La “pandemia” diez meses después…
Agustín Páez Montalbán
Diario Extra. Página Abierta, semana del 9 al 15 de marzo, 2010
Se acabó la pandemia AH1N1. Los países civilizados abandonan uno por uno sus trincheras y devuelven por millones las vacunas destinadas para combatir un dragón que, como en las fábulas, sólo existió en la mente de sus creadores. La inmensa mayoría de la población mundial rehúsa ser vacunada y mira con fundada suspicacia el ofrecimiento de una profilaxis cuya efectividad e inocuidad son desconocidas.
A Francia e Inglaterra se unen otros países europeos en el cuestionamiento de las compras de vacunas efectuadas por sus autoridades sanitarias, una decisión política claramente cargada de oportunismo o ingenuidad, y desprovista por completo de rigor científico.
El Consejo de Europa inició una investigación de esta “pandemia”, a la que se ha llamado “el mayor escándalo médico del siglo”, y los prestidigitadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recurren a reuniones con “expertos” – a puerta cerrada- para buscar cualquier excusa a sus desaciertos, y algún pretexto para perpetuar -si es posible- una alerta pandémica insostenible.
La opinión pública mundial expone con crudeza brutal los conflictos de interés entre los reguladores mundiales de la salud, las compañías farmacéuticas y algunos investigadores. El prestigio de la OMS pende de un hilo, cuya rotura es inevitable e irreversible si no se le dice al mundo la verdad. Toda la verdad. Aquí en Tiquicia estamos pura vida. Seguimos en declaratoria de emergencia por la pandemia, vacunando obligatoriamente a quien se oponga, y exigiendo dosis adicionales de vacuna para Costa Rica, de las que van sobrando por montones en otros países, sin mayores explicaciones para los costarricenses. “No bajemos la guardia”, nos advierten. Pero, ¿de cuál amenaza deberíamos estar advertidos?