ALCA Y ACUERDO BILATERAL CON ESTADOS UNIDOS PROVOCARÍAN UNA ALZA EN LAS MEDICINAS
El Tiempo, 25 de agosto de 2003
LA SALUD NO SE NEGOCIA
Página 12 (Argentina), 28 de agosto de 2003
LA CARA HUMANITARIA DE LA OMC
Silvia Ribeiro, Grupo ETC (México), 2 de septiembre de 2003.
(DES?) ACUERDO EN LA OMC
Clarín (Argentina), 31 de agosto de 2003
(From the New York Times, The Guardian)
DECLARACION DE LA OMS SOBRE LA DECISION DE LA OMC EN EL ACCESO A LOS MEDICAMENTOS
1 de septiembre de 2003
ACUERDO DE LA OMC: ¿QUÉ ESTAMOS CELEBRANDO?
Nora Uranga, El País (España), 16 de septiembre de 2003
HISTÓRICA DECISIÓN PARA PAÍSES POBRES
Hoy (Quito), 31 de agosto 2003
GENÉRICOS UN PASO ADELANTE
El Tiempo (Bogotá), 5 de septiembre 2003
ALCA Y ACUERDO BILATERAL CON ESTADOS UNIDOS PROVOCARÍAN UNA ALZA EN LAS MEDICINAS
El Tiempo, 25 de agosto de 2003
Los colombianos tendrían que pagar 2,3 billones de pesos anuales por sobreprecios en los medicamentos si prosperan propuestas de Estados Unidos.
Tales propuestas se refieren a la propiedad intelectual en este campo para el Área de Libre Comercio de las Américas (Alca). Lo mismo sucedería si, por petición del presidente Álvaro Uribe y como está previsto, Colombia firma el tratado bilateral de comercio con Estados Unidos a finales del próximo año.
Así lo dio a conocer el director de la ONG Misión Salud, Germán Holguín, quien pidió al Gobierno no firmar ninguno de los dos acuerdos porque son "una amenaza altamente preocupante para la salud pública".
"Si es difícil negociar con los norteamericanos en el Alca, donde se podría hacer causa común con otros países, como los de la Comunidad Andina y el Mercosur -advirtió-, negociar solos con ellos un buen acuerdo bilateral es poco menos que imposible".
De acuerdo con un trabajo entregado por Misión Salud al Gobierno, las multinacionales farmacéuticas a través de Estados Unidos buscan patentar segundos usos de medicamentos y restringir la competencia de los productores de genéricos.
El director de Misión Salud citó en apoyo de su rechazo al Alca y al acuerdo con Estados Unidos el estudio de la Universidad Sergio Arboleda, según el cual en 1997 la industria farmacéutica nacional generaba 9.654 puestos de trabajo, sus ventas representaban casi la tercera parte de las ventas totales en pesos y sus activos fijos el 25 por ciento del sector farmacéutico para uso humano.
Por tanto, no se puede poner en riesgo este esfuerzo de varias décadas con la implementación de las patentes de segundo uso. Habría una inconveniente reorganización estratégica del sector farmacéutico, pues la industria nacional se vería forzada a reorientar su operación hacia las actividades de comercialización mientras que se fortalecerá a las multinacionales en sus procesos productivos. El gran perdedor será el consumidor, como consecuencia del fortalecimiento del "monopolio multinacional" y la manipulación de los precios.
El análisis de la ONG sobre algunas de las sustancias de mayor venta en el país concluye que cuando hay competencia, en el 80 por ciento de los casos los medicamentos ‘competidores’, de marca nacional y genéricos, cuestan tan solo la cuarta parte o menos que los ‘innovadores’ de las multinacionales.
Holguín, citando un estudio de Fedesarrollo, dijo que cualquiera de las barreras comprendidas en el Alca, específicamente patentes de segundos usos y la protección generalizada de los datos del registro sanitario por cinco años, tendrán efectos económicos y sociales negativos entre la población.
El directivo precisó que se bloquearían los medicamentos competidores de bajo precio, de marcas nacionales y genéricos, que hoy abastecen cerca del 65 por ciento de las necesidades del país. La población solamente consumiría productos de las multinacionales, pero "a precios de monopolio".
De todas maneras, desde el año pasado el Invima no puede autorizarles a los laboratorios nacionales la comercialización de medicamentos con base en la información que le han entregado las multinacionales para obtener sus propios permisos.
