Una revisión sistemática con metaanálisis publicada a finales de 2021 incluyó siete estudios que aportaron datos sobre la incidencia de quistes ováricos en mujeres tratadas con los inmunosupresores inhibidores de mTOR sirólimus (Rapamune) y everolimus (Afinitor, Votubia) después de un trasplante. El temsirolimus (Torisel), otro inhibidor mTOR y precursor del sirólimus, no se estudió en este metaanálisis porque no se utiliza después de trasplantes [1].
Se incluyó a 406 mujeres, y la media del período de seguimiento fue de 12 meses a los 8 años. La incidencia global de quistes ováricos fue del 37%, y la de quistes ovarios clínicamente significativos fue del 17%.
Dos estudios comparativos que se incluyeron en el metaanálisis mostraron que el riesgo de desarrollar quistes ováricos era aproximadamente cuatro veces mayor en las pacientes tratadas con inhibidores de mTOR que en los controles (riesgo relativo estimado de 4,6 con un intervalo de confianza de 95% [IC95] de 2,6 a 8,3). Los quistes ováricos fueron más frecuentes en las mujeres premenopáusicas.
Por lo general, los quistes se resolvieron después de descontinuar el inhibidor de mTOR.
A comienzos de 2022, el resumen europeo de las características del producto de Rapamune, que se basa en sirólimus, menciona que entre el 1% y el 10% de las pacientes pueden desarrollar quistes ováricos [2].
Por lo general, estos quistes no son muy peligrosos. Sin embargo, exigen que se haga un seguimiento con ecografía, y los quistes más grandes pueden requerir cirugía, en caso de rotura o torsión [3].
El complejo mTOR participa en la regulación de la función ovárica, lo que puede explicar que los inhibidores de mTOR tengan estos efectos [1-3].
En la práctica, al tratar a mujeres con inhibidores del mTOR hay que hacer un monitoreo ginecológico.
Referencias