Precauciones
Antidepresivos. Un estudio documenta riesgos para los adolescentes cuyas madres consumieron ciertos antidepresivos (Study finds risks for teens of mothers who took certain antidepressants)
Andrea Petersen
The Wall Street Journal, 4 de abril de 2016
Traducido por Salud y Fármacos
Un estudio de casi 65.000 mujeres encuentra un vínculo entre el consumo de ciertos antidepresivos durante el embarazo y la depresión en adolescentes.
Los adolescentes cuyas madres tomaron ciertos antidepresivos durante el embarazo tienen cuatro veces más probabilidades de deprimirse a los 15 años, en comparación con aquellos cuyas madres tenían trastornos psiquiátricos pero no tomaron medicamentos durante el embarazo, según un estudio reciente con una muestra grande.
El estudio, publicado en la Revista de la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente, no encontró ninguna relación entre el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (como el Prozac y Zoloft) durante el embarazo y el desarrollo del autismo, el trastorno por déficit da atención (TDAH) o ansiedad en los niños.
Los nuevos datos que involucran a casi 65.000 mujeres podrían determinar si se debe continuar la medicación durante el embarazo y todavía más en las mujeres con trastornos por depresión y ansiedad. Este estudio es uno de los muy pocos que han dado seguimiento a los niños durante mucho tiempo. La mayoría de las investigaciones anteriores concluyeron cuando los niños cumplían 6 años de edad o menos. Y es el primer estudio que relaciona la exposición a ISRS en el útero con un riesgo posterior de depresión.
Los resultados “son un poco preocupantes”, dice Heli Malm, obstetra en el Hospital de la Universidad de Helsinki y autora principal del estudio. Además, ella observa que los niños de mayor edad incluidos en el estudio acaban de entrar las edades en que suelen surgir los trastornos del humor, por lo que las cifras de casos de depresión podrían aumentar, pero advierte que los resultados son preliminares.
De hecho, la investigación sobre los efectos a largo plazo en niños expuestos a los ISRS en el útero es decididamente mixta. Algunos estudios han encontrado un mayor riesgo de autismo y TDAH. Otros no han encontrado ninguna asociación. Algunos estudios han reportado una mayor tasa de problemas de lenguaje y problemas de conducta y motores en los niños cuyas madres tomaron ISRS durante el embarazo. Otros no han encontrado relación.
El riesgo de trastornos de ansiedad y depresión es en parte genético, lo que significa que algunos niños podrían estar predispuestos a la depresión o la ansiedad, independientemente de si sus madres tomaron medicación durante su embarazo.
La investigación ha encontrado que muchos de estos mismos problemas también están relacionados con las enfermedades psiquiátricas de las madres durante el embarazo. Algunos estudios han demostrado que la depresión durante el embarazo aumenta el riesgo de autismo, y altos niveles de ansiedad durante el embarazo se han relacionado con síntomas de ADHD en niños. Por lo tanto, puede ser difícil separar los efectos de la enfermedad y los de la medicación. La depresión durante el embarazo también está vinculada a problemas, como el parto prematuro y bajo peso al nacer.
“El problema de la depresión [en los niños] es sin duda importante y merece atención”, dice Marlene P. Freeman, directora asociada del Programa de Psiquiatría Perinatal y Reproductiva en el Hospital General de Massachusetts. Ella no participó en el estudio.
La Dra. Freeman señala que el estudio no incluyó información sobre si las madres que tomaron ISRS también estaban deprimidas durante la infancia de sus hijos. Las mujeres que tomaron ISRS durante el embarazo podrían haber tenido más depresión crónica. “Una de las mayores causas de la depresión infantil es la depresión materna. Hubo mucho tiempo durante el cual estos niños podrían estar expuestos a la depresión de sus madres “, dice ella.
El estudio utilizó datos de un registro nacional de Finlandia. Casi 16.000 mujeres y sus hijos estaban en el grupo de los ISRS. Otras 10.000 estaban en un segundo grupo de mujeres, estas tuvieron un trastorno psiquiátrico durante el embarazo, pero no tomaron ISRS. Un tercer grupo de casi 8.000 mujeres habían tomado recientemente ISRS pero los interrumpieron antes del embarazo. En el grupo control había más de 31.000 mujeres que no experimentaron trastornos psiquiátricos y no utilizaron ISRS durante el embarazo.
Entre los niños expuestos a los ISRS en el útero, el 8,2% tenía depresión cuando tenían casi 15 años. Sólo el 1,9% de aquellos cuyas madres tuvieron un trastorno psiquiátrico durante el embarazo pero no tomaron ISRS pasó a desarrollar depresión.
El estudio intentó controlar el nivel de severidad de las enfermedades psiquiátricas de las madres al incorporar si habían tenido comportamiento suicida y excluir a las mujeres que estaban tomando múltiples medicamentos para los trastornos psiquiátricos. Los diagnósticos de depresión de los niños se obtuvieron de los informes de atención hospitalaria en todos los hospitales y servicios de consulta externa de los hospitales públicos en Finlandia.
La idea del estudio surgió del trabajo que los investigadores de la Universidad de Columbia habían hecho en roedores. Los ratones que recibieron Prozac durante la primera o segunda semana de vida, mostraron un comportamiento ansioso y deprimido cuando se convirtieron en adultos. (Las primeras semanas de la vida de un ratón son más o menos equivalentes al segundo y tercer trimestre in útero para los bebés humanos.)
Por ejemplo, los ratones normales huyen cuando se aplican estimulos leves en sus pies. Sin embargo, los ratones expuestos al Prozac se movieron muy lentamente o no se escaparon en absoluto cuando los estimularon para que lo hicieran. Los ratones “parecen ser perfectamente normales hasta que alcanzan lo que para el ratón equivaldría a la adolescencia”, dice Jay A. Gingrich, profesor de psiquiatría en la Universidad del Centro Medico de Columbia, que dirigió la investigación en roedores y es co-autor del nuevo estudio de ISRS.
La exposición infantil llevó a que las neuronas del cortex prefrontal que responden a la serotonina respondieran lentamente. El cortex prefrontal es la parte del cerebro relacionada con la memoria y la regulación de las emociones, y se desarrolla rápidamente en la adolescencia.
Lo más inquietante para el Dr. Gingrich fue que la administración de antidepresivos a los ratones adultos no revirtió su comportamiento ansioso o deprimido. “Eso es lo que me mantiene despierto en la noche”, dice.
Los ISRS bloquean la reabsorción de serotonina, un neurotransmisor del cerebro, por las células nerviosas. El resultado es que hay más serotonina en las sinapsis. Esa acción se cree que aumenta el estado de ánimo de los adultos con depresión. En animales expuestos a los ISRS durante este primer período sensible, el sistema de la serotonina se embota más adelante. En ratones, las dosis más altas y la exposición durante el equivalente al segundo y tercer trimestre tuvo los efectos más graves en el comportamiento.
El Dr. Gingrich está explorando si otros antidepresivos que no afectan la serotonina pueden dar lugar a los mismos problemas.
La exposición a ISRS, particularmente al Prozac y Paxil, se ha asociado con un pequeño aumento del riesgo de defectos cardíacos y un trastorno pulmonar grave en los recién nacidos, la hipertensión pulmonar. Además, hasta un 30% de los bebés desarrollará el llamado síndrome de abstinencia neonatal o adaptación. Los recién nacidos pueden temblar, tener problemas para dormir y comer y también pueden tener un llanto agudo distintivo. Pero esto generalmente se resuelve en un par de días.
Los trastornos de depresión y ansiedad son comunes en las mujeres embarazadas. Alrededor del 10% de las mujeres embarazadas en EE UU reciben recetas de ISRS. Los estudios han demostrado que alrededor de dos tercios de las mujeres con antecedentes de depresión mayor que dejan sus medicamentos durante el embarazo recaen.
“Si tiene que tomar medicamentos, es importante tomar la medicación para que el feto no sufra los efectos de la depresión no tratada”, dice Nada Stotland, profesora de psiquiatría en el Rush Medical College en Chicago y ex presidenta de la Socieda Americana de Psiquiatria. Ella no participó en el estudio reciente. “El peligro de un estudio como este es hacer que la gente se sienta más en conflicto o culpables porque estaban deprimidos. Es igual que si hubieran tenido asma o una enfermedad cardiaca y hubieran tenido que tomar la medicación”.
Los médicos dicen que más mujeres con trastornos de depresión y ansiedad deben tener acceso a tratamientos psicológicos, como la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal. Estas a menudo pueden ser tan eficaces como los medicamentos y no acarrean ninguno de los peores posibles efectos secundarios de los ISRS.