ÉTICA Y DERECHO
Conflictos de interés
España: Los condroprotectores: territorio comanche
Esther Samper
El País (blog), 26 de enero de 2012
http://blogs.elpais.com/la-doctora-shora/2012/01/los-condroprotectores-territorio-comanche.html
Decía Arturo Pérez-Reverte en uno de sus míticos libros: “Para un reportero en una guerra, territorio comanche es el lugar donde el instinto dice que pares el coche y des media vuelta…” Los profesionales sanitarios también tienen sus territorios comanches particulares, donde el instinto les dice que es mejor no insistir y mirar para otro lado. Uno de ellos tiene nombre propio: Fármacos de nula o dudosa utilidad terapéutica. No arriesgan sus vidas, pero sí (a veces) sus carreras y/o su reputación para mostrar al mundo lo que está ocurriendo, no el terreno de la muerte, sino en el de la vida, en el de la medicina.
Pero para comprender la realidad de una historia que tiene lugar en territorio comanche médico, comencemos por el principio.
Existen múltiples enfermedades que pueden desgastar o dañar al cartílago presente en nuestras articulaciones pero, con diferencia, la más frecuente es la artrosis. El cartílago, rico en en condroitín sulfato y en proteínas que contienen glucosamina, actúa como un amortiguador entre los huesos y permite que los movimientos se realicen con suavidad y sin dolor. Cuando este cartílago se va desgastando, van apareciendo los dolores al movimiento y la inflamación, con una progresiva pérdida de la movilidad conforme más vaya avanzando esta enfermedad.
El gran inconveniente es que el cartílago que se pierde a lo largo de la vida ya no se recupera (porque es un tejido que prácticamente no tiene regeneración). Como además la pérdida de cartílago se asocia al envejecimiento, cada vez es un problema de mayor magnitud.
Ante este gran problema de salud pública a alguien se le ocurrió la siguiente idea: “¿y si damos medicamentos que sean ricos en los componentes con los que está formado el cartílago para ver si así se protege o incluso se recupera?” Esta idea que es, hasta cierto punto, lógica, fue el origen de lo que antes se llamaban condroprotectores y hoy reciben el críptico nombre de SYSADOA (que significa “fármacos sintomáticos de acción lenta para la artrosis”). En realidad, algunos de ellos no son fármacos en el sentido más estricto de la palabra sino de suplementos dietéticos (y así se venden en Estados Unidos y más países).
La cuestión es que la comercialización de los SYSADOA indicados para la artrosis se asentó en una evidencia científica inicial muy débil y dudosa. Se sabían que eran muy seguros pero lo que no estaba nada claro era que fueran realmente efectivos en retrasar la degeneración del cartílago o incluso repararlo. ¿Sería cierta la hipótesis de “lo que se come, se cría”?
Con el paso de los años, y con la aparición de más y más estudios independientes y de mayor calidad que comparaban la eficacia de los condroprotectores con el placebo, se iba perfilando un resultado cada vez más claro y demoledor: La mayoría de los estudios científicos mejor realizados o no encontraban diferencias apreciables con respecto al placebo o los resultados no eran relevantes clínicamente. Las consecuencias no tardaron en llegar y países como Estados Unidos, Australia, Holanda y Reino unido los consideran suplementos dietéticos sin eficacia demostrada. Otros países, como Suecia y Dinamarca, que anteriormente financiaban los condroprotectores en sus sistemas de salud, los retiraron por la misma razón (Ver http://www.hemosleido.es/?p=1199).
Y ahora es cuando aterrizamos en nuestra querida España. En nuestro país los condroprotectores siguen estando financiados por la Seguridad Social. Dado que nuestro sistema sanitario no pasa precisamente ahora por su mejor momento económico, muchos profesionales de la salud se han metido en territorio comanche y han hecho un llamamiento para dejar de financiar aquellos fármacos que tengan una eficacia terapéutica dudosa o nula (hay muchos, se sorprenderían), pues supondría un ahorro importante para las arcas de la Sanidad.
Entre los valientes profesionales sanitarios que han hecho este llamamiento, se encuentra Cecilia Calvo, farmacéutica y antigua redactora de El Comprimido, una publicación del Servicio de Salud de las Islas Baleares. Cecilia Calvo no sólo tuvo la osadía de escribir una revisión sobre la eficacia terapéutica de los condroprotectores, sino que se atrevió a preguntar qué sentido tenía que estuvieran financiados por la Seguridad Social (suponen un coste de 100 millones de euros anuales). Las consecuencias no tardaron mucho en llegar… Bioibérica, una empresa farmacéutica española que vende, entre otros fármacos, condroprotectores denunció judicialmente al Instituto Balear de Salud alegando que con el mencionado artículo del Comprimido se estaba cometiendo una ilegalidad al hacer recomendaciones sobre medicamentos y que “vulneraban la libertad de prescripción”. [1]
Poco tiempo después, como si fuera obra de la casualidad, el director General del Instituto Balear de Salud Juan José Bestard envió un email a todos los médicos de atención primaria y coordinadores desautorizando el artículo publicado en el Comprimido y defendiendo la libertad de prescripción [2]. La Sociedad Balear de Medicina Familiar no tardó en manifestar su opinión sobre el email de su director general con lo siguiente: “su más absoluta indignación por el contenido de la misma, que interpreta como una injerencia inadmisible de un cargo directivo en las labores estrictamente técnicas de la evaluación farmacológica”
A los pocos días, como una carambola guiada del destino, Cecilia Calvo fue despedida de su trabajo en el Comprimido y Eugénia Carandell, responsable en funciones del gabinete técnico de Atención Primaria dimitió con las siguientes palabras: “Ha sido una actitud individual por una postura ética. Ni los gestores ni los políticos deberían cuestionar el trabajo de los técnicos.”
El último capítulo de esta historia la escribe la Sociedad Española de Farmacología mostrando su apoyo a los condroprotectores y defendiendo, ante todo, la libertad de prescripción del médico. Pero la bola de nieve no deja rodar… y no sería extraño que sucediera algo más.
Como pueden ver, lo que debía ser un sosegado análisis científico de la real evidencia terapéutica de los condroprotectores se ha convertido en un territorio comanche donde las balas políticas y judiciales campan a sus anchas. Valientes aquellos que se enfrentan a los “pistoleros”, para reflejar la verdad de la medicina.
1. La farmacéutica del medicamento que avaló Bestard demandó antes a salud. diariodemallorca.es 13 de enero de 2012.
http://www.diariodemallorca.es/mallorca/2012/01/13/farmaceutica-medicamento-avalo-bestard-demando-salud/735535.html
2. Rafabravo (blog). Increible pero cierto. Primum non nocere, 6 de enero de 2012.
http://rafabravo.wordpress.com/2012/01/06/increible-pero-cierto/
3. La Sociedad de Medicina Familiar “denuncia” la ingerencia de Bestard. diariodemallorca.es 12 de enero de 2012.
http://www.mallorcadiario.com/sanidad-y-salud/actualidad/la-sociedad-balear-de-medicina-familiar-acusa-a-bestard-de-injerencia-90224.html
4. No conoce el Servei de Salut. diariodemallorca.es 12 de enero de 2012.
http://www.diariodemallorca.es/mallorca/2012/01/12/conoce-servei-salut/735244.html
5 Sociedad Española de Farmacología. Comunicado de la Sociedad Española de Farmacología sobre los SYSADOA.
http://saludyotrascosasdecomer.blogspot.com/2012/01/capitulo-4-del-culebron-de-los-sysadoa.html