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Las vacunas no causan autismo
El Espectador, 20 de mayo de 2014
http://www.elespectador.com/noticias/salud/vacunas-no-causan-autismo-articulo-493350
Después de varios años de debate en torno a la posibilidad de que las vacunas sean responsables del incremento de casos de autismo en el mundo, posibilidad que ha llevado a cientos de familias a no vacunar a sus hijos poniendo en riesgo sus vidas, un grupo de investigadores australianos cree haber puesto el punto final a la controversia.
Luego de revisar más de mil estudios relacionados con este problema, y concentrarse en los realmente confiables, el grupo liderado por Guy Eslick de la Universidad de Sidney, fue tajante en sus conclusiones que pueden resumirse en cuatro puntos: 1. “No hay relación entre vacunación y autismo”; 2. “No hay relación entre vacunación y trastorno del espectro autista”; 3. “No hay relación entre autismo o trastorno del espectro autista y la vacuna triple vírica [sarampión, paperas y rubeola]”; 4. “No hay relación entre autismo o trastorno del espectro autista y timerosal [un conservante de vacunas derivado del mercurio]”.
“Este metanálisis no proporciona ninguna evidencia de una relación entre las vacunas y el autismo o los trastornos del espectro del autista y, por tanto, defiende que se continúe con los programas de inmunización de acuerdo con las directrices nacionales”, apuntaron los investigadores.
Luego de descartar las investigaciones dudosas, el equipo de Guy Eslick se enfocó en una decena de trabajos que en total aportaron información de seguimiento a 1,3 millones de niños en países como Reino Unido, Japón, Polonia, Dinamarca y EE UU.
La historia del movimiento antivacunas se remonta a 1998 cuando el médico británico Andrew Wakefield publicó un irresponsable estudio en la revista The Lancet, sugiriendo una relación entre la administración de la vacuna triple viral (sarampión, paperas y rubéola) y el desarrollo de autismo en niños. No sirvió de nada que meses más tarde los editores de la revista cuestionaran la validez de ese artículo. El dudoso artículo había sido suficiente para crear alarma en algunas familias y echar gasolina a un peligroso movimiento antivacunas. Pediatras, científicos y autoridades de salud de alrededor del mundo han hecho lo posible por atajar los rumores y evitar que el riesgo de no vacunar niños se extienda a otras latitudes.
El nuevo estudio de la U. de Sidney se suma a los registros de la OMS que demuestran los beneficios que han traído los esquemas de vacunación. Cada año, por ejemplo, las vacunas permiten prevenir 2,5 millones de muertes. La mortalidad mundial por sarampión se ha reducido en 78% y la incidencia de poliomielitis bajó 99%. También las defunciones por tétanos neonatal han disminuido hasta 59 mil, de las 790 mil muertes registradas en 1988.
Eslick concluye el trabajo publicado en la revista Vaccine diciendo que “como epidemiólogo me creo los datos que se presentan en este metaanálisis. Sin embargo, como padre de tres hijos tengo cierta comprensión con los temores asociados a las reacciones y efectos de las vacunas. Mis dos primeros hijos sufrieron brotes febriles después de la vacunación rutinaria, uno de ellos grave. Estos casos no me impidieron vacunar a mi tercer hijo, y sin embargo, me llevaron