La protección de los derechos de propiedad intelectual es un tema sensible para Estados Unidos, ha reiterado su representante Comercial, Robert Zoellick, quien dirige las negociaciones del Alca y está al frente de las conversaciones con el gobierno Uribe para el acuerdo bilateral, motivo único de su visita a Bogotá el 7 y 8 de agosto.
Proteger esos derechos, señaló la presidenta de Afidro (gremio de las multinacionales farmacéuticas), María Claudia García, es determinante para estimular la investigación de nuevos medicamentos, pues es lo que les permite recuperar los recursos invertidos en ellas.
El director de Misión Salud coincide en que es importante incentivar la investigación científica, pero señaló que esta carece de sentido si sus beneficios no llegan al público.
Además, dijo, Colombia protege la propiedad intelectual dentro de lo mandado por la Organización Mundial de Comercio. Lo que sucede, agregó, es que Estados Unidos y las multinacionales quieren mucho más con el Alca y el bilateral.
Holguín dijo que un estudio contratado por el Ministerio de Comercio con la Universidad Sergio Arboleda destaca el efecto devastador de las patentes de segundos usos sobre la salud, el bienestar de los colombianos, el empleo, la balanza de pagos y la economía nacional.
El ministro de Comercio, Jorge Humberto Botero, comentó en la visita de Zoellick que los derechos de propiedad intelectual no son absolutos sino que están matizados por las necesidades de acceso de la población a medicamentos básicos y por la salvaguarda de la salud pública, que tienen precedencia sobre aquellos.
No obstante, dijo que también es necesario darle una adecuada protección a la propiedad intelectual para que la investigación científica pueda avanzar.
LA SALUD NO SE NEGOCIA
Página 12 (Argentina), 28 de agosto de 2003
Bajo el slogan: "Los medicamentos no deberían ser un lujo. ¡La salud no se negocia en el ALCA!" la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) lanzará hoy una campaña internacional contra la cláusula de propiedad intelectual que se negocia en el proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas, por la que "se amenaza con restringir aún más el acceso a los medicamentos en el continente y se beneficia a los propietarios de patentes", explicó el coordinador general de MSF para Argentina, Ignasi Calbo, desde Río de Janeiro. Allí se realizará este mediodía el lanzamiento de la campaña, en simultaneo con Madrid, Bruselas y en Ciudad de Guatemala, para todo el mundo.
"La inclusión del derecho de propiedad intelectual implica un futuro dramático para toda América Latina, aún más terrible que el que ya está viviendo el continente -argumento Calbo-. El panorama sería el del atraso y el estancamiento en materia de salud, ya que imposibilitaría la llegada de cualquier nueva vacuna o medicamento, así como la venta de un genérico de esos nuevos productos patentados."
Según el informe que MSF presentará hoy, "el futuro será trágico para todos", pero especialmente para los enfermos de VIH de todo el continente, quienes ya hoy tienen dificultades para acceder a los medicamentos antirretrovirales "existentes en países ricos como Estados Unidos y Canadá, donde se redujeron las muertes por esta enfermedad en más del 70 por ciento". Otra de las críticas destacadas en el escrito apunta a "la falacia que quiere imponer la industria de los medicamentos de que las patentes ayudan a la investigación científica de nuevas curas y tratamientos. Es mentira, mientras miles de sudamericanos mueren como víctimas del mal de Chagas, en Estados Unidos estudian como combatir la obesidad, porque ahí está el negocio, porque los sudamericanos no pueden pagar", denunció Calbo. Además de la difusión de los planes del ALCA en cuestiones que afectan a la salud pública, la campaña incluye la recolección de firmas en su página web española (<http://www.mfs.es>) en la que invita a todos los gobiernos a sumarse al rechazo junto a los ciudadanos de todo el mundo, organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales. "Es un llamado a resistir frente a las presiones de la gran industria, principalmente de Estados Unidos y también de los laboratorios europeos, únicos beneficiarios de las leyes de patentes. A los que aún no se expresaron pedimos que manifiesten su rechazo, y llamamos a Argentina y Brasil a luchar contra esta cláusula, tal como ya se comprometieron", remarcó el coordinador para Argentina.
