Eli Lilly ha acordado vender los principios activos y transferir tecnología a una empresa egipcia para que suministre insulina a un millón de diabéticos que residen en África. Según dice Statnews [1], el acuerdo de 10 años de duración prevé que Lilly venda a EVA Pharma los ingredientes necesarios para fabricar insulina humana y análoga a un precio “significativamente reducido” y le proporcionará tecnología “pro bono” para que la empresa egipcia pueda formular, rellenar y terminar viales y cartuchos de insulina. Se espera que su distribución a 56 países – todos menos unos pocos situados en África – comience en un plazo de 18 meses.
Este pacto se produce tras una campaña para mejorar el acceso de los países de renta baja a las vacunas y tratamientos covid. Esta campaña ha presionado para fortalecer la producción de vacunas y medicamentos en esos países y así reducir su dependencia de las importaciones de estos productos.
A lo largo de los años, Gilead Sciences ha firmado acuerdos de licencia para fomentar el acceso a sus medicamentos contra el VIH y la hepatitis C en docenas de países, en su mayoría pobres. Recientemente, Novartis acordó licenciar un tratamiento contra el cáncer, y Shionogi firmó a principios de este año un pacto con la Asociación Mundial para la Investigación y el Desarrollo de Antibióticos para otorgar la licencia de un antibiótico y con ello combatir la resistencia a los antimicrobianos.
Estos acuerdos de licencia han dejado marginados a los países de renta media, por lo que algunos gobiernos han amenazado con conceder licencias obligatorias, a menos que puedan obtener los medicamentos bajo licencia a precios más bajos.
El acuerdo con EVA Pharma se describe como una colaboración, y parece ser algo más que un contrato de fabricación corriente en el que un fabricante de medicamentos de marca llega a un acuerdo para que otra empresa produzca su medicamento. En este caso, se pretende que los productos de EVA Pharma estén disponibles a bajo precio, específicamente para las poblaciones más pobres.
En este sentido, el acuerdo es en cierto modo similar al alcanzado entre la Universidad de Oxford y AstraZeneca, que desarrolló una vacuna contra el covid-19, con el Instituto Serum de la India, que fabricó la vacuna para distribuirla a menor coste a los países más pobres. Al igual que la vacuna, la insulina también es un biológico.
Este acuerdo con la empresa egipcia, también se anunció en un momento en que Lilly, Sanofi y Novo Nordisk- se enfrentan a continuas críticas por los precios de la insulina en EE UU y en otros países.
Hay que tener en cuenta que hay aproximadamente 20 millones de africanos que necesitan insulina y Eva sólo podrá producir suficiente para un millón de personas. Se espera que el número de africanos que necesiten insulina aumente a unos 54 millones en 2045, lo que significa que la inmensa mayoría de la población del continente seguirá teniendo un acceso limitado o nulo a una insulina más asequible.
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