Políticas
Los precios en EE UU y Canadá
¿Por qué son tan caros nuestros medicamentos? (Why our drugs cost so much)
Sam Kaplan
AARP Bulletin, mayo de 2017
Traducido y resumido por Salud y Fármacos
Los precios de los medicamentos en EE UU están entre los más altos del mundo. Durante su campaña presidencial, el presidente dijo que las compañías farmacéuticas están “matando a la gente y no se las castiga”. ¿Será cierto? ¿O es que estas compañías se aprovechan de un sistema que permite que alguien se beneficie excesivamente a expensas de la sociedad?
Durante la última década ha ido aumentando la ansiedad, confusión y la ira por los precios de los medicamentos. Pero a pesar de que el coro de críticas se endurece, el precio de los medicamentos en EE UU sigue subiendo rápidamente.
Considere por ejemplo Repatha, un medicamento nuevo para bajar el colesterol, cuesta US$14.000 al año, o casi US$1,200 por inyección mensual. Aunque el seguro cubra parte del costo, los pacientes tienen que pagar unos US$4.650 anuales. Bavencio, un anticancerígeno que se aprobó en marzo cuesta US$156.000 al año. El medicamento para la distrofia muscular US$300.000; Tecentric, un tratamiento para el cáncer de vesícula US$12.500 al mes o US$150.00 al año. Incluso los medicamentos que llevan tiempo en el mercado han aumentado considerablemente de precio. El precio de la insulina se triplicó entre 2002 y 2013, sin que hubiera cambios significativos en el proceso de fabricación. Desde 2007, el precio de Epipen, un producto para la alergia se ha quintuplicado. El clamor de los consumidores al constatar que un paquete con dos plumas inyectables costaba US$609 logró que se acelerara la aprobación de una versión genérica.
¿Por qué cuestan tanto?
Porque no hay quien se lo impida, dije Leigh-Purvis de AARP. Otros países negocian los precios, EE UU deja que las compañías hagan lo que quieran.
Cuando hay mucha demanda los precios suben, y esto es lo que pasa con muchos medicamentos de venta con receta. Decenas de millones de americanos padecen problemas de salud que se pueden tratar con medicamentos de venta con receta.
El precio de los medicamentos nuevos está totalmente controlado por las compañías farmacéuticas, pues tienen los derechos de patente, y operan como monopolios.
El elevado costo de los medicamentos se traduce en elevadas primas de seguros de salud, deducibles y copagos; y también en mayores impuestos en los programas de salud financiados por impuestos como Medicaid (para los discapacitados y pobres) y Medicare (para los de 65 años y mayores).
Un mercado distorsionado
Si usted necesitara un nuevo televisor, investigaría, se daría una vuelta y elegiría el mejor modelo al precio que pudiera pagar. Eso crea una competencia que hace que bajen los precios. El mercado de medicamentos recetados no funciona de esa manera. Por ejemplo, usted no elige el producto – su proveedor de atención médica lo hace. Y los médicos y las enfermeras a menudo lo hacen sin saber mucho: Hay poca información disponible para comparar un fármaco con otro. La FDA no requiere que las compañías farmacéuticas demuestren que sus nuevos productos son mejores que los productos existentes. Así que muchos médicos escriben recetas para los medicamentos con los que están más familiarizados – y esa información a menudo viene de los propios fabricantes. Las compañías farmacéuticas gastan US$24.000 millones al año en marketing dirigido a los profesionales de la salud.
Amy Shroads
Entre otros factores que sesgan el mercado de medicamentos se incluyen:
Ley de Patentes. Las compañías farmacéuticas han sabido diseñar estrategias para extender el monopolio de las patentes más allá de la expiración de su patente original. Por ejemplo, pueden solicitar la aprobación de un “nuevo” producto que en realidad no es más que una ligera variación del original, como formulaciones de liberación prolongada, o mediante la creación de terapias que combinen dos fármacos existentes en una píldora. “Cuanto más tiempo una compañía farmacéutica pueda mantener su monopolio, más tiempo podrá seguir cobrando lo que quiera por su producto”, dice Purvis.
Límites en Medicare. Uno de los mayores compradores de medicamentos recetados, Medicare, por ley, no puede negociar los precios con las farmacéuticas. Cuando el Congreso estaba debatiendo la ley que creó la Parte D del programa Medicare (que entró en vigor en 2006), los grupos de presión de la industria farmacéutica convencieron a los legisladores de que otorgar el poder de negociación a Medicare equivaldría a controlar los precios.
Compare Medicare con la Administración de Salud para Veteranos (VHA), la sección del Departamento de Asuntos de Veteranos que maneja la atención médica. La VHA tiene la capacidad de negociar los precios de los medicamentos. Como resultado, paga un 80% menos por los medicamentos de marca de lo que se paga a través de la Parte D de Medicare, según un informe de 2015 de la Universidad Carleton en Ottawa, Ontario, y Public Citizen, un grupo de defensa del consumidor. La VHA obtiene poder para negociar lo que incluye en su formulario, es decir la lista de medicamentos recetados que está dispuesta a cubrir. Medicare y Medicaid, por el contrario, están obligados a cubrir casi todos los medicamentos aprobados por la FDA, independientemente de si existe un medicamento más barato de igual eficacia.
Múltiples intermediarios. Cuando usted recoge un medicamento en la farmacia, a menudo no sabe cuál es su precio real – pues se establece entre el fabricante y su aseguradora. Sólo paga el copago acordado. Hoy en día, las compañías de seguros raramente negocian los precios directamente con los fabricantes de medicamentos. En su lugar, la mayoría de las aseguradoras trabajan con administradores de beneficios de farmacia, que negocian reembolsos y descuentos en nombre de las compañías – a menudo a cambio de colocar un producto en posición preferente en su lista de medicamentos cubiertos. Estos administradores de beneficios de farmacia agregan otro actor a lo que ya es un sistema complejo.
La explicación de I + D
La industria farmacéutica ofrece varias respuestas cuando se la acusa de precios excesivamente altos. En primer lugar, señala que los medicamentos recetados representan sólo el 10% de los costos del cuidado de la salud del país; en comparación, la atención hospitalaria representa el 32% de los costos, según un informe de 2016 de Medicare.
También señala que un mercado abierto significa que ” en EE UU los pacientes pueden acceder a los tratamientos más innovadores mucho antes que en cualquier otro país”, dice Robert Zirkelbach, vicepresidente ejecutivo del grupo que defiende los intereses de la industria farmacéutica de EE UU -PhRMA. Por ejemplo, los datos de PhRMA muestran que los pacientes en Europa esperan un promedio de casi dos años más que los pacientes estadounidenses para acceder a medicamentos contra el cáncer.
Amy Shroads
Sin embargo, la principal defensa de la industria por los crecientes precios de los medicamentos es el alto costo asociado al desarrollo de fármacos.
Según un artículo publicado en el 2016 en el Journal of Health Economics, basado en la investigación del Centro Tufts para el Estudio de Desarrollo de Medicamentos (que obtiene una minoría de sus fondos operativos de la industria farmacéutica), las compañías farmacéuticas invierten más de 10 años y hasta US$2.600 millones en sacar un medicamento al mercado. De esa cantidad, US$1.400 millones son costos reales – sueldos, laboratorios, gastos en ensayos clínicos y de fabricación. Los $1.200 millones restantes son “costos de capital”: lo que la empresa sacrifica al invertir tiempo y dinero en un medicamento no probado. Algunos expertos disputan estos números, diciendo que exageran los costos reales.
Sin embargo, incluso después de explicar sus inversiones en investigación, las compañías farmacéuticas se encuentran entre las empresas más rentables de EE UU. Un análisis de la empresa de investigación Global Data reveló que 9 de cada 10 grandes compañías farmacéuticas gastan más en marketing que en investigación. La mayoría de ellas también tienen grandes presupuestos para cabildeo, para asegurar que las leyes sigan favoreciéndolos. El Centro de Política Responsable dice que en 2016 había 804 cabilderos de la industria farmacéutica.
Además, algunas compañías farmacéuticas están dejando de hacer todas sus investigaciones internamente y en su lugar están comprando compañías más pequeñas con productos prometedores. Alrededor del 70% de las ventas de la industria proceden de medicamentos producidos en pequeñas empresas, frente al 30% en 1990, según una encuesta del Boston Consulting Group.
Además, las compañías farmacéuticas se centran cada vez más en los productos que pueden generar los mayores beneficios. Ahora, la mayoría de los fármacos aprobados por la FDA son medicamentos especiales caros. Muchas compañías farmacéuticas también están desarrollando “medicamentos huérfanos” – medicamentos destinados a enfermedades que afligen a menos de 200.000 personas. Estos medicamentos cuestan en promedio unos US$140,000 al año. La clave: muchos medicamentos huérfanos eventualmente reciben aprobaciones adicionales como tratamientos para otras afecciones, aumentando drásticamente su mercado.
El gobierno apoya el desarrollo de fármacos huérfanos con incentivos fiscales y otros incentivos. En 2016, la industria farmacéutica obtuvo US$1.760 millones en créditos de impuestos para medicamentos huérfanos.
Mientras tanto, sólo cinco de las 50 principales compañías farmacéuticas están invirtiendo en investigar los antibióticos que tanto se necesitan, en gran parte porque estos medicamentos no son lucrativos, informó el Boletín AARP en noviembre de 2016. “En la mayoría de los casos, la gente sólo necesita tomar un antibiótico durante un par de semanas para deshacerse de una infección. Compare eso con los medicamentos para las enfermedades crónicas – que la gente continúa tomando todos los días durante años – y podrá entender por qué las farmacéuticas no están particularmente interesadas”, dice Erik Gordon, profesor de la Universidad de Michigan, Escuela de Negocios Ross.
Nada de esto es ilegal: como corporaciones que cotizan en bolsa, las empresas farmacéuticas se centran en sus beneficios. “Los ejecutivos farmacéuticos dicen que tienen que ser más agresivos para satisfacer a Wall Street”, dice John Rother, director ejecutivo de la Campaña de Precios Rx Sustentables.
Pero hay evidencia de que las compañías farmacéuticas responderían si se las presionara a bajar los precios. Un ejemplo son los programas de asistencia al paciente. Kristin Agar, una trabajadora social de 65 años de edad que reside en Little Rock, Arkansas, fue diagnosticada con lupus en 2009. Su médico le recetó Benlysta, la única medicación específicamente aprobada para el lupus. Su aseguradora pagaría el 80%, alrededor de US$2,500 por infusión, pero Agar tuvo que pagar los US$450 restantes por dosis.
“No podía permitirme eso”, dice la profesional autónoma. Pero cuando solicitó ayuda, le dijeron que ganaba demasiado dinero. “Eso me enfureció”, dice. Agar apeló la decisión – y la farmacéutica cubrió su copago durante dos años.
Pero se está llegando al consenso de que hay que hacer algo. “La gente está preocupada por los precios de los medicamentos; aumenta el número de gente que tienn que elegir entre pagar sus medicamentos o la comida o el alquiler “, dice Purvis de AARP. “La tendencia que estamos observando es simplemente insostenible”.