstpills.org/member/newsletter.cfm?n_id=772 Accessed May 3, 2017.
creado el 4 de Diciembre de 2020