Una organización internacional sin ánimo de lucro para fomentar el acceso y el uso adecuado de medicamentos entre la población hispano-parlante
Una organización internacional sin ánimo de lucro para fomentar el acceso y el uso adecuado de medicamentos entre la población hispano-parlante
Argentina continúa avanzando en un proceso iniciado en marzo de 2024, por el que se encomendó a la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) que identificara las presentaciones farmacéuticas que podrían cambiar su forma de expendio, es decir pasar de ser de venta con receta a ser de venta libre, proceso conocido como “switch” [1].
Esta decisión se basó en que la evidencia acumulada durante los últimos cinco años demuestra que algunas especialidades medicinales que se vendían bajo receta no han ocasionado efectos adversos graves, por lo que podrían pasar a ser de venta libre.
A partir de la disposición 10823/2024 de la ANMAT, los mucolíticos que contienen acetilcisteína, que se utilizan para tratar afecciones respiratorias, en dosis de hasta 400 mg se podrán vender sin receta, y perderán el 40% de descuento que ofrecían las obras sociales y prepagas. Por ello, los medicamentos con acetilcisteína ahora serán de venta libre y costarán entre 10.000 y 20.000 pesos argentinos (US$9,65 y US$19,29), que los usuarios deberán pagar íntegramente.
No obstante, la acetilcisteína de 400 mg no está disponible en el mercado, y ahora todas las formulaciones de 200 mg están disponibles sin receta, mientras que la presentación de 600 mg seguirá requiriendo receta médica y tendrá un descuento. También existe una formulación de 300 mg combinada con amoxicilina que tiene un efecto terapéutico diferente.
La medida es válida para los adultos y mayores de 14 años, y se sugiere que para menores continúe la venta bajo prescripción médica [1,2].
Además de los mucolíticos, en mayo (2024) los prazoles, para tratar problemas estomacales, pasaron a ser de venta libre, y en agosto las cremas antialérgicas, productos con corticoides, analgésicos, antifúngicos, laxantes y suplementos dietéticos [2].
Estas medidas han beneficiado econónmicamente a las obras sociales y prepagas, pues pagan menos por los medicamentos ambulatorios. Pero hay que notar que las ventas han disminuido, porque los pacientes tienen que pagar el 100% de su costo.
La decisión de limitar el acceso gratuito a los medicamentos impacta negativamente en los consumidores, tanto económicamente como en su salud, si no pueden costear los fármacos. Sin embargo, los financiadores no ven una reducción significativa en sus gastos, ya que los medicamentos afectados no son de alto costo. Los consumidores están ajustándose a estas nuevas reglas, por ejemplo, solicitando dosis más altas y utilizando solo la mitad.
La ANMAT está tomando estas decisiones para cumplir con la directiva de pasar ciertos medicamentos de venta con receta a venta libre, aunque algunas medidas, como el límite para la acetilcisteína de 600 mg, han suscitado dudas. Este enfoque conservador podría estar influenciado más por intereses comerciales que por preocupaciones médicas, ya que desde la industria incluso la dosis más alta se considera segura.
Otras fuentes indican que, en abril, la ANMAT (disposición 3228/2024) inició la revisión de 22 Ingredientes Farmacéuticos Activos (IFA). La lista de las 22 especialidades medicinales bajo estudio, identificados como IF-2024-32293612-APN-ANMAT#MS, que fueron incluidas por el Ministerio de Salud en su pedido de revisión de condición de venta, es la siguiente [3]:
En agosto, la ANMAT (Disposición 7449/2024) decidió que ya no necesitan receta “los productos que contienen combinaciones de vitamina A con alantoína y vitamina E, ácido bórico y óxido de zinc, amorolfina y aciclovir, siempre que se mantengan dentro de las concentraciones especificadas. Estos se expenden en forma de pomada con acción tópica, es un cicatrizante, antiséptico y regenerador de la piel, típicamente conocidas como cremas curativas y cuya marca más popular es Hipoglos” [3].
Un septiembre, se liberó la venta de medicamentos como el omeprazol, esmoprazol , pantoprazol y lansoprazol, siempre que se presenten en forma de monodroga y no superen una concentración de 40 mg. Previamente ya se había autorizado la “venta libre de las concentraciones de entre 10 mg y 20 mg en comprimidos administrados por vía oral, pero después la disposición 8227/2024, estableció que las presentaciones de estos medicamentos no podrán exceder los 30 comprimidos o cápsulas por envase y amplió la concentración a 40mg. Sin embargo, excluyó del acceso sin receta a las formas farmacéuticas de uso pediátrico que contienen inhibidores de la bomba de protones, las cuales seguirán requiriendo prescripción médica” [3].
La disposición 8227/2024 modifica el acceso a medicamentos en forma de comprimidos de 10 mg a 40 mg administrados por vía oral, permitiendo su venta libre, pero limitando los envases a un máximo de 30 unidades. Se excluyen del acceso sin receta las formulaciones pediátricas que contienen inhibidores de la bomba de protones, que seguirán necesitando prescripción médica [3].
Algunos de los medicamentos que ahora se pueden obtener sin receta presentan riesgos si se utilizan incorrectamente. Profesionales han señalado que el omeprazol y el lansoprazol, que alteran el pH gástrico, no son medicamentos para utilizar indefinidamente, sino que deben tomarse por períodos limitados. Sin embargo, muchas personas con reflujo los consumen de forma continua. También han mencionado que el aciclovir, un antiviral para tratar el herpes, podría ser problemático si el diagnóstico es incorrecto, ya que una persona que cree tener herpes y lo toma sin confirmación puede favorecer que se reproduzcan otros gérmenes [3].
En noviembre, el Gobierno apoyó la desregulación permitiendo que los medicamentos de venta libre se expongan en góndolas en las farmacias para que el público pueda comprarlos sin que intervenga el farmacéutico. Para los profesionales de la salud, esto fomenta la automedicación [3].
Según los profesionales, esta situación recuerda la Desregulación de 1991 que por intereses mercantiles permitió la venta de medicamentos de venta libre en supermercados, kioscos, almacenes y estaciones de servicios, y estuvo vigente durante 18 años. En 2009 se consideró que promovía la automedicación y problemas en el manejo de los productos, por lo que se ordenó que los medicamentos retornaran a las farmacias [2].
Según un informe del Centro de Economía Política (CEPA), realizado en conjunto con el Centro de Estudios Políticos para Personas Mayores (CEPPEMA) y la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (ALGEC), desde el inicio de la gestión de Javier Milei, se ha registrado un aumento del 200% en el precio de los medicamentos que más utilizan los adultos mayores, por lo que aumenta la preocupación por la asequibilidad de los tratamientos necesarios [2].
Fuente Original
Referencias