Los expertos en redes sociales lo hacen por la novedad, pero la FDA quiere saber si los avales pagados de personas influyentes afectan de alguna manera a quienes los ven.

Esta semana, la agencia propuso dos estudios para analizar cuatro tipos diferentes de personas influyentes que aparecen en la publicidad: celebridades, médicos, pacientes y personas influyentes en línea. En el primer estudio, los participantes verán anuncios impresos en los que aparecerá un médico, una celebridad y un paciente, en unos casos se revelará abiertamente que se les ha pagado para aparecer en la publicidad y en otros casos no se dirá nada.

El segundo estudio identificará a 698 seguidores de una persona influyente en Instagram, que tenga más de medio millón de seguidores, y les pedirá que vean la publicidad de un producto ficticio para la endometriosis, etiquetado o bien como anuncio pagado; o etiquetado indirectamente, como utilizando el hashtag común #sp para indicar que está patrocinado; o sin ningún tipo de etiqueta.

La intención de ambos estudios es analizar como “el apoyo de estas personas a las que se les ha pagado influye en lo que los participantes recuerdan, en sus percepciones de beneficios y riesgos, y en sus intenciones de comportamiento”.

El público ahora tiene hasta el 30 de marzo para presentar comentarios sobre el estudio propuesto “Posición del que Apoya un Producto e Información Explicita sobre su Pago en la Promoción Directa al Consumidor” (Endorser Status and Explicitness of Payment in Direct-to-Consumer Promotion). Un portavoz de la FDA dijo que “la recopilación de datos comenzará después de recibir la aprobación de la oficina de gestión y presupuesto (OMB), que no esperamos antes del otoño de 2020”.

De cualquier forma, hay quienes favorecen y critican la promoción de un medicamento por gente famosa, y sigue siendo una técnica popular, ya sea para establecer una conexión entre la persona famosa y una enferemedad o un medicamento específico, o simplemente para llamar la atención sobre la enfermedad o la marca.

Los avales farmacéuticos en línea no se han estudiado, en parte porque no ocurren con tanta frecuencia. Las regulaciones de las redes sociales que establecen la duración práctica o real de las publicaciones, especialmente en Instagram y Twitter, hacen que participen menos personas famosas. Y cuando lo hacen, la persona influyente tiende a hablar más para generar conciencia de una enfermedad que sobre los productos de marca.

Una notable excepción, que terminó con una carta de advertencia de la FDA, fue cuando se utilizó a la estrella Kim Kardashian para que respaldara el tratamiento de las náuseas matutinas con el medicamento Diclegis, de la empresa Duchesnay. Su publicación de Instagram en 2015 acarreó problemas para ella y para la compañía farmacéutica por omitir los riesgos asociados con el medicamento. La publicación solo incluía enlaces a un sitio web de Diclegis con información de seguridad en la parte inferior.