En Río se realizará hoy el lanzamiento de la campaña para América del Sur junto con los representantes de Brasil y Bolivia, mientras desde Guatemala harán lo propio los delegados de Centroamérica. Allí, al igual que en Bruselas y Madrid, se repetirá un mismo argumento central: que el acuerdo por el que se creará "la mayor zona de ¿libre comercio? del mundo" apunta a monopolizar un mercado de 13 trillones de dólares que abarca a mas de 800 millones de personas. "La proyección es que ninguna enfermedad se salvará de la propiedad intelectual y que ningún país podrá pagar las patentes. Esto es, un futuro desastroso para millones y millones de latinoamericanos."
LA CARA HUMANITARIA DE LA OMC
Silvia Ribeiro, Grupo ETC (México), 2 de septiembre de 2003.
El acuerdo sobre medicinas que se tomó el pasado 30 de agosto en el Consejo General de la Organización Mundial de Comercio ha sido propagandizado por la OMC como una victoria para los países más pobres. Se nos quiere hacer creer que con este acuerdo esos países tendrán acceso más fácil a medicinas, cuando en realidad les será aún más difícil.
Pascal Lamy, comisionado de la Unión Europea, se apresuró a declarar: "Esto es una demostración de que la Agenda de Doha para el Desarrollo es más que sólo lindas palabras". Pero en realidad ni siquiera son lindas, porque el nuevo acuerdo es otra trampa que establece regulaciones que van mucho más atrás de las excepciones que ya existían dentro de la OMC. Y justamente se toma ahora para tratar de salvar la imagen de que las negociaciones en Cancún serán un fracaso, sea por desacuerdos entre los poderosos o por la resistencia que les espera.
El tema de fondo es que las trasnacionales farmacéuticas luchan denodadamente por extender en todo el mundo la vigencia de sus patentes monopólicas, eliminando así el derecho de los países a producir sus propias medicinas o a comprarlas al que las produzca más barato. Para ello lograron enorme privilegio cuando en 1994 se introdujeron en la OMC los acuerdos sobre Aspectos de Propiedad Intelectual Relacionados al Comercio (Adpic). No por casualidad también incluyen la obligación de otorgar patentes sobre seres vivos, legalizando así la biopiratería de recursos genéticos indígenas y campesinos que esas mismas trasnacionales ejercen.
El argumento de las trasnacionales para defender sus patentes es que deben recuperar los gastos de investigación y desarrollo de medicamentos. Sin embargo, un estudio de la Oficina de Evaluación Tecnológica de Estados Unidos, que abarcó 25 años de producción farmacéutica, mostró que 97 por ciento de los productos lanzados al mercado no eran más que copias de medicinas ya existentes, a la que se hicieron arreglos cosméticos para prolongar el monopolio de la patente, cuando la original estaba por expirar. Del 3 por ciento restante, 70 por ciento había sido producido por laboratorios públicos. Y de las medicinas realmente nuevas, producidas por el sector privado, la mitad tuvieron que ser retiradas del mercado debido a efectos secundarios que no habían sido estudiados previamente. Eso es lo que vale la "investigación" de las trasnacionales farmacéuticas.
Desde la firma de los Adpic en la OMC, debido a la polémica que suscitaron se incluyeron excepciones en la aplicación de patentes por razones de salud pública: los países podrían importar medicinas donde se produjeran más baratas y se podrían emitir licencias obligatorias, lo cual permite que los países que tengan la capacidad puedan obligar a las empresas farmacéuticas a ceder los derechos de patente y producir sus propias medicinas genéricas con costos mucho menores.
En el acuerdo ahora presentado para su adopción en la próxima ministerial de la OMC en Cancún, del 10 al 14 de septiembre, se restringen considerablemente estas excepciones, tanto desde el punto de vista de las propias condiciones que deben cumplir los países para poder utilizarlas, como por tener que someter a la supervisión y aprobación del secretariado de la OMC, del consejo de los Adpic y el presidente del mismo, la decisión sobre si estas condiciones realmente se cumplen.
Los nuevos requisitos impuestos por el acuerdo (tales como diferencia de presentación y etiquetado con respecto a otros productos y controles de distribución en el país) limitan seriamente a quienes están en condición de producir.
Actualmente los medicamentos genéricos más baratos son producidos en países del tercer mundo. Desde ahora podrán ser bloqueados como exportadores por países como Estados Unidos, Canadá, Japón o Europa, sede de las trasnacionales farmacéuticas, arguyendo que no se cumplen con algunas de las nuevas condiciones ahora impuestas. Una vez más, en nombre del "libre" comercio se establece un sistema de proteccionismo descarado en favor de un puñado de trasnacionales.
