Utilización
Los argentinos compran unas 70 millones de cajas de analgésicos al año
diariohoy.net, 8 de agosto de 2016
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“El dolor es la causa más frecuente de consulta al médico”, dijo Baistrocchi, quien explicó que para atacarlo se usan “fármacos que actúan a nivel del sistema nervioso central y otros que actúan a nivel de los nervios periféricos”.
El especialista señaló que los analgésicos más potentes que se conocen son los hipnoanalgésicos, que son “básicamente los opiáceos como morfina, codeína o nalbufina y provocan un profundo efecto de sedación en el sistema nervioso central que hace que el paciente olvide por completo el dolor pero no actúan sobre las causas y son muy adictivos”.
“Otros analgésicos potentes como la pregabalina retardan la despolarización de las neuronas que generan dolor, por lo que usados en bajas dosis ayudan a controlar dolencias de tipo neuropático, como las producidas por algunas hernias de disco, por ejemplo”, continuó.
Para las dolencias leves o moderadas como dolores de cabeza, muelas, articulaciones, secuelas de operaciones, dolores menstruales o esguinces, “se usan generalmente antiinflamatorios no esteroides (Aines) como el diclofenac, que también quita el dolor pero no actúa directamente sobre sus causas”, agregó.
“A diferencia de ese último, el ibuprofeno no es el más potente antiinflamatorio ni el más potente analgésico pero tiene ambos efectos, porque desinflama y a la vez inhibe el proceso enzimático que causa el dolor”, señaló y añadió que el paracetamol, otro de los conocidos Aines, “tiene un importante efecto a nivel del sistema nervioso central, menos potente que el de los opiáceos pero sin las complicaciones que generan”.
Baistrocchi comentó además que según estudios recientes “siete de cada diez ciudadanos argentinos consideran que su salud es buena, mientras que cinco de cada diez refieren haber tomado fármacos en los últimos días y más de la mitad se automedica”.
“Aunque un 90,5 por ciento de los argentinos afirma que siempre toma antibióticos con receta médica, varios estudios realizados en el país demostraron que alrededor del 25 por ciento de los envases de antibióticos anuales que se consumen se deben a la automedicación, y algo similar ocurre con los analgésicos”, subrayó.
El especialista refirió que desde 2004 la venta de analgésicos subió un 23 por ciento y que según estimaciones su consumo por automedicación supone la misma cantidad que los pautados en una consulta médica.
“El uso de los medicamentos de venta libre no es negativo, sino que supondría la implicación de los ciudadanos en su autocuidado o en el de su familia ante enfermedades comunes y banales que no requieren la valoración de un médico. El problema es que por lo general la gente se automedica con aquellas drogas que precisan receta”, explicó.
Y continuó: “La labor que los profesionales sanitarios tenemos por delante en educación a nuestros pacientes es muy amplia.
Debemos ser estrictos en el tema y cuando en las consultas nos comentan que se usó un medicamento que hubiera requerido receta se le debe informar los riesgos que corre, para que pueda automedicarse responsablemente la próxima vez”.
Con respecto a la responsabilidad de las farmacias, que venden sin receta medicamentos que sí la requieren, el especialista consideró que “se debería llamar la atención de las autoridades sanitarias”.
“Los médicos deberíamos denunciar ante las autoridades a las farmacias que incumplen la norma de expender medicamentos que necesitan receta médica sin el documento correspondiente y se deberían adoptar sanciones lo suficientemente importantes para que la transgresión de dichas normas no resulte económicamente rentable”, afirmó.
Pero si con el dolor se convive, ¿cuándo es momento de consultar al médico?
“Como médico debería decir que siempre, porque un dolor en el pecho puede ser una simple molestia en la unión del esternón con la costilla o un infarto”, aconsejó y detalló que hay dolores que generan pérdidas millonarias por ausentismo laboral por no tratarse adecuadamente.
“En los Estados Unidos se estima que el dolor de cabeza por sí solo es causa de 17.000 millones de dólares anuales de pérdidas por ausentismo laboral, mientras que un 80 por ciento de la población adulta padece dolores lumbares, por ejemplo”, graficó.