Mientras el Congreso y la administración debaten cómo van a seguir financiando la respuesta global al covid-19, incluyendo las vacunas, hemos analizado como se comparan las donaciones que ha hecho EE UU para vacunar al mundo con las de otros países. El presidente Biden ha convocado a los líderes mundiales para impulsar la vacunación, entre otros esfuerzos relacionados con el covid-19, para contribuir a lograr que en septiembre de 2022 el 70% de la población mundial esté vacunada, y volvió a enfatizar el esfuerzo global de EE UU en el recientemente publicado “Plan Nacional de Preparación para covid-19”.
Aquí analizamos la financiación de las vacunas, así como las dosis de vacunas que se han distribuido. En cuanto a la financiación, sólo incluimos las promesas financieras contraídas a través del Compromiso Anticipado de Compras (AMC) de COVAX; aunque varios donantes (incluyendo EE UU, Alemania y Australia) dicen haber comprometido fondos adicionales, fuera del AMC, para preparar las vacunas y otras actividades, pero no hay una base de datos centralizada que contenga ese tipo de información para todos los donantes.
En el caso de las dosis donadas, incluimos las dosis prometidas a COVAX, a otros mecanismos multilaterales como el Fondo para la Adquisición de Vacunas en África (AVAT), y a través de donaciones bilaterales (ver la sección de métodos en el enlace que aparece en el encabezado). Observamos los porcentajes globales aportados por EE UU, y por otros donantes, y estandarizamos las contribuciones según el tamaño de las economías de los donantes. Descubrimos que, aunque EE UU ha contribuido mucho más que cualquier otro país, su posición desciende considerablemente cuando se estandariza por el PIB:
Mientras el Congreso y la administración siguen debatiendo si deben aportar financiación de emergencia adicional para los esfuerzos globales relacionados con el covid-19, este análisis ofrece otra perspectiva que se debe tener en cuenta en el futuro apoyo de EE UU. Como mostramos aquí, EE UU es, con diferencia, el mayor donante en términos absolutos, pero mucho menos generoso si se estandariza según el tamaño de su economía. Por supuesto, no existe un indicador perfecto que permita evaluar el reparto equitativo en el contexto de una pandemia mundial, y ninguna de estas medidas (u otras que ha utilizado la comunidad mundial) es capaz de captar plenamente los beneficios económicos y no económicos que se producirían para todos si el covid-19 estuviera realmente controlado. Si se tiene en cuenta que sólo un 13% de los habitantes de los países de ingresos bajos y medios han recibido una dosis de la vacuna contra la COVID-19 hasta la fecha, lo que está en juego es bastante importante.
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