La idea de un tratado internacional sobre pandemias es evitar que se repitan los fracasos que se produjeron durante la crisis del COVID-19. Muchas cosas no funcionaron, pero el fracaso más flagrante fue la desigual distribución y acceso a las vacunas, diagnósticos y tratamientos. Se necesita un tratado internacional basado en los principios de equidad, inclusión y transparencia para garantizar un acceso universal y equitativo.
El actual proyecto de texto del “tratado pandémico” está lejos de responder adecuadamente los retos planteados durante la crisis de COVID-19. Los países desarrollados han debilitado el texto inicial. Los países desarrollados han debilitado la versión inicial del borrador, y el texto está ahora lleno de matices innecesarios. La expresión “cuando proceda” y otras formulaciones típicas de las disposiciones voluntarias aparecen ahora repetidamente. Se trata de proteger y garantizar el interés público y la salud de los ciudadanos como un derecho, o de defender los intereses de una industria que pretende enriquecerse sin límites. El tratado contra futuras pandemias será uno de los temas centrales de la próxima Asamblea Mundial de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en mayo de 2024. Si los países del Sur, que representan la mayoría de los miembros de la OMS, se unen con una visión clara y fuerte de la salud pública y los países del Norte actúan con lucidez, siguiendo las pruebas científicas al tiempo que persiguen la seguridad para todos, el tratado contribuirá al bienestar de las generaciones futuras. Si al final un pequeño grupo de países se opone a un tratado con disposiciones significativas, no debemos olvidar que la OMS es una institución democrática donde existe la posibilidad de votar.