Antes las excepciones se aplicaban a todos los miembros. Ahora un grupo de países industrializados renunciaron voluntariamente al carácter de importadores. Otro grupo, que encabeza México, se colocó también ”voluntariamente" como países que sólo harán uso de esas importaciones en casos de extrema urgencia. Sería interesante que las autoridades de salud de México explicaran a su población que sufre permanentes desabastos por qué renunciaron de antemano a esta posibilidad.
Como si fuera una gran concesión, se exime a 27 de los países más pobres de presentarse a revisión para ser
aprobados por la OMC como importadores de medicinas. Pero como los exportadores si estarán restringidos, la posible compra de esos medicamentos caerá otra vez en manos de los mismos que producen medicamentos patentados y, aunque hagan versiones genéricas -si las hacen, porque no quieren-, podrán seguir controlando precios y disponibilidad.
Supachai Panichtpakdi, director de la OMC, declaró que "este acuerdo prueba de una vez por todas que la OMC puede encargarse de temas humanitarios tan bien como de temas comerciales". Tiene toda la razón: en temas comerciales ha empeorado sistemáticamente la situación para el tercer mundo, particularmente de campesinos, jóvenes, trabajadores, mujeres e indígenas. Y en temas humanitarios acaba de demostrar que seguirá por el mismo camino.
E-Farmacos, 4 de Septiembre de 2003.
Enviado por Martín Cañás
(DES?) ACUERDO EN LA OMC
Clarín (Argentina), 31 de agosto de 2003
(From the New York Times, The Guardian)
El acuerdo sobre medicamentos genéricos trabajosamente orquestrado en Ginebra no deja satisfechos a todos los interesados.
Un acuerdo que se negociaba este fin de semana contra reloj en la OMC, en Ginebra, permitiría a ciertos países pobres tener acceso a medicamentos genéricos baratos para enfermedades graves que azotan a sus poblaciones. El acuerdo, saludado como "un paso" por funcionarios de salud de algunos países subdesarrollados es sin embargo blanco de críticas, especialmente de ONG humanitarias.
EE.UU. flexibilizó esta semana su posición, tratando de salvar de un fracaso a la reunión del comercio internacional que se inicia el 14 de septiembre en Cancún. "Es un paso para el tercer mundo", dijo Alexandre Grangeiro, jefe del programa brasileño contra el SIDA. "Los países con problemas de salud más graves no están en condiciones de fabricar sus propios medicamentos, como nosotros". El programa de Brasil contra el sida provee a 135.000 pacientes de un cóctel de drogas gratuitas, algo que puede hacer porque el país fabrica sus propias versiones genéricas de algunas drogas del cóctel y usa la amenaza de una producción local para obligar a las multinacionales a bajar sus precios sobre otros ingredientes.
Pero Brasil y el puñado de otros países en desarrollo como China, India y Corea del Sur que pueden producir medicamentos genéricos no pueden, por las normas de propiedad intelectual de la OMC, exportarlos. Eso hace que los países más pobres del mundo dependan de medicamentos patentados para combatir las enfermedades más mortíferas del mundo. El acuerdo tratado este fin de semana en Ginebra apuntaba a cambiar esa situación. Según el acuerdo, un país que necesite un medicamento podrá pedir al gobierno de un país miembro que produce el genérico a autorizar a uno de sus fabricantes a exportarlo sin necesidad de permiso del dueño de la patente.
Sin embargo, no deberá haber "ganancia comercial". Las ONG criticaron el acuerdo, diciendo que hace demasiadas concesiones a las firmas farmacéuticas y les pone demasiadas trabas a los países pobres. Ellen t”Hoen, de "Médicos sin Fronteras", opinó que el acuerdo es desastroso. "Pone tantos obstáculos que nos preocupa que no funcione en absoluto. Al exigir continuamente más restricciones, EE.UU. parece estar impulsando un sistema hermético para que ninguna droga genérica le llegue a los pacientes de los países en desarrollo." La garantía de que la cláusula de Doha por la cual se permite "saltear" las patentes no deberá ser usada para obtener ventajas comerciales, significa que firmas de genéricos como la india Cipla -que al ofrecer a países de África genéricos contra el sida a menos de 300 dólares por año obligó a las multinacionales a rebajar sus costos- no tendrían ningún incentivo para producir copias de bajo costo.
