El Drugs and Therapeutics Bulletin publicó el 20 de diciembre de 2021 [1] un cometario a un informe de 2018 que fue comisionado por el Secretario de Salud de Inglaterra que pretende centrar la prescripción de los medicamentos en las necesidades de los pacientes, frenando la sobreprescripción y promoviendo el uso adecuado de medicamentos en Inglaterra [2]. En su comentario el DTB menciona las siguientes aspectos:
El informe de 2018 se elaboró tras un amplio proceso de consulta en el que participaron médicos, pacientes y expertos.
La sobreprescripción se define en términos generales como la prescripción de medicamentos que el paciente no quiere o no necesita, o cuando los daños de la medicación superan los beneficios.
El informe indica, sin evidencia que lo respalde, que “es posible que en atención primaria al menos el 10% de las recetas no debieran haberse emitido”.
Hay más sobreprescripción en entornos más desfavorecidos o donde residen minorías étnicas.
Las causas de la sobreprescripción se clasifican en sistémicas y culturales. Entre los factores sistémicos se incluyen cuestiones prácticas como la falta de integración de las historias clínicas, la comunicación inadecuada entre los diferentes niveles de atención en salud, las limitaciones de las guías clínicas y la evidencia que las sustenta, los mecanismos para renovar las recetas, y la falta de énfasis en las intervenciones no farmacológicas. Además, de la influencia de la industria en los profesionales de la salud y en las asociaciones de pacientes.
Los factores culturales abordan asuntos como el desequilibrio de poder entre pacientes y clínicos, los retos de compartir conocimientos y preferencias, y la confianza tácita en la eficacia de los medicamentos.
El informe propone soluciones a la sobreprescripción que el Servicio Nacional de Salud ya está tratando de implementar, incluyendo la deprescripción, la toma de decisiones compartidas y el análisis de los datos para identificar áreas de mejora.
Sin embargo, el DTB señala que la sugerencia de incluir a la industria farmacéutica en la generación de “información y conocimientos que apoyen la deprescripción” parece ingenua, poco realista y fuera de lugar. Una recomendación más útil sería reducir la dependencia del NHS del patrocinio de la industria farmacéutica en todas sus formas.
Algunas de las soluciones ya se han incluido en el Plan a Largo Plazo del NHS de 2024, por ejemplo, la de contratar farmacéuticos que trabajen en las Redes de Atención Primaria, personalizar la atención, y reducir la prescripción de antimicrobianos, de los medicamentos que generan dependencia, de inhaladores de alto contenido en carbono y de los medicamentos de baja prioridad nacional.
Referencias