VENTANA ABIERTA
Caveat emptor
Antonio Ugalde y Núria Homedes
Hace casi doscientos años, en 1817, un juez en EE UU utilizó por primera vez el término “Caveat Emptor” haciendo en su decisión responsable de sus compras al comprador y eximiendo de responsabilidad al vendedor por la calidad o precio del producto que vende. Nuestra traducción liberal de Caveat Emptor sería: que se espabile el comprador y no eche la culpa al vendedor de lo que compra. Sin embargo, el mismo juez supremo Marshall, uno de los jueces de la corte suprema que ha dejado más precedentes jurídicos importantes en la historia de EE UU, añadió otro caveat: “la responsabilidad será del comprador siempre que tenga la misma capacidad de conocer la calidad del producto que el vendedor” una aclaración importante y aplicable al caso que nos concierne.
En este número del Boletín reproducimos una noticia de un decomiso coordinado por la Interpol en 100 países que obtuvo 3,75 millones de medicamentos falsificados para ventas por Internet. Sin duda, en la venta de medicamentos por internet el comprador no tiene la misma capacidad de conocer la calidad del producto que el vendedor.
Hay que aclarar que la venta de medicamentos incluso lo que requieren receta por Internet es legal en unos países (presentando la receta siempre que se requiera) y por tanto es importante que el comprador en estos países se asegure de que el vendedor está autorizarlo para hacerlo. Por ello es importante y necesario que el gobierno facilite al máximo la forma de identificar las farmacias virtuales autorizadas.
Para ayudar al usuario, como se informa en este número del Boletín, la FDA ha empezado en EE UU– uno de los países en que la venta por internet está permitida– una campaña ¡Ojo con las Medicinas del Internet-Conozca sus Farmacias! El mensaje más importante de la campaña para el ciudadano es que se debe asegurar que la farmacia virtual tenga una licencia y un farmacéutico disponible para consultas, pero también advierte que las tácticas que usan las farmacias virtuales fraudulentas pueden fácilmente engañar al usuario. La FDA pone al servicio del ciudadano un teléfono en donde conseguir información adicional que le pueda ayudar a discernir los anuncios sofisticados pero fraudulentos de los legítimos.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y el Ministerio de Sanidad ha lanzado también una campaña bajo el nombre “No Compres Medicamentos en Webs Ilegales. Es un Error Fatal para tu Salud”. El programa advierte que las páginas Web ilegales venden medicamentos no autorizados o medicamentos falsificados, algo que obviamente el usuario no tiene forma de saber. Lo que sí deja claro es que en España es ilegal comprar por internet medicamentos que requieren receta, que la venta de medicamentos por internet tiene que ser a través de una farmacia autorizada, y que la página Web debe indicar quien es el propietario de la farmacia, y la dirección física de la misma.
El usuario debe deducir que la farmacia debe estar autorizada en España y que es ilegal comprar medicamentos en farmacias virtuales autorizadas en otros países. Pensamos que AEMPS debería ofrecer un listado de las farmacias autorizadas que venden medicamentos por Internet y un teléfono en donde el usuario puede consultar dudas al respecto.
El programa español ofrece una dirección electrónica en donde consultar los medicamentos autorizados en España pero pensamos que esto no es muy útil para reducir el uso de compras por Internet o asegurarse que la página virtual es legítima. Teniendo un gran número de medicamentos a la venta y dada la gran variedad de nombres comerciales que tiene un mismo principio activo no pensamos que muchos ciudadanos van a poder utilizar este método para identificar páginas fraudulentas en el Internet. Un catálogo o directorio de páginas Web autorizadas para ventas de medicamentos puede ser una forma más práctica de ayudar al usuario, que por las razones que sean, quiere comprar medicamentos por Internet.
Hay información de muchos países latinoamericanos que confirman la compra de medicamentos por Internet especialmente los así llamados de estilo de vida y opioides. En Argentina por ejemplo, como parte de la operación global mencionada de la Interpol, se identificaron 52 envíos irregulares y se decomisaron—noticia que también publicamos en este número del Boletín–más de 26.000 dosis de medicamentos prohibidos. Los argentinos hicieron sus pedidos a través de 53 ciberfarmacias.
Y las compras virtuales en Argentina y otros países de la región van a seguir aumentando a medida que la población se vaya familiarizando a comprar por Internet. Por ello va a ser necesario desarrollar programas para que el usuario pueda fácilmente identificar los canales legítimos de ventas virtuales de medicamentos. La otra alternativa es prohibir su venta y compra.
Es necesario seguir enfatizando el riesgo al que se expone el usuario ¡Caveat Emptor! cuando compra medicamentos por Internet, sobre todo para medicamentos no necesarios como son la gran mayoría de los llamados estilo de vida. Ni siquiera la prohibición y la inducción de temor tendrán un efecto para reducir significativamente el negocio virtual de medicamentos. Por lo tanto, las campañas van a ser cada día más importantes.
Al mismo tiempo hay que recodar el comunicado de Ronald K. Noble, secretario general de Interpol: “Cuando alguien está enfermo y no puede permitirse comprar medicinas caras o simplemente intenta ahorrar dinero, tiene más posibilidades de comprar medicamentos en línea, haciéndose más vulnerable de cara a adquirir falsificaciones, fármacos ilícitos o falaces que le hagan daño.” Es decir los gobiernos también tienen una obligación de hacer económicamente accesibles los medicamentos necesarios a toda la población.
Igualmente podemos decir que la carencia de medicamentos necesarios en el mercado, como está sucediendo últimamente en muchos países, cualquiera que sea su causa, puede obligar a ciudadanos a recurrir a la compra por Internet, ya sea legal o ilegal, en el caso en el que la falta del medicamento en el mercado autorizado pone en juego su vida.