"Las drogas hoy existentes de precios accesibles son producidas por entidades comerciales", explicó Ellen t”Hoen. "Necesitamos más actividad industrial y mayor competencia. Ese es el mecanismo que están matando.". Yusuf K. Hamied, presidente de Cipla, de Bombay, dijo que la cláusula "sin ganancia comercial" debería ser reemplazada con un requisito de precio equitativo y razonable.
DECLARACION DE LA OMS SOBRE LA DECISION DE LA OMC EN EL ACCESO A LOS MEDICAMENTOS
1 de septiembre de 2003
La OMS encontró alentador el consenso alcanzado por los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la aplicación el acceso a las medicinas por los países con pequeña o escasa capacidad para la producción farmacéutica. El acuerdo cubre todas los medicamentos. Entre las enfermedades que se podrían abordar con más eficacia como resultado de esta decisión están sida, tuberculosis y malaria.
La OMS trabajará con los países que podrían hacer uso de los nuevos acuerdos para asistirles a alcanzar el mejor beneficio de la salud pública por los bajos precios. Dada la urgencia de las necesidades de la salud en los países más pobres, el trabajo de implementar este acuerdo debe hacerse lo más rápidamente posible. El impacto global del acuerdo dependerá de cuan eficazmente puede implementarse en los países.
Para que el acuerdo logre los objetivos fijados, los países de la OMC deberán revisar un amplio abanico de medicamentos, requeridos de múltiples proveedores, incluidos los productores de genéricos.
La OMS continúa impulsando estados miembros para considerar usar al máximo las flexibilidades de los ADPIC en relación a la protección de la salud pública.
El documento original en inglés: Statement of the World Health Organization on WTO access to medicines decisión, está disponible en: <http://www.who.int/mediacentre/statements/2003/statement10/en/>
ACUERDO DE LA OMC: ¿QUÉ ESTAMOS CELEBRANDO?
Nora Uranga, El País (España), 16 de septiembre de 2003
Cuando sabemos que 14 millones de personas mueren todos los años por enfermedades infecciosas, cuando sabemos que tenemos el conocimiento suficiente para adoptar políticas adecuadas para conseguir que muchos millones de personas siguieran con vida, y en cambio no se llevan a cabo, estamos desdeñando la existencia de estas personas. Está claro que los 14 millones de personas ni pueden ni olvidan su realidad.
Teniendo en cuenta la alta prevalencia de las enfermedades, el impacto que éstas tienen en el desarrollo de los países y los bajos presupuestos de los que se dispone, resulta imprescindible hacer un uso racional de los recursos que se tienen; es decir, tener la posibilidad de comprar los medicamentos de calidad que se necesitan a los precios más bajos posibles y hacer de esta una política clara y transparente. Hoy, actuar de acuerdo con esta política se ha convertido en un hecho digno de celebración debido a todos los obstáculos que existen para llevarlo a cabo. Tantos, que hay poco que celebrar. Solamente cuando se tiene una verdadera voluntad para hacerlo es posible, y a veces ni eso.
Sobre el papel, los países menos desarrollados no tienen obligación hasta 2016 de poner en vigor el Acuerdo ADPIC, que desde 1995 obliga a todos los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a conceder patentes para los procesos de fabricación y para los medicamentos. De acuerdo con este derecho, a principios de 2003 Camboya adoptó una nueva ley que excluía los productos farmacéuticos de la protección de las patentes hasta 2016. En la práctica, no tardaron en llegar las presiones durante las negociaciones a puerta cerrada en Ginebra, de forma que Camboya evidentemente acordó desarrollar el Acuerdo ADPIC 2007.
Sobre el papel, desde 1995 el Acuerdo ADPIC ha permitido a los gobiernos obviar las patentes por razones de salud pública (mediante la emisión de licencias obligatorias). En la última reunión ministerial de la OMC en Doha, se reforzó este hecho mediante la adopción de una declaración relativa al Acuerdo ADPIC y la salud pública; los países "pueden y deben", se dijo, "interpretar y aplicar el Acuerdo de los ADPIC de manera que apoye el derecho de los miembros de la OMC a proteger la salud pública, y en particular, a promover el acceso a los medicamentos para todos". Consta en la Declaración (articulo 31 del Acuerdo ADPIC; articulo 5 de la Convención de Paris; articulo 5.b de la Declaración de Doha) que los países tienen el derecho de conceder licencias obligatorias y la libertad de determinar las bases sobre las cuales se conceden tales licencias. En la práctica, mientras que Estados Unidos nunca se ha privado de hacer uso de dichas medidas, todavía no hay ningún país en desarrollo que haya hecho uso de ellas. ¿Casualidad?
