En 2015, las ventas mundiales de medicamentos alcanzaron los 719.000 millones de dólares, 20 compañías farmacéuticas generaron el 69%. Estas 20 compañías gastaron 95.000 millones de dólares en I + D, es decir, solo el 19% de sus ingresos por ventas. En 2017, las 18 principales compañías de EE UU dedicaron una parte significativa de sus beneficios (superior a su inversión en investigación) en recomprar sus propias acciones para aumentar su valor [1].
Sin embargo, las compañías farmacéuticas más importantes se autoconsideran “basadas en la investigación”. ¿Qué papel juega el sector público en el descubrimiento de los nuevos fármacos desarrollados y vendidos por las compañías?
Gran inversión pública en EE UU. Un equipo estadounidense calculó la contribución de la agencia de investigación médica de EE UU, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), a la investigación que subyace a las 210 nuevas entidades moleculares aprobadas por la FDA entre 2010 y 2016 [2]. De estos 210 fármacos, 197 se asocian a 151 dianas moleculares, mientras que 13 no tienen una diana conocida [2].
Estos investigadores recopilaron los artículos de investigación que se habían publicado sobre estos fármacos o sus dianas. En general, el 29% de los 2,1 millones de publicaciones que identificaron, habían recibido financiación de los NIH: el 17% de los artículos se referían a las sustancias y el 30% a las dianas [2].
Se identificó el monto de la financiación de los NIH para cada uno de los 210 fármacos y 151 dianas, lo que representa un total estimado de 115.000 millones de dólares [2].
Papel clave de la investigación pública en el descubrimiento de nuevos fármacos. Entre los 210 compuestos nuevos, 84 tenían un mecanismo nuevo o una diana molecular nueva (“el primero en su clase”). Los NIH contribuyeron con 64.000 millones de dólares a la investigación de estos 84 fármacos, con un cronograma que mostró claramente que la investigación sobre las dianas precedió a la investigación sobre los fármacos. En otras palabras, los NIH tenían un papel importante, si no crítico, en que estos fármacos se pudieran llegar a comercializar [2].
La contribución de los NIH promedió 839 millones de dólares por cada nueva entidad molecular, el 89% destinado a la investigación sobre la diana molecular y el 11% sobre el propio compuesto o sus derivados [2].
Según otros estudios citados por los autores, entre el 6% y el 10% de las patentes originales de los nuevos fármacos se obtuvieron a partir de investigaciones académicas o del sector público. Más de la mitad de todas las patentes de nuevos fármacos mencionan investigaciones anteriores financiadas con fondos públicos, y el 40% de los nuevos compuestos se sintetizaron o purificaron en universidades [2].
Las compañías farmacéuticas que afirman “basarse en la investigación”, en la práctica, dependen fuertemente de la investigación financiada por el sector público de Estados Unidos.
En 2018, el presupuesto de los NIH aumentó gracias a la acción conjunta de ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos, en contra de una promesa de la campaña de 2016 del Presidente de Estados Unidos [3, 4]. Los políticos estadounidenses responsables, incluso cuando favorecen una economía de mercado, demuestran no obstante su pragmatismo: contribuir a la investigación con dinero público es bueno para el desarrollo de las compañías farmacéuticas.
Referencias seleccionadas procedentes de la búsqueda bibliográfica de Prescrire