Endpoints [1] informa que poco más de un mes después de que Clovis Oncology despidiera a principios de noviembre a 115 empleados y expusiera su grave situación financiera, la empresa se ha acogido al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras.
Según la ley de quiebras, Clovis debe solicitar ofertas competidoras para vender su producto FAP-2286, un candidato terapéutico dirigido contra la proteína de activación de fibroblastos (FAP). Para fijar la venta, Clovis tiene que consultar con asesores, y debe hacerla bajo la supervisión del tribunal de quiebras.
Uno de los candidatos a comprar FAP-2286 es Novartis. La farmacéutica suiza pagaría US$50 millones por adelantado y hasta US$333,75 millones adicionales si el fármaco alcanza determinados hitos de desarrollo y regulatorios, así como US$297 millones al alcanzar futuros objetivos de ventas.
Han sido 13 años muy duros para Clovis, que había sido una de las empresas predilectas, con una prometedora cartera de productos en desarrollo y una cotización de US$100 dólares por acción.
En 2018, la Comisión del Mercado de Valores de EE UU (la SEC) impuso al CEO de Clovis, Patrick Mahaffy, una multa de US$250.000, y la empresa tuvo que desembolsar US$20 millones para llegar a un acuerdo por haber engañado a los inversores al ofrecer datos positivos de su medicamento contra el cáncer rociletinib.
La empresa dijo a los inversores de que el fármaco había dado muy buenos resultados en los ensayos clínicos, con una tasa de eficacia del 60%, lo que le ayudó a recaudar US$298 millones. En realidad, el fármaco solo fue la mitad de eficaz, y las acciones de la empresa se desplomaron tras hacerse pública la noticia.
Clovis parecía estar en alza cuando la FDA aprobó en 2020 Rubraca para pacientes con cáncer de próstata metastásico resistente a la castración (CPRCm), asociado a la mutación BRCA que han recibido tratamiento previo con terapia dirigida al receptor de andrógenos, así como quimioterapia. Fue el primer inhibidor de PARP que se aprobó para tratar el cáncer de próstata.
Sin embargo, en su último informe a la SEC, Clovis admitió que los ingresos procedentes de Rubraca habían disminuido de forma constante en los dos últimos años y que la FDA, a raíz de la información nueva que ha ido surgiendo, podría retirar la aprobación del fármaco como terapia de mantenimiento de segunda línea para el cáncer de ovario.