En cuanto a los países que no tienen capacidad de producción local en el sector farmacéutico o esta es insuficiente, necesitan importar medicamentos de otros países exportadores ¿Cómo hacerlo? Es precisamente esta la respuesta que la OMC tenía obligación de buscar desde hace dos años y la que encontró el pasado 30 de agosto.
Médicos Sin Fronteras, otras organizaciones y algunos gobiernos hemos podido empezar a tratar a las personas con VIH/sida gracias a la existencia de versiones genéricas asequibles de medicamentos patentados en el mercado mundial. Hemos podido comprobar que los países que estimulan la competencia entre distintos productores (originales y genéricos) obtienen los mejores precios para los medicamentos de calidad de manera sostenible. Cuando el precio de la triterapia era de más de 10.000 dólares por persona y año tanto para los países ricos como para los pobres, fue un fabricante de genéricos quien en 2001 ofreció por primera vez la triterapia a 350 dólares. A partir de esta fecha, los precios de los principales antirretrovirales de primera línea han bajado haciendo posible que los países en desarrollo se planteen la puesta en marcha de programas de tratamiento. Aunque haya ejemplos, estos son escasos: en este momento, de los 5,5 millones de personas que tienen VIH/sida y necesitan tratamiento, solamente 350.000 lo están recibiendo, la mitad de ellos en Brasil.
Teniendo en cuenta este hecho, y para que el acuerdo de la OMC pueda ser considerado una solución, tanto en palabra como en contenido, debería ser de fácil aplicación y garantizar un flujo de medicamentos asequibles a los países menos desarrollados.
¿Garantiza el acuerdo de la OMC el flujo de medicamentos asequibles a los países menos desarrollados? ¿Garantiza éste la competencia con medicamentos genéricos ahora y en el futuro? Médicos sin Fronteras tiene serias dudas al respecto.
El texto acordado, además de ser ambiguo, requiere que tanto el país importador como el exportador emitan licencias obligatorias (cuando el medicamento está patentado en ambos países), lo cual aumenta los procesos burocráticos, añade costes por las nuevas medidas para prevenir la reimportación de medicamentos, no concede garantías para la producción de versiones genéricas de los medicamentos nuevos y es vulnerable a presiones políticas.
En 2005, cuando la normativa sobre la propiedad intelectual de la OMC (el acuerdo de los ADPIC) se lleve a cabo en los países clave en la producción de genéricos, no será posible fabricar fuentes genéricas alternativas de nuevos medicamentos patentados. Sin una industria de genéricos viable, las personas apenas tendrán opciones frente a los elevados precios y los monopolios a largo plazo de medicamentos patentados. Dentro de unos años este problema podría afectar no solo a los antirretrovirales, sino también a nuevos medicamentos para la malaria, la hipertensión, el cáncer y otras enfermedades mortales.
¿Podemos llamar a esto solución? Técnicamente, el acuerdo del 30 de agosto es una solución temporal en espera de que se pueda efectuar a comienzos de 2004 una modificación formal al acuerdo de la OMC sobre la protección de la propiedad intelectual. Aunque se espera que esta modificación no sea más que una replica de este reciente acuerdo, existe el espacio para preguntarse si este es el sistema que debería hacerse permanente.
Médicos Sin Fronteras encuentra motivo de celebración en la aplicación de políticas que consiguen el acceso real de medicamentos a quienes los necesitan. Mientras tanto, la palabra solución está vacía de contenido, y en cuanto al calificativo de acuerdo "histórico" cabe preguntarse: ¿para quién?
HISTÓRICA DECISIÓN PARA PAÍSES POBRES
Hoy (Quito), 31 de agosto 2003
La Organización Mundial del Comercio (OMC), conformada por 146 naciones, tras cinco días de arduas negociaciones, finalmente aprobó un acuerdo vital para que los países pobres tengan acceso a fármacos genéricos a bajo precio, para luchar contra devastadoras enfermedades infecciosas como el Sida, la tuberculosis y la malaria. Se trata de versiones más baratas de drogas.
