Resumimos un artículo que han escrito Christine Årdal et al [1] en el que describen cómo incrementando la transparencia en la cadena de suministros se podrían tomar medidas para minimizar o incluso evitar los desabastecimientos de medicamentos.
Durante una pandemia no solo el sistema de salud se ha visto sobrecargado, sino también la cadena de suministros de medicamentos. El desabastecimiento de medicamentos se ha exacerbado durante la pandemia por covid-19 y esto se podría haber impedido, al menos parcialmente, incrementando la transparencia en una cadena de suministro complicada y fragmentada.
La producción de los ingredientes farmacéuticos activos (IFA), que son la base para producir cualquier medicamento está muy concentrada en unos pocos países, principalmente China e India. China produce el 40% de los productos activos, India es el mayor productor de genéricos, e importa el 70% de los productos activos de China. Un problema importante es que se desconoce el número exacto y la distribución geográfica de los productores porque las empresas que comercializan los medicamentos no publican los detalles sobre la procedencia de sus ingredientes activos. Consecuentemente, el hecho de que varias empresas vendan un determinado medicamento en un país concreto no significa que haya un mercado realmente competitivo capaz de proporcionar un suministro amplio, ya que todas o varias de las empresas podrían depender del mismo abastecedor de IFAs o de otros insumos imprescindibles. Los problemas con el suministro de IFAs son habituales y han afectado el abastecimiento de medicamentos en todos los países
Algunos países han tomado medidas para responder a las interrupciones en la cadena de suministro estableciendo un registro público de faltantes, pero no han intentado mejorar la transparencia. En algunos países, las empresas tienen la obligación de notificar a los compradores cuando van a tener dificultades para suministrar un medicamento y, en algunos casos, también están obligados a asumir los costes de los medicamentos para sustituir su falta de abasto. 19 países (en su mayoría europeos) exigen que las empresas notifiquen los problemas de desabasto con dos meses de anticipación (rango 5 días a 6 meses); estos plazos permiten que los compradores reaccionen ante los desabastecimientos inminentes, pero son insuficientes para evitar los desabastecimientos por problemas de manufactura del único productor de IFAs.
Si hubiera mayor transparencia, los gobiernos podrían identificar los factores que limitan el suministro y tomar medidas correctivas y en algunos casos evitar las interrupciones.
Las agencias reguladoras nacionales conocen las IFAs que se incluyen en cada medicamento comercializado en el país, pero no pueden compartir esa información con el público ni con las agencias reguladoras de otros países. Esto impide que sepan si sólo los proveedores de medicamentos de su país dependen de unos pocos productores, o de una región geográfica específica, o si afecta a todos los proveedores de un medicamento en particular. Para anticiparse y evitar el desabastecimiento, los países necesitan entender mejor la cadena de suministro, solo así podrán diseñar estrategias para evitar el desabastecimiento de cada medicamento en particular.
En este momento, muchos países están hablando de producir localmente los medicamentos críticos (por ejemplo, antibióticos) para satisfacer sus propias necesidades. Sin embargo, puede haber alternativas más baratas y eficientes, como incentivar la diversificación geográfica de los proveedores (incluyendo los productores de AFIs), lo que en última instancia beneficiaría a todos los países.
Las compañías farmacéuticas prefieren mantener en secreto sus prácticas de elaboración y distribución de medicamentos por diversos motivos. El principal es que la transparencia podría proporcionar información importante a los competidores y permitirles identificar debilidades en la cadena de suministro o detalles financieros. Además, si revelaran los proveedores específicos que utilizan, se podría calcular el costo de elaboración de cada producto con bastante exactitud. Este último punto es importante porque la mayoría de las licitaciones se otorgan en base al precio, aunque lo deseable sería que los compradores también tuvieran en cuenta la solidez de la cadena de suministro y sus repercusiones en el medio ambiente.
Las agencias reguladoras deberían publicar los de detalles de los proveedores de IFAs para todos los medicamentos registrados en el país, así como el resto de la información necesaria. En ese sentido la Autoridad de Medicamentos y Dispositivos Médicos de Nueva Zelanda (New Zealand Medicines and Medical Devices Safety Authority) ha hecho un buen trabajo, y provee el nombre y ubicación de los productores de IFAs, los elaboradores del producto final, patrocinadores y distribuidores.
La práctica de mantener en secreto las cadenas de suministro de medicamentos entra en conflicto con las necesidades de la salud pública. Sin información precisa, los compradores no pueden desarrollar de forma proactiva planes rentables para garantizar el suministro sostenible y continuo de medicamentos esenciales. Además, una mayor transparencia sobre la cadena de suministro aumentaría la presión sobre las empresas internacionales para que controlen sus fuentes de IFAs y permitiría que los ciudadanos comprometidos presionaran a los gobiernos y a los hospitales para que se aseguren de que los medicamentos que adquieren se han producido respetando las normas ambientales pertinentes.
Al mismo tiempo, los compradores deben recompensar a los proveedores con cadenas de suministro sólidas que cumplen las normas medioambientales. Una mayor transparencia es un primer paso esencial para mejorar la cadena de suministro de medicamentos en beneficio de la salud pública.
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