Investigaciones
El CEO de Allergan aparenta ser inteligente al prometer controlar los precios de los medicamentos. ¿Servirá para algo?
Ed Silverman
Statnews, 13 de septiembre de 2016
https://www.statnews.com/2016/09/13/drug-price-allergan/
Traducido por Salud y Fármacos
¿Cuánto crédito debemos darle a Brent Saunders por intentar controlar los precios de los medicamentos [1]?
El director ejecutivo de Allergan emitió la semana pasada un manifiesto en el que se comprometió a evitar que se “dispararan los precios” como parte de un “contrato social” con el público. Y prometió que su compañía, que es famosa por vender Botox, limitará los aumentos anuales a porcentajes de un dígito, aunque reconoció que puede haber excepciones [2]. Su inesperada propuesta se produjo en medio de críticas acervadas por el nuevo precio de EpiPen, que provocó una nueva ola de protestas contra la industria farmacéutica por el alto costo de sus medicamentos en todo el país [3].
“Entiendo el clamor público y añado mi voz a la condena de estos comportamientos”, declaró Saunders. Sin embargo, ningún otro director ejecutivo de una farmacéutica ha querido ni mencionar el problema.
En cambio, los ejecutivos de la industria se pasaron el año pasado apuntando a unos cuantos ejecutivos, que consideran son las ovejas negras del gremio por haber ordenado cambios gigantescos de precios -como Martin Shkreli- que según ellos no representa al resto del sector farmacéutico [4]. Y han defendido sus precios con explicaciones poco convincentes, haciendo referencia a los altos costos de investigación y desarrollo y la necesidad de apoyar la “innovación” [5].
Pero nada de esto ha desactivado la indignación pública. Y ahora, la amenaza de la legislación o la regulación se ciernen más cerca que nunca [6].
Esta es la razón por la que Saunders parece inteligente.
Desde 1993, ningún director ejecutivo de una gran empresa farmacéutica ha intentado ser el primero y neutralizar la indignación por los incrementos de precio. Fue entonces cuando el ex director ejecutivo de Merck, Roy Vagelos, prometió limitar las subidas de precios de los medicamentos a no más de uno por ciento por encima de la tasa de inflación.
Pero ese intento eventualmente fracasó, y este último esfuerzo es probable que también fracase. En términos de relaciones públicas, puede ser bueno imitar a Saunders, pero es poco probable que los que dirigen esas otras compañías farmacéuticas hagan nada que limite su capacidad de aumentar sus ingresos. Al fin y al cabo, tienen que conseguir sus objetivos financieros.
Da lo mismo, Saunders ya ha logrado algo.
Por lo menos demostró que la industria farmacéutica no es necesariamente monolítica, y algunos ejecutivos divergen de la línea partidista. Al hacerlo, Saunders parece estar señalando a los legisladores que pueden trabajar con algunas compañías en lugar de lanzar nuevas leyes que afecten a toda la industria.
“Parece que está tratando de evitar una catástrofe política”, dice Alan Sager, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston. “En eso hay un poco de interés propio inteligente”.
Pero antes de que alguien corone a Saunders como campeón de los consumidores, veamos su historial. Porque Allergan tiene su propia historia dudosa cuando se trata de precios de los medicamentos.
Desde 2013, Allergan ha subido los precios de aproximadamente la mitad de sus 15 principales productos más de una vez al año, señala Umer Raffat, analista de Evercore ISI. El año pasado, la compañía aumentó los precios más del 10% a tres cuartas partes de esos productos. Y tanto en 2014 como en 2015, el alza media de los precios de los principales productos fue del 17%.
Los productos más vendidos de la compañía incluyen Botox, que es mejor conocido por suavizar las arrugas, pero también se usa para tratar espasmos musculares, vejiga hiperactiva y migrañas. Otros productos de grandes ventas: gotas de Restasis para los ojos secos y la píldora Namenda XR para el Alzheimer.
Saunders también intento explicar, post facto, un episodio embarazoso que ocurrió hace dos años cuando su compañía sacó del mercado una versión más antigua de Namenda para que los pacientes tuvieran que comprar una versión más nueva y más costosa antes de que saliera al mercado la competencia genérica.
El fiscal general de Nueva York presentó una demanda antimonopolio acusando al fabricante de abusar y manipular a los pacientes vulnerables de Alzheimer. Saunders finalmente perdió el juicio y se vio obligado a mantener a la antigua Namenda en el mercado.
Y a través de una serie de fusiones, Allergan ahora está domiciliada en Irlanda, lo que significa que la compañía disfruta de una tasa de impuestos mucho más baja [7]. Esto podría ayudar a pagar los US$21.6 millones en compensación que Saunders recibió el año pasado, y quizás mitigar los efectos de la caída de los precios.
En cualquier caso, Saunders sostiene que quiere volver a controlar los precios como en el pasado.
Prometió fijar precios que reflejen el valor del medicamento, evitar aumentos “importantes” de precios cuando los fármacos se acercan a la fecha de expiración de la patente (a menos que la medicina se haya vuelto súbitamente más costosa de fabricar) y ofrecer una revisión anual de precios.
Todo lo cual suena útil e incluso admirable.
“El sistema de fijación de precios de los medicamentos es muy complicado. La mayoría de las personas no entienden cómo se establece”, dice Adam Fein, que estudia la cadena de suministro farmacéutico. “Por lo menos, Saunders puede provocar que empiece un diálogo.”
La verdadera pregunta, entonces, es si se trata de hablar – o promover un cambio real.
Referencias