Conspiraciones de color rojo
Xavier Sáez-Llorens, Adriano Arguedas Mohs
La Nación (Costa Rica), 28 de febrero 2010
Siempre hay gente presta a creerse cualquier idiotez. El truco para engañar es incorporar algunas verdades, mezclarlas con numerosas falsedades, concatenarlas con creativas especulaciones, condimentarlas con impactantes advertencias e hilvanar todo el paquete para que luzca convincente.
El resto es difundir el producto inventado, utilizando a alguien con buena oratoria y notoriedad académica, para que oportunistas ideológicos e incautos vulnerables, por conveniencia, temor o ignorancia, se encarguen de diseminarlo y convertirlo en aparente realidad. En tiempos actuales, Internet sirve de maravilla para diseminar estos despropósitos. Al final, muchos individuos unidos para hacer daño, una conspiración. Hay conspiraciones de toda índole y procedencia. Veamos ejemplos de algunas recientes teñidas de color rojo.
Apenas emergió el novel virus de la gripe A/H1N1, circularon dos videos alegando que todo era una patraña de las empresas farmacéuticas para ganar mucho dinero con la venta de medicamentos y vacunas o una estrategia maquiavélica de los países industrializados para control demográfico de poblaciones humildes. Una de las voceras, de nombre Rauni-Leena Luukanen-Kilde, se autoproclamaba exministra de Sanidad de Finlandia. Averiguamos con colegas finlandeses y resulta que esta señora fue solo una directora médica en la provincia de Lapland desde 1975 a 1986, hasta que sufrió un accidente automovilístico serio que le apartó de su carrera.
Episodios paranoicos. Desde entonces, ella ha padecido episodios paranoicos que involucran contactos con objetos voladores no identificados y extraterrestres. La otra filmación fue grabada por una médica y monja catalana, doña Teresa Forcades. Esta señora vive recluida en Alemania desde donde adoctrina en la Teología de la Liberación y escribe artículos para grupos anti-vacunas o para revistas sobre terapias alternativas. Todos sus alegatos fueron refutados fácilmente por la sociedad científica de Barcelona.
Decía Aristóteles que “el castigo del embustero es no ser creído aun cuando diga la verdad”. Para el mundo científico, estas dos damas ya han perdido toda credibilidad.
En Costa Rica se ha desatado una ola de mensajes cibernéticos y publicaciones en medios nacionales en contra de la vacunación contra el virus H1N1 mencionando una serie de argumentos que no tienen ninguna validez científica y que recuerdan la publicación engañosa del Dr. Wakefield asociando la vacunación contra sarampión, rubéola y paperas con el autismo, publicación en donde todos los autores, menos el Dr. Wakefield, recientemente retiraron su autoría, y la revista Lancet, luego de una revisión detallada, logró determinar las falsedades de esta publicación retractándose por ella.
La vacuna H1N1. Estos actos irresponsables, los de Wakefield y los de médicos que en Costa Rica han circulado falacias contra la vacuna H1N1, son irracionales con posibles consecuencias en ciudadanos que no se vacunen por creer estos argumentos que pueden conllevar hasta la muerte. De ahí la necesidad de que el ciudadano se instruya bien, siga las normas que la Organización Mundial de la
Salud y el Ministerio de Salud responsablemente han establecido en el país. Esa es la mejor forma de tomar una decisión científicamente sólida.
Otro cuento fresco fue la acusación de que el terremoto de Haití surgió como consecuencia de actividades navales experimentales de Estados Unidos en la región. Hemos rechazado siempre las maniobras belicistas e intervencionistas de los países poderosos, pero esta información no solo es surrealista sino ridícula. El paranoico líder venezolano, enarbolando la bandera anti-yanqui, ha alimentado a sus genuflexas agencias noticiosas con un presunto documento emanado de la octava flota rusa en el que acusan a los gringos de haber causado el violento sismo.
Al diablo. Al diablo con las placas tectónicas, el desplazamiento de los continentes o las fallas geográficas que abundan en nuestro planeta. La mejor explicación es que la potencia del norte posee una maquinita para generar movimientos telúricos donde le plazca. Lo que hay que oír. Estos dictadores populistas y sus escritores serviles han idiotizado a América Latina diciendo que la pobreza y el analfabetismo son culpa del imperio. Añadamos a la lista la génesis de cualquier catástrofe natural.
“Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos”. Abraham Lincoln.