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The Guardian recibió información de que un programa establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que las compañías farmacéuticas compartan de manera voluntaria los conocimientos, tratamientos y tecnologíasrelacionadas con la Covid-19 y se puedan distribuircon mayor amplitud, ocho meses después de su creación, no ha temido ningún impacto.
El Acceso Mancomunado a la Tecnología contra la Covid-19 (también conocido como banco de tecnologías C-TAP) se lanzó en mayo del año pasado para facilitar el compartir información protegida por patentes, incluyendo pruebas diagnósticas, tratamientos e información deensayos clínicos y, de esta manera, combatir el virus. Al compartir los tratamientos y la información los fabricantes cualificados de todo el mundo podrían producir equipos, medicamentos o vacunas de gran importancia sin temor aser acusados de infringir patentes.
El objetivo de C-TAP es disminuir los costos de producción, reducir la escasez mundial de medicamentos y tecnologías fundamentales y, según los partidarios de esta iniciativa, eventualmente, ponerle un fin a la pandemia cuanto antes.
En los últimos meses, hubo negociaciones, incluyendo en el Reino Unido, para convencer a las compañías farmacéuticas a comprometerse con la plataforma, pero un portavoz de la OMS confirmó a the Guardian que hasta enero no se ha compartido ni tecnología ni tratamientos.
Un vocero de la OMS afirmó que “el C-TAP es una iniciativa innovadora y tiene potencial a mediano y largo plazo, pero desde un principio fuimos conscientes de que se requeriría un mayor esfuerzo y más tiempo para unificar a los diferentes grupos de interés”.
Agregó, además, que se confiaba en que otras iniciativas de acceso global como Covax, un proyecto de distribución de vacunas, “aportarían resultados con mayor rapidez”.
Otra plataforma para compartir patentesrespaldada por la ONU, llamada banco de patentes o Medicines Patent Pool (MPP), el año pasado amplió su mandato para incluir tratamientos contra la Covid-19, pero hasta el momento tampoco ha negociado ningún acuerdo para acceder a medicamentos, información o tecnología para combatir la pandemia del coronavirus.
Charles Gore, el director ejecutivo de MPP, sostuvo que la falta de compromiso era un símbolo del gran fracaso en enfrentar la pandemia de manera global: “Por desgracia, hemos visto muy poco de ‘Hagamos esto todos juntos como un mundo unido’, y demasiado egoísmo individual.” Añadió que la industria farmacéutica estaba siguiendo el ejemplo de los gobiernos, quienes han buscado alcanzar sus propios acuerdos para acceder a las vacunas, tecnología y tratamientos en vez de priorizar la distribución global. “Estoimplica que a la industria no le queda otra opción que actuar de la misma manera. Si los países dicen que lo más importante es ‘Quiero que ahora llegues a un acuerdo conmigo’, las empresas no pueden contestar ‘Nos comunicaremos contigo más tarde, estamos intentando negociar el acceso global’”.
Thomas Cueni, director general de la Federación Internacional de Asociaciones y Fabricantes de Productos Farmacéuticos, un grupo de presión de la industria sostuvo que los derechos de patenteeran “el motor que ha impulsado investigaciones y desarrollos revolucionarios”, como la entrega en tiempo récordde muchas vacunas seguras contra la Covid-19. “Infringirderechos de propiedad intelectual no solucionará los desafíos de acceso que se puedan presentar”, Cueni declaró en un email.
Señaló varios ejemplos de compañías quefirmaron acuerdos específicos para mejorar el acceso global, como el acuerdo de licencia deAstraZeneca que permite al Instituto Serum de la India, uno de los fabricantes de vacunas de mayor envergadura en el mundo, producir miles de millones de dosis.
Moderna, otro fabricante de la vacuna accedió a no hacer valer su patentedurante la pandemia, aunque algunos defensores del derecho a la salud afirman que esta promesa no es muy valiosa a menos que también transfiera la tecnología que se utiliza para producir su vacuna ARNm, que es para lo que se diseñó el C-TAP.
Pero otros sostuvieron que este enfoque poco sistemático deacceso global había contribuido a períodos de escasezde tecnologías y tratamientos que podrían salvar vidas, lo que pospondría la distribución de vacunas hasta por lo menos 2023, según un análisis.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió el lunes que el mundo estaba al borde de un “fracaso moral catastrófico” en la distribución de vacunas, debido a que los países, en su mayoría ricos, acaparan muchos de los suministros de las vacunas que se producirán en 2021.
Ellen ‘t Hoen, activista y especialista en derecho de propiedad intelectual en salud, aseguró que los gobiernos más ricosdel mundo habían invertido miles de millones de dólares provenientes de los impuestos en el desarrollo de vacunas que en un futuro serían propiedad y estarían bajo el control de compañías y sus accionistas.
Según ‘t Hoen, “Las empresas recibieron miles de millones en fondos públicos y ahora están haciendo las mismas declaracionesque hemos oído durante los últimos 30 años… que la propiedad intelectual es la base de la innovación. Sin embargo, la base de la innovación para la Covid-19 ha sido el gran financiamiento público, que ahora se está privatizando mediante el sistema de propiedad privada…y esto es algo que el C-TAP podría haber evitado.”
El jueves, una coalición de grupos de salud pública y de beneficencia, como la People’s Vaccine Alliance, envió una carta a la OMS, expresando su preocupación con respecto al manejo del C-TAP y exigiendo que se clarificara públicamente la estrategia del programa, y se ofrecieran sesiones informativas sobre su avance y detalles de su respaldo económico actual.
India y Sudáfrica lideran una petición ante la Organización Mundial del Comercio para impedir que los países lleven a juicio a los que infrinjan las patentes de las vacunas, tratamientos e información relacionada con la Covid-19 durante la pandemia. Algunos países, como EE UU, Reino Unido y Australia se han opuesto citando la existencia de los proyectos para compartir patentescomo el C-TAP y el MPP para oponerse a renunciar a los derechos de patentes.
Gore dijo que compartir tecnología o tratamientos podría representar menos ganancias para las compañías, y que no era tan simple, pero que no hacerlo podría afectar su reputacióny cuando termine la pandemia: “… se juzgará a las empresas en base a su comportamiento. Las empresas no quieren enterarse de que actuaron mal todo este tiempo y de que los inversores digan ‘No queremos ni acercarnos’”.