En marzo de 2021, tras el primer proceso penal por el desastre de Mediator (benfluorex) en Francia, la farmacéutica Servier y su anterior director ejecutivo, Jean-Philippe Seta, fueron condenados por “engaño agravado” y “lesiones culposas y homicidio culposo”. Pero no se los declaró culpables de “fraude” contra los proveedores de seguros médicos obligatorios y complementarios que reembolsaban las prescripciones de Mediator, ni de “obtener indebidamente el permiso de comercialización”. No se dictaron penas privativas de la libertad [1,2]. La sentencia de la apelación interpuesta para impugnar la sentencia original se dictó el 20 de diciembre de 2023 [2-4].
El juez del tribunal de apelaciones expuso con muchos detalles legales y científicos las razones por las que el juzgado dictó la sentencia sobre las cuatro acusaciones: engaño agravado, lesiones culposas y homicidio culposo, obtención indebida del permiso de comercialización (PC) y obtención fraudulenta de las renovaciones de los permisos de comercialización y fraude a los proveedores de seguros médicos [1,2,4]. Se probó que, para obtener el permiso de comercialización de Mediator en 1974, Servier se arriesgó a desarrollar y promocionar una nueva anfetamina ocultando que tenía un efecto supresor del apetito y que se metabolizaba en norfenfluramina, la causante de los efectos adversos que afectan en particular a las válvulas cardíacas. Durante las décadas siguientes, Servier no solo negó que el medicamento tuviera efectos adversos graves, sino que también intentó ampliar sus indicaciones, a pesar de que habría sido retirado del mercado si la farmacéutica no hubiera ocultado información a los pacientes, a los profesionales de la salud y a las autoridades regulatorias [2-4].
El juzgado de apelaciones determinó que las acciones de Servier ilustran un concepto peculiar del balance riesgo-beneficio: el del “beneficio económico para la empresa, riesgo de muerte para los pacientes” [2,4]. Con su sentencia, fue más allá que el juzgado de la primera instancia y declaró a Servier culpable de todas las acusaciones [2-5]. Sentenció a Jean-Philippe Seta a cuatro años de prisión en suspenso (con un año de prisión domiciliaria con monitoreo electrónico) y ordenó que Servier pagara una multa de más de €9 millones. También ordenó que la farmacéutica pagara €420 millones para reembolsar a los prestadores de seguros médicos [2,3].
Esta sentencia —que Servier y su anterior director ejecutivo apelaron nuevamente, esta vez a la Corte Suprema— refleja mejor el daño que causaron.
El juzgado de apelaciones reprobó con firmeza la conducta de Jacques Servier, quien falleció en 2014: determinó que este actuó de una manera deliberadamente fraudulenta durante un período de varias décadas. Esperemos que esta sentencia envíe un mensaje no solo a las demás farmacéuticas, sino también a los muchos profesionales de la salud y a los legisladores que pusieron demasiada confianza en Servier y en el “gigante” que la dirigía.
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