Caso clínico: Un varón de 55 años con un IMC de 32 kg/m2 ha sido su paciente durante 2 años. En una revisión de salud anual, solicita pruebas de laboratorio que incluyen glucemia en ayunas (GA) y HbA1c para el diagnóstico de la diabetes. La GA de 6,3 mmol/l (113,5 mg/dl) y HbA1c de 6,2% se marcan como anormales; ya ha visto los resultados. ¿Qué debería hacer?
Las personas con hiperglucemia límite de la normalidad tienen un mayor riesgo de progresar a diabetes tipo 2 confirmada (DM2) respecto a las normoglucémicas. Pero, para aquellas personas que no acabarán desarrollando DM2, ¿es beneficioso el reconocimiento y el tratamiento de la «prediabetes»? En 2020 se publicó una síntesis de la evidencia disponible, según la cual, alrededor de dos tercios de las personas etiquetadas como “prediabéticas” no desarrollan diabetes tras un seguimiento de hasta 12 años. Una revisión sistemática publicada en 2010 obtuvo hallazgos similares.1 En un estudio de cohortes se evaluaron 6241 personas durante 5 años después de la detección de “prediabetes” y un 20-30% revirtió a normoglucemia.
El término “prediabetes” se ha utilizado para describir que los resultados de los análisis muestran valores superiores a la normalidad, pero no cumplen con los criterios de diagnóstico de DM2. Existe un debate sobre si hay un beneficio a largo plazo al identificar la “prediabetes”. Al igual que con otras pruebas de laboratorio, las preocupaciones planteadas por un resultado glucémico anormal pueden ser difíciles de eliminar. Las consecuencias no deseadas (pruebas y seguimiento, estigma, tratamientos potencialmente costosos o dañinos, elegibilidad para un seguro de vida o coste económico deltratamiento) deben sopesarse frente a los posibles beneficios antes de etiquetar al paciente de “prediabético”.
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