Una organización internacional sin ánimo de lucro para fomentar el acceso y el uso adecuado de medicamentos entre la población hispano-parlante

ECONOMÍA Y ACCESO

Industria y Mercado

Análisis forense de las metas de los medicamentos comercializados entre 2000 y 2012 (A forensic analysis of drug targets from 200 through 2012)
B. Munos
Clinical Pharmacology and Therapeutics 2013, doi:10.1038/clpt.2013.126
Resumido por Salud y Fármacos

Entre el 200 y el 2012 la FDA aprobó 353 moléculas nuevas (NME), una media de 27 al año. De estas, 229 (65%) eran moléculas pequeñas. El 47% de las aprobaciones fueron para medicamentos contra el cáncer, el sistema nervioso central y para tratar enfermedades infecciosas.

El autor no pudo encontrar información sobre el mecanismo de acción de 29 NME, pero el resto (324) tenían 190 mecanismos de acción diferentes, 1,7 medicamentos por mecanismo de acción. Un hallazgo sorpresivo fue que 162 de los 190 mecanismos de acción eran utilizados por solo uno o dos medicamentos. Solo hubo dos mecanismos de acción que fueron utilizados por más de 10 medicamentos, los inhibidores de las quinasas de tirosina (17) y las terapias que reemplazan enzimas (12).

Del total de 190 mecanismos de acción, 98 (52%) eran mecanismos de acción nuevos que fueron utilizados por 125 medicamentos. Durante el periodo del estudio, 29 de los 98 medicamentos que fueron primeros en su clase enfrentaron la competencia de otros medicamentos que utilizan el mismo mecanismo de acción, y la media de tiempo transcurrido entre el primer medicamento y el segundo fue de 2,8 años, con una mediana de 2 años. Este resultado es compatible con los resultados de estudios anteriores que concluyeron que el periodo efectivo de exclusividad en el mercado del primer medicamento que utiliza un mecanismo de acción innovador se ha ido reduciendo, de 8,2 años en los 1970s a 1,8 años a finales de 1990s.  Estas disminuciones podrían haberse estancado, pero estas cifras también sugieren que aunque hay muchas compañías que hacen investigación parecida y empiezan sus ensayos clínicos mucho antes de que se comercialice el primer medicamento que utiliza el mecanismo de acción nuevo, son pocas las que acaban comercializando sus productos.

Durante la última década, el número de medicamentos “primeros de su clase” que se aprobaron anualmente fue de entre 8 y 10, pero este número se redujo a la mitad entre el 2008 y el 2010. Ahora la capacidad de innovación parece haberse recuperado y el número de NME va en ascenso.

Según el autor, este artículo demuestra varias cosas:

  1. A pesar de que las compañías farmacéuticas tienen la tendencia a imitar lo que las otras están haciendo e investigan medicamentos con metas parecidas, se aprueban pocos medicamentos para la misma meta. Es decir que la estrategia de sacar rápidamente un medicamento nuevo que utiliza el mismo mecanismo de acción que otro de comercialización reciente, que era de las estrategias que se había propuesto para disminuir el riesgo de la inversión en investigación y desarrollo, no parece ser muy efectiva pues la mayoría de esos productos no llegan a comercializarse.
  2. El hecho de que haya tantos mecanismos de acción que solo son utilizados por uno o dos medicamentos indica que la innovación surge a través de la exploración, y no es la consecuencia de apostar por un número limitado de mecanismos de acción que responden, por ejemplo, a las prioridades de marketing de la compañía. Dicho de otra forma, no hay suficientes mecanismos de acción que puedan aportar un número suficiente de medicamentos para asegurar el éxito de una compañía. La posibilidad de que el investigador tenga tiempo y recursos explorar y encontrar nuevas ventanas de oportunidad, donde sea  que estén, es una parte esencial de la investigación en farmacología. Quizás es por eso que las estrategias programáticas que la industria ha utilizado durante los últimos 15 años no han dado los frutos esperados. Esto tiene implicancias importantes para la gestión, pues la innovación no puede ordenarse, las compañías farmacéuticas tienen que tener sistemas de gestión flexibles, capaces de adaptarse, y no responden bien a un modelo de gestión dirigido. Además, lo que la unidad de investigación y desarrollo puede considerar que son inversiones importantes para innovar, puede no coincidir con las prioridades del departamento de marketing.
  3. La investigación y desarrollo está yendo en dos direcciones opuestas. Por un lado se quieren encontrar terapias nuevas, por ejemplo para potenciar el sistema inmunitario o desarrollar terapias biológicas; y por otra parte se intenta encontrar nuevos usos para terapias existentes. Esto sugiere que hemos mejorado la capacidad para diseñar medicamentos siguiendo una lógica racional, pero quizás estamos perdiendo oportunidades, las que no logramos ver porque se escapan a nuestras áreas de conocimiento. Tenemos que estar alerta para descubrir señales que no sabemos cómo interpretar, y debemos encontrar recursos para explorarlas, este trabajo empírico ha sido uno de los motores que más éxitos ha proporcionado a la industria farmacéutica.

La revisión de los medicamentos que se han aprobado durante este milenio sugiere que la industria está recuperándose e innovando más. Durante los dos últimos años ha habido un aumento en el número de NME que se han aprobado, incluyendo algunas con nuevos mecanismos de acción.  Sin embargo, no todas las compañías se han beneficiado por igual, en realidad, las 12 compañías más importantes solo han sacado 25 de estos 68 NME (37%). Esto no asegura su futuro.

Si bien esta mejoría es real y nos permite estar un poco optimistas, las compañías tienen que innovar más. Al hacerlo, deben recordar que las técnicas empíricas del pasado, tales como los estudios de fenotipo y la búsqueda de nuevos usos pueden contribuir a reactivar su capacidad innovadora.

 

modificado el 28 de noviembre de 2013