El riesgo es que el acceso a la información sea más difícil para la población vulnerable. Los países decidirán si aplicar la medida a todos los fármacos o solo a los de uso hospitalario, como está probando España
La reforma de la legislación farmacéutica que prepara la Comisión Europea, que debería estar lista el próximo año, abre la puerta a una medida que revolucionará la forma en la que los ciudadanos se informan sobre los tratamientos que deben tomar: la desaparición de los históricos prospectos de los medicamentos y su sustitución por un sistema de códigos digitales QR o similares.
Digitalizar toda la información sobre los fármacos es un paso ineludible que “apoyan todas las partes” implicadas en la negociación, recoge uno de los documentos en los que el Ejecutivo europeo analiza el impacto de los cambios normativos. Las ventajas son muchas: las cadenas de suministro ganarán en simplicidad, habrá menos problemas de escasez de medicamentos, la información disponible podrá actualizarse de forma inmediata y se logrará un notable ahorro en papel.
Pero eliminar los prospectos también tiene problemas importantes, el más destacado de los cuales es el riesgo de que personas mayores, vulnerables y con menos habilidades para manejarse en entornos digitales tengan más complicado el acceso a una información esencial para su salud. Es por ello que la Comisión prevé que sean los países los que decidan cómo y cuándo dar el paso, según “los distintos niveles de desarrollo digital de los Estados miembros”. Esto supone, por ejemplo, que algunos países pueden decidir eliminar el papel solo en los medicamentos de uso hospitalario, donde es el personal sanitario el que maneja y administra los fármacos, mientras que el prospecto se mantenga en los de venta en farmacia.
Fuentes de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) explican que esta opción es por ahora la preferida en España, aunque hay que tener en cuenta que la reforma legislativa europea puede tardar más de un año en aprobarse y luego tendrá que ser adaptada a cada país. “España inició hace un año un plan piloto para la desaparición de los prospectos en algunos fármacos de uso hospitalario que ha sido un éxito. En las próximas semanas, este plan será ampliado, pero no hay ninguna previsión por ahora de extender esta medida a los medicamentos de venta en farmacia”, afirman estas fuentes.
“En el futuro habrá que ir a fórmulas como los códigos QR en todos los medicamentos, pero quizá aún sea pronto y como sociedad no estemos preparados para eliminar el papel. No podemos correr el riesgo de dejar a nadie atrás”, resume Alicia Govantes, directora técnica de Normon, uno de los mayores fabricantes de medicamentos genéricos.
Normon ha sido una de las empresas que el pasado otoño sufrió un problema que en los últimos meses ha golpeado de forma regular a buena parte del sector: la falta de papel en el mercado. “Había problemas importantes de suministro de papel y cartón, lo que a su vez nos impidió durante varios días distribuir antibióticos en un momento en que ya había escasez de este tipo de fármacos”, recuerda.
Este es un ejemplo de los problemas que se evitarían con el salto a un entorno digital. Sin perder de vista las necesidades de los colectivos más vulnerables, Rafael Borràs, director de relaciones institucionales del gigante farmacéutico Teva en España, ve otras ventajas: “La más importante es que la información podría actualizarse de forma instantánea, lo que repercute en una mejor seguridad para el paciente. El impacto sobre el medio ambiente tampoco sería despreciable: se ahorrarían al año unas 2.800 toneladas de papel solo en España. Y también se simplificaría mucho la gestión de las existencias. Un medicamento puede faltar ahora en un país europeo y haber unidades de sobras en otro, pero es lento y complejo cambiarlo de país por las diferencias de idiomas. Con los códigos QR esto desaparecerá porque la información puede estar en todos los idiomas que se quiera”.
Las patronales del sector no ven limitaciones técnicas al salto digital. “Es muy positivo. Supone un ahorro de papel enorme que ayuda a cumplir directivas de residuos y simplifica mucho las cadenas de suministro. El enfoque adoptado hasta ahora por España es iniciar la eliminación del papel solo en el ámbito hospitalario. En el futuro, para poder dar el salto también en los medicamentos de venta en farmacia, hay que buscar fórmulas que garanticen a todos los pacientes el acceso a la información que necesitan”, explica María Álvarez, coordinadora de asuntos regulatorios de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG).
Una de las fórmulas que algunas fuentes ponen sobre la mesa para garantizar el acceso a la información de todos los pacientes sería que, aquellos que lo necesiten, puedan solicitar que la oficina de farmacia les imprima el prospecto, algo que parece no gustar a este sector: “Consideramos que la digitalización puede ser posible únicamente como medida complementaria al prospecto en papel. Estamos hablando sobre todo de pacientes de edad avanzada, polimedicados y en muchas ocasiones con dificultades para acceder a medios electrónicos, y podrían darse problemas para consultar esta información. Por tanto, es fundamental que la información recogida en los prospectos, para favorecer un mejor uso, esté siempre junto al medicamento, no basta con que sea accesible en un formato electrónico”, defiende un portavoz del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Farmaindustria, la patronal de medicamentos de marca, destaca que “cada año se producen innecesariamente millones de prospectos en papel que no se utilizan en los centros hospitalarios”, lo que evidencia la necesidad del plan piloto puesto en marcha en España. “Si a esto se suma el contexto de crisis energética actual y la necesaria protección del medio ambiente, las autoridades europeas entienden que es el momento de digitalizar la información de los medicamentos”, amplía un portavoz.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) es una de las entidades que con más fuerza se ha opuesto a la posibilidad de que los prospectos puedan desaparecer de los medicamentos de venta en farmacia. “Sería un golpe para la población vulnerable. En el sistema sanitario los ciudadanos deben encontrar la ayuda que necesitan y no problemas para acceder a la información”, explica un portavoz. La OCU ha llevado a cabo en los últimos meses un sondeo entre casi 900 consumidores “representativos de la población española” y los resultados indican que “el 80% de los usuarios no quiere prescindir del papel, sobre todo pensando en las personas mayores”.
Josep Ubasart, arquitecto de 72 años, que está en lista de espera desde hace cerca de un año para operarse una hernia inguinal y consume varios medicamentos, confiesa que no es un apasionado de las nuevas tecnologías. Considera que la eliminación del papel en los prospectos de las farmacias “no es una buena solución si deja a personas sin la información que necesita”, pero también ve una cara positiva en este tipo de cambios: “Son un incentivo, nos obligan a aprender y adaptarnos a todas las cosas que están cambiando en el mundo. Y eso también es algo bueno”, concluye.