AGENCIAS REGULADORAS Y POLÍTICAS
Políticas
América Latina
Chile Discusión por venta de medicamentos sin receta.
La Tercera, 28 de marzo de 2013
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Aprobar este proyecto introducirá espacios de competencia que beneficiarán a los consumidores, y sus posibles riesgos parecen perfectamente controlables.
El proyecto de ley que envió el Ejecutivo hace más de dos años para aprobar la venta de medicamentos que no requieren receta médica en establecimientos comerciales ha sufrido una serie de traspiés en el Congreso. A la fecha aún no resulta posible contar con esta legislación que pretende introducir importantes espacios de competencia en un segmento hoy reservado exclusivamente a las farmacias, lo que permitiría a los consumidores acceder a precios más competitivos y ampliar las posibilidades de cobertura en localidades donde no existen farmacias o éstas se encuentran alejados.
Desde que el proyecto se envió a tramitación en octubre de 2010, éste ha sido objeto de múltiples controversias, incluso por parte de partidos de la coalición oficialista, lo que llevó a que el Ejecutivo lo retirara de tramitación y anunciara el envío de una nueva iniciativa. Esto lo hizo mediante una serie de indicaciones incluidas en el proyecto sobre Ley de Fármacos, pero éstas fueron recientemente rechazadas por la Comisión de Salud de la Cámara. Si bien es razonable que los legisladores busquen proteger la salud de la población y que se asegure que los puntos de venta contarán con los resguardos adecuados para asegurar la calidad del producto, no parece razonable que estos aspectos, que son perfectamente fiscalizables, entraben la aprobación de esta ley.
Los beneficios del proyecto resultan evidentes. De contar con esta legislación, se permitirá que establecimientos como supermercados o almacenes de barrio puedan vender libremente en sus góndolas (estanterías) una serie de productos y medicamentos de venta directa, sin necesidad de que intervengan dependientes que puedan alterar o incidir en la decisión del consumidor. Ello, además, facilitaría a los consumidores el proceso de comparación entre distintos productos. Algunas voces han insistido en que la libre venta de medicamentos podría incentivar la automedicación, lo que representaría serios riesgos para la salud. Dicho riesgo en la práctica ya existe, pues las personas acceden libremente a éstos en farmacias, y no parece haber indicios de que tal riesgo se incremente de manera exagerada, sin perjuicio que puede resultar valioso que la autoridad realice campañas públicas para fomentar el uso responsable de medicamentos en la población.
También se ha planteado que esta normativa podría llevar a que las farmacias deban subir el precio del resto de los medicamentos, al perder parte de un negocio que hoy representa un volumen importante de sus ventas totales. Si bien esta evidencia es controversial, lo razonable es avanzar hacia un escenario donde los precios sean el reflejo de mercados abiertos y competitivos, cuyos beneficios a la larga compensarán los posibles encarecimientos que inicialmente podría traer un cambio en el mercado de medicamentos.
La discusión que se abre en torno a esta legislación puede ser propicia para analizar de manera más global el mercado de los medicamentos en el país. Se trata de una discusión pendiente y de largo alcance, pero que no debería servir de excusa para no avanzar con medidas prácticas y eficientes como permitir mayor competencia en la venta de ciertos medicamentos. Persistir en el retraso de esta norma perjudica el bienestar de la ciudadanía.