No pretendo hacer un obituario, que es solo un asentamiento de las partidas de defunción o una nota en la sección necrológica de un periódico, quiero hacer un homenaje a una gran persona y excepcional profesional farmacéutica cubana: María Antonieta Arbesú Michelena. Una simple relatoría de su trayectoria laboral, académica y docente, incluidas múltiples distinciones, premios y reconocimientos no haría justicia a sus dimensiones humanas ni a sus aportes a los servicios farmacéuticos cubanos, ni a la formación de decenas de estudiantes de licenciatura y posgrados en Cuba y otros países de América Latina.
No puede dejar de mencionarse el dato de su temprana incorporación a los avatares farmacéuticos al graduarse en 1972 de Técnico Medio en Farmacia y sus importantes contribuciones a la labor científica del Dr. Carlos M. Miyares Cao (1938-2015) en los inicios de las investigaciones sobre histoterapia placentaria y otros temas farmacológicos, de la cual dan fe, al menos 6 publicaciones científicas de los años 1973 a 1980.
Un hito relevante en su compromiso con las ciencias farmacéuticas fue la culminación exitosa, en 1986, de la Licenciatura en Ciencias Farmacéuticas en la modalidad de cursos para trabajadores, siendo madre e incorporada a importantes actividades laborales y políticas, lo que significó esfuerzo y dedicación loables.
En 1987 comienza su labor como Directora de Farmacia Comunitaria, en la entonces Empresa Provincial de Medicamentos #2, donde comenzó su rica trayectoria en servicios farmacéuticos. En 1992 María Antonieta llega a la Dirección Nacional de Farmacia y Óptica del MINSAP como especialista en Estupefacientes y Psicotrópicos y luego es promovida a Jefa del Departamento de Comercialización Farmacéutica.
Ávida de completar su formación práctica en servicios farmacéuticos hospitalarios pide su traslado al Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR) en 1994, donde asume la jefatura de los servicios farmacéuticos durante más de una década, luego comienza otra etapa laboral en el área de Ensayos Clínicos de esa institución y en 2013 se le otorga la categoría de Investigador Agregado.
En 1996 logra uno de los escalones más importantes de su ascenso académico al obtener el título de Master en Farmacia Clínica en el IFAL (Instituto de Farmacia y Alimentos).
Hay que remarcar su valiosa vinculación y colaboración con numerosas instituciones cubanas e internacionales como la Sociedad Cubana de Ciencias Farmacéuticas, el Centro para el Desarrollo de la Farmacoepidemiología, Dirección Nacional de Farmacia, Sociedad Cubana de Medicina Bioenergética y Naturalista, el DURG-LA (Drug Utilization Research Group-LatinAmerica), entre otras.
En 2017 después de una brillante trayectoria laboral ininterrumpida de 46 años, se jubila y continua activa como profesora adjunta del IFAL, tarea que venía desarrollando desde la década de 1990. Comienza un período de completa dedicación a lo que realmente nadie duda fue una de sus grandes pasiones: la docencia, la formación de las nuevas generaciones de licenciados y posgraduados de ciencias farmacéuticas.
¿Cuáles son las aristas más destacables de la trayectoria de María Antonieta, que la han hecho tan reconocida?, se combina en una profesional la experiencia laboral significativa en servicios farmacéuticos comunitarios y hospitalarios y la visión global de la inserción de la gestión de medicamentos en el sistema de salud desde las dimensiones gerenciales y clínicas, esto aunado a su notable experiencia en el control de calidad de ensayos clínicos han hecho de María Antonieta un referente integral, importante, de la docencia y la formación de recursos humanos farmacéuticos en Cuba.
Hay que señalar su actitud crítica ante los problemas tradicionales de la inserción del farmacéutico en el sistema de salud y su clara y apasionada defensa de la Farmacia como disciplina en cualquier palestra científica y social.
Su dedicación y apoyo solidario a estudiantes de licenciatura y posgrados del IFAL y de otros países en los esfuerzos por la culminación de tesis, con su salud ya resquebrajada, demuestran la gran valía de su vocación humana. Quedan decenas de publicaciones, cursos impartidos, tesis dirigidas, colaboraciones internacionales (México, Honduras, El Salvador entre otras) intervenciones memorables en congresos y su tradicional intransigencia con lo mal hecho, con la mediocridad y la injusticia.
Dejó María Antonieta de existir físicamente el 1 de abril de 2022, a los 67 años; no fue fin de viaje, fue naufragio, porque su barco aún tenía mucho mar que recorrer. Creo que los que estuvimos a su lado en alguna faceta de su rica existencia nos debemos sentir privilegiados por haber sido tocados con su pasión y entrega; lamentamos su partida, pero debemos sentir satisfacción por su existencia, seguros de su legado y su permanencia porque como dijera su admirado José Martí: la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida; truécase en polvo el cráneo pensador, pero viven y fructifican los pensamientos que en él se elaboraron.
DrC. Rogelio A. Fernández Argüelles