Nada nuevo
Los pacientes con trastorno del espectro de neuromielitis óptica sufren ataques caracterizados por síntomas que suelen ser graves, como una reducción marcada de la agudeza visual y trastornos motrices y sensoriales, que remiten después de algunas semanas o meses pero que, en general, no se resuelven por completo. Se usan diferentes inmunosupresores para prevenir las recaídas, incluyendo el eculizumab (Soliris – Alexion u otras marcas), un anticuerpo que inhibe la proteína del complemento C5. En un ensayo clínico controlado con placebo en 143 adultos, el eculizumab redujo enormemente la frecuencia de las recaídas a corto plazo [1,2].
El ravulizumab (Ultomiris, que también comercializa Alexion) es otro inhibidor de la proteína del complemento C5 que recientemente también se autorizó para tratar este problema. Su evaluación se basa principalmente en un ensayo clínico en 58 pacientes: todos fueron tratados con ravulizumab. Dado que no hubo un fármaco comparativo, es imposible saber si el ravulizumab es al menos igual de eficaz que el eculizumab. La EMA decidió que se estableciera que el ravulizumab y el eculizumab son muy similares, al grado de que no consideró necesario ejecutar un ensayo clínico de no inferioridad para esta nueva indicación [2].
Los efectos adversos conocidos del ravulizumab son similares a los del eculizumab: incluyen infecciones que en ocasiones son graves o incluso mortales, en particular infecciones meningocócicas, y posiblemente también un aumento de la incidencia de cáncer a largo plazo. También puede causar trastornos gastrointestinales, cefaleas y reacciones relacionadas con la infusión [3].
Los inhibidores del complemento C5 se administran mediante infusiones en entornos hospitalarios: el ravulizumab cada ocho semanas y el eculizumab cada dos semanas [1,2].
Revisión de la literatura hasta el 8 de marzo de 2024