Resumen
Aunque se ha hablado mucho de los compromisos con los participantes en investigación cuando se terminan los ensayos clínicos explicativos, no se han propuesto guías para determinar lo que se debe hacer al concluir un ensayo clínico pragmático (ECP). Sin embargo, en el caso de los ensayos clínicos pragmáticos, las responsabilidades posteriores al ensayo conllevan consideraciones distintas a las que se destacan en las guías existentes y en estudios previos. Entre ellas se incluyen la responsabilidad de los sistemas de prestación de servicios en los que se realizan los ensayos clínicos pragmáticos, y las decisiones sobre la implementación de las intervenciones que hayan demostrado aportar un beneficio significativo tras su integración en los entornos de atención habituales, o el dejar de hacer aquellas cosas que no lo consiguen.
En este artículo, presentamos una visión general de los estudios y guías previas sobre las responsabilidades posteriores al ensayo y, a continuación, identificamos los retos que plantean las responsabilidades posteriores al ensayo para los ensayos clínicos pragmáticos. Argumentamos que, dado que uno de los fundamentos clave de los ensayos clínicos pragmáticos es que pueden facilitar la asimilación de sus resultados por parte de los responsables de la toma de decisiones pertinentes, la presunción por defecto debería ser que los resultados de los ensayos clínicos pragmáticos se incorporarán a los futuros procesos de prestación de servicios. El cumplimiento de esta responsabilidad exigirá una planificación prospectiva por parte de los investigadores, los responsables de los sistemas de prestación de servicios de salud, los comités de ética en investigación y los patrocinadores, con el fin de garantizar que los conocimientos obtenidos a partir de los ensayos clínicos pragmáticos influyan, de hecho, en la práctica del mundo real.