Resumen
Antecedentes. Cada año, a nivel mundial, se invierten miles de millones de dólares en la investigación y el desarrollo de productos para combatir las enfermedades infecciosas. Sin embargo, hay poco seguimiento sistemático a la investigación y el desarrollo que se hace a nivel global. Presentamos los resultados de una investigación sobre las inversiones en investigación de enfermedades infecciosas que han patrocinado los países de la G20 a lo largo de 18 años, que abarcan desde 2000 hasta 2017. Comparamos las cantidades invertidas para diferentes condiciones con la carga global de enfermedad para identificar posibles áreas con relativa falta de financiación.
Métodos. El estudio analizó las becas de investigación otorgadas entre 2000 y 2017 por las entidades públicas y filantrópicas de los países de la G20 para investigar enfermedades infecciosas. Se realizaron búsquedas en las bases de datos de investigación utilizando una variedad de palabras clave, y se extrajeron los datos de acceso abierto de los sitios web de los financiadores. Las becas se clasificaron según tipo de ciencia, especialidad y enfermedad o patógeno. Los datos recopilados incluyeron el título del estudio, el resumen, el monto de la beca, el financiador y el año. Utilizamos estadísticas descriptivas y el coeficiente de correlación de Spearman para investigar la asociación entre la inversión en investigación y la carga de morbilidad, utilizando los datos del estudio Global Burden of Disease 2017.
Hallazgos. La base de datos con todas las becas otorgadas entre 2000-17 incluyó a 94.074 protocolos de investigación en enfermedades infecciosas, con una inversión total de US$104.900 millones (rango anual de US$4.100 millones a US$8.400 millones) y el tamaño medio de cada beca de US$257.176 (IQR 62.562– 770.661). La investigación preclínica recibió US$61.100 millones (58,2%) repartidos en 70.337 (74,8%) becas; y la investigación en salud pública recibió US$29.500 millones (28,1%) repartidos en 19.197 (20,4%) becas.
El VIH / SIDA recibió US$42.000 millones (40,1%), la tuberculosis recibió US$7.000 millones (6,7%), la malaria recibió US$5.600 millones (5,3%) y la neumonía recibió US$3.500 millones (3,3%). El financiamiento para el virus del Ébola fue de US$1.200 millones, en el virus del Zika de US$300 millones, para la influenza se dieron US$4.400 millones y para el coronavirus US$500 millones. Generalmente había picos más altos poco después de un brote de alto perfil.
Entre 2000 y 2006 hubo un aumento generalizado de las inversiones anuales en la investigación de enfermedades infecciosas, y 2007 y 2017 fueron disminuyendo. Los financiadores con sede en EE UU proporcionaron US$81.600 millones (77,8%). Comparando el monto del financiamiento con los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) de 2017, el VIH / SIDA recibió la mayor inversión relativa (US$772 por AVAD), en comparación con la tuberculosis (US$156 por AVAD), la malaria (US$125 por AVAD) y la neumonía (US$ 33 por AVAD) ). La sífilis y la sarna recibieron la menor inversión relativa (ambas US$9 por AVAD). Observamos una correlación positiva débil (r = 0,30) entre la inversión y la carga de enfermedad de 2017.
Interpretación. La investigación en VIH recibió la mayor cantidad de inversión en relación con la carga de AVAD. La sarna y la sífilis recibieron la financiación más baja. Las inversiones en patógenos que representan una alta amenaza (por ejemplo, el virus del Ébola y el coronavirus) fueron a menudo reactivas y se produjeron después de los brotes. Encontramos poca evidencia de que el financiamiento responda de manera proactiva a la carga global o al riesgo de pandemia. Nuestros hallazgos muestran cómo se asignan las inversiones en investigación y cómo esto se relaciona con la carga de morbilidad y con las enfermedades con potencial pandémico.