“Este es un acuerdo histórico para la OMC”, dijo su director, el tailandés Supachai Panitchpakdi, agregando que se colocó la última pieza del rompecabezas que permite a los países pobres usar las flexibilidades de las reglamentaciones de la OMC en materia de propiedad intelectual para tratar enfermedades que hacen estragos entre sus poblaciones.
El acceso a fármacos baratos es cuestión de vida o muerte para 30 millones de africanos enfermos de sida, de un total de 42 millones en todo el mundo, pero las organizaciones humanitarias Oxfam y Médicos Sin Fronteras acogieron el acuerdo con escepticismo.
África esperaba con ansía esta decisión, ya que, por ejemplo, un tratamiento contra el sida cuesta allí 20 veces más que el los países ricos (AFP).
Información proporcionada por Marcelo Lalama
GENÉRICOS UN PASO ADELANTE
El Tiempo (Bogotá), 5 de septiembre 2003
Los países donde se concentra la mayor cantidad de pobres del mundo (africanos, asiáticos y latinoamericanos) recibieron como una gran noticia el reciente acuerdo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para facilitarles el acceso a medicamentos genéricos baratos destinados a combatir el Sida, la tuberculosis y el paludismo. A primera vista con razón, pues el acuerdo abre la puerta para que países como India y Brasil, que tienen capacidad de fabricarlas, produzcan medicinas patentadas por las grandes empresas farmacéuticas y las vendan a las naciones necesitadas.
Pero una segunda Mirada al acuerdo -que con excesivo optimismo fue calificado de histórico- indica que este fue solo un paso más en la larga y aún inconclusa lucha del mundo en desarrollo contra el afán de lucro de esas multinacionales. Según una organización tan respetable como Médicos sin Fronteras, el documento elaborado en Ginebra es tan complicado, ambiguo y contradictorio que no será fácil aplicarlo. Para ello, los países interesados deberán recorrer “un camino plagado de obstáculos”, de acuerdo con Céline Charveriat, portavoz de Oxfam, una confederación de ONGs que trabajan contra la pobreza en el mundo.
El compromiso de los 146 países miembros de la OMC no resolvió el problema de la falta de acceso a los medicamentos en los países pobres, que es un drama social de enormes proporciones. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 80% de la producción mundial de medicinas se consume en los países ricos y un tercio de la población mundial (2.000 millones de personas) no tiene acceso a las drogas esenciales. En casos como el de las terapias contra el sida, su costo es tan exorbitante que la mayoría de los infectados de los países pobres no puede acceder a ellas.
Colombia no es una excepción a este problema. Aunque en la década pasada hubo avances en la cobertura de salud, cerca de 20 millones de compatriotas carecen de acceso a los medicamentos porque no pertenecen al sistema de seguridad social o, si están afiliados, no pueden pagar las medicinas que el sistema no suministra y que representan cerca del 40% de las prescripciones. Estudios oficiales indican que de 200.000 afectados por Sida en el país, sólo uno de cada 10 recibe atención farmacéutica. Algo semejante ocurre entre la población infantil con los trastornos respiratorios y las enfermedades infecciosas intestinales, entre los adultos con el cáncer, la malaria, el dengue y la tuberculosis, y entre las personas mayores con las enfermedades del corazón, de las vías respiratorias, las cerebrovasculares, las hipertensivas y la diabetes.
La mejor forma de garantizar el acceso a las medicinas es reducir los precios, para lo cual hay que estimular la competencia. Análisis de Misión Salud en Colombia muestran que donde ella existe, las drogas de marca nacional y genéricos cuestan sólo el 25% o menos que los innovadores de las multinacionales. Otra comparación hecha por Fedesarrrollo entre los precios de compra del Seguro Social y los del mercado privado prueba que al fortalecer la oferta nacional de los laboratorios multinacionales mejoran sus condiciones de venta. Entre 1999 y el 2002 los nacionales otorgaron al Seguro descuentos promedio del 80% y esto llevó a las multinacionales a pasar de sobreprecios del 6% a descuentos del 40%.
Lo anterior señala claramente el camino que debe seguir el país para que los pobres no se mueran por falta de medicamentos. Porque esta urgente necesidad no da margen para esperar a que el compromiso anunciado por la OMC se transforme en una realidad.
Información proporcionada por Marcelo Lalama