Ensayos clínicos
Gestión y Metodología de los ensayos clínicos
Los ratones machos mandan en los laboratorios
Lucas Viano
La Voz, 23 de septiembre de 2016
http://www.lavoz.com.ar/ciencia/los-ratones-macho-mandan-en-los-laboratorios
Los ratones y las ratas macho mandan en los laboratorios científicos. Este sesgo sexual en los experimentos puede estar afectando la efectividad de los nuevos fármacos y tratamientos que luego llegan a las mujeres, en particular los vinculados al dolor y a la analgesia.
La señal de alarma la encendió hace unos días Jeffrey Mogil, investigador especialista en genética del dolor que trabaja en la Universidad McGill (Canadá) y que publicó un artículo de opinión en la revista científica Nature.
En 2014, los Institutos Nacionales de Salud (el organismo público que financia más estudios científicos en Estados Unidos) requirieron a los investigadores que consideraran la variable sexual en sus estudios preclínicos.
Mogil demostró que no se está siguiendo esta recomendación. “De los 71 trabajos publicados en la revista científica Pain y que usaron roedores, 56 utilizaron ejemplares macho únicamente, seis investigaron con animales hembra y otros seis no aclararon el sexo de los roedores utilizados”, señala Mogil en el artículo.
“Es de suma necesidad que los estudios sobre la eficacia de los medicamentos sean testados en individuos de ambos sexos. Sólo en el área de las neurociencias existe numerosa evidencia de las diferencias sexuales en muchísimos parámetros fisiológicos, morfológicos y bioquímicos”, señala Franco Mir, neurobiólogo integrante de la Cátedra de Fisiología Animal de la Universidad Nacional de Córdoba.
En Argentina, no existe ningún lineamiento sobre incluir individuos de ambos sexos en los estudios biomédicos. “Pero como todos publicamos en revistas científicas del exterior, la comunidad científica argentina trata de seguir lineamientos internacionales para asegurar competitividad y posibilidades de publicación de sus trabajos”, aclara Mir.
En su artículo, Mogil detalla que las mujeres son más sensibles y menos tolerantes al dolor que los hombres. “Sin embargo, lo más importante son las diferencias sexuales cualitativas en el procesamiento del dolor. Los roedores hembra y macho procesan el dolor en la médula espinal con diferentes células del sistema inmune: células microgliales, en roedores macho, y las células T, en las hembras”, apunta.
Las razones
Mir expone varias razones sobre por qué los científicos se inclinan sólo a usar animales machos. “Los investigadores piensan que las diferencias sexuales en la variable que desean medir serán insignificantes para prestar atención”, apunta.
Y agrega: “A su vez, las hembras presentan ciclos hormonales que pueden modificar profundamente ciertas respuestas biológicas. Explicitar y evaluar cada respuesta en las distintas etapas del ciclo sexual de las hembras reviste mayor trabajo y asignación de recursos económicos y humanos”.
Pero Mogil explica que los machos también tienen problemas. “Los machos tienen su propia fuente de variabilidad: jerarquías de dominio de la jaula. Los roedores macho luchan entre sí por jerarquía y los experimentos pueden verse afectados si el animal es dominante o sumiso, y por cuánto tiempo hace que se produjo la agresión”, señala.
En tanto, Mir agrega otro posible argumento: “Muchos investigadores asumen que en ciertos sistemas experimentales no es necesario incluir ambos sexos, por ejemplo, si trabajan con células y no con animales enteros.
Sin embargo, existen muchísimas diferencias sexuales incluso a nivel celular”.
Para Mir, quizás no sea necesario realizar todos los experimentos en individuos de ambos sexos, sino sólo algunos puntuales que lleven a clarificar la existencia de diferencias sexuales.
“La mayoría de los pacientes con dolor son mujeres. Los científicos estamos fallando en nuestros deberes si llevamos a cabo investigaciones utilizando sólo los roedores macho y produciendo resultados que podrían servir sólo a los hombres”, advierte Mogil.