Industria, Mercado y Fusiones
Informe: cuando se trata del negocio de los medicamentos oncológicos, un grupo de proteínas está consiguiendo miles de millones (When it comes to cancer drug deals, one hot protein family is raking in billions: report)
Arlene Weintraub
Fierce Pharma, 21 de agosto de 2019
https://www.fiercepharma.com/pharma/when-it-comes-to-cancer-drug-deals-one-hot-protein-family-raking-billions-report
Traducido y resumido por Salud y Fármacos
Los medicamentos contra el cáncer han impulsado algunos de los mayores negocios de biofarmacia en la última década, y eso es cierto en dos de las transacciones más importantes de este año: la compra que ha hecho Eli Lilly de Loxo Oncology por la que ha pagado US$8.000 millones y la adquisición que ha hecho Pfizer de Array BioPharma por US$11.400 millones.
Pero la información que tenemos de esas fusiones nos habla de una tendencia más grande en las fusiones y adquisiciones, una que según un nuevo análisis de SVB Leerink ha generado casi US$100.000 millones en negocios desde 2010. Los analistas descubrieron que casi el 40% del valor total de los acuerdos farmacéuticos completados en ese período se centró en medicamentos que inhiben las quinasas, que son proteínas que participan en la señalización celular y pueden producir cáncer.
Con la compra de Loxo, Lilly adquirió Vitrakvi, un inhibidor de la quinasa NTRK, y Lilly tiene otros dos inhibidores de quinasa en investigación. Array ofrece a Pfizer Braftovi, un inhibidor de BRAF, y Mektovi, un bloqueador de MEK. Algunos han estimado que Vitrakvi tiene el potencial de generar US$1.000 millones en ventas, y los datos positivos sobre los tratamientos combinados de Braftovi y Mektovi también han generado grandes esperanzas para esos medicamentos.
Y la semana pasada se aprobaron dos nuevos inhibidores de la quinasa, Rozlytrek de Roche para el tratamiento del cáncer de pulmón y Inrebic para la mielofibrosis, que Bristol-Myers Squibb ha adquirido con la reciente compra de Celgene.
Con 23 nuevos inhibidores de la quinasa en ebsayos clínicos fase 3, esta clase de medicamentos de rápido crecimiento podría continuar promoviendo las compras y fusiones, sugiere SVB Leerink. Es probable que ese interés se vea impulsado por la creciente demanda de medicamentos, ya que los ingresos globales totales de las farmacéuticas se dispararon de US$33.000 millones el año pasado a US$50.000 millones o más para 2022, predijo SVB Leerink.
“La introducción de los inhibidores de la quinasa ha cambiado el acercamiento a las terapias de precisión, a menudo para ofrecer una ventana terapéutica más amplia, con mucha menos toxicidad que la quimioterapia convencional”, escribieron los analistas de SVB Leerink en el informe.
Gracias a que la FDA revisa las solicitudes de comercialización de medicamentos oncológicos rápidamente, los inhibidores de la quinasa están llegando al mercado, explica SVB Leerink. Alrededor del 35% de los que ya fueron aprobados se beneficiaron de un programa acelerado que reduce los plazos de revisión en dos meses. Un sorprendente 77% fueron evaluados bajo el programa de revisión prioritaria de la FDA, y algunos también obtuvieron designaciones de terapia innovadora. En total, el período de revisión para los inhibidores de quinasas ha sido de solo seis meses, en promedio.
Es más, los fabricantes de inhibidores de quinasas han tenido mucha libertad para fijar los precios, tanto que han podido aumentar los precios de lista cada año “en porcentajes de un dígito de menor a mayor”, dijo SVB Leerink. Eso es incluso cierto entre los subconjuntos altamente competitivos de clase, incluyendo los inhibidores EGFR y ALK. El precio de Tarceva de Roche, un inhibidor de HER1 / EGFR, por ejemplo, ha aumentado entre el 8% y el 14% al año desde 2014, y ahora se vende a US$8.451 por mes, el doble de su precio de lista inicial.
Pero la competencia es un gran riesgo, señaló SVB Leerink. Los inhibidores de CDK 4/6 recientemente desarrollados, Ibrance de Pfizer, Kisqali de Novartis y Verzenio de Lilly, tienen un precio y una etiqueta similares, escribieron los analistas. Pfizer hasta ahora lidera la clase por “la percepción de mayor tolerabilidad”, dijeron. Pero la compañía está luchando con su inhibidor de ALK Xalkori, agregaron, debido a la nueva competencia de Alecensa de Roche.
Y un riesgo que enfrentan todos los productores de quinasa es que los pacientes con frecuencia se vuelven resistentes a los medicamentos. “La resistencia adquirida se ha convertido en un tema y un desafío para el desarrollo de la terapia”, dijo SVB Leerink. De hecho, ha surgido una nueva clase de inhibidores de quinasas por esa misma razón, incluido el inhibidor de EGFR de tercera generación de AstraZeneca, Tagrisso. Ese medicamento ya ha superado la barrera de la superproducción, con US$1.400 millones en ventas solo en la primera mitad de este año, con un potencial de mucho mayor crecimiento, gracias a los resultados positivos recientemente publicados para el cáncer de pulmón.
Entonces, ¿qué quinasa es el objetivo más popular en este momento? Sería la tirosina quinasa (BTK) de Bruton, que se ha usado en varios tipos de cáncer, incluyendo en la leucemia linfocítica crónica y el linfoma de células de manto. Desde 2010, los inhibidores de BTK han conseguido cuatro transaciones por un valor total de US$27.000 millones, según SVB Leerink. Incluyen: AbbVie compró Pharmacyclics, AstraZeneca ha adquirido Acerta, y Lilly obtuvo un inhibidor de BTK en investigación con la adquisición de Loxo.
A medida que los científicos continúen aprendiendo el proceso de desarrollo del cáncer, el entorno innovador que ha creado el mercado de inhibidores de la quinasa se fortalecerá, predijo SVB Leerink. “Dada la cantidad de inversión en esta área, junto a un entorno regulatorio favorable, el renacimiento de la oncología de precisión continuará, especialmente a medida que las estrategias de combinación se materializan, una consecuencia de agentes altamente potentes y muy selectivos que al utilizar dosis más bajas minimizan la toxicidad por falta de precisión y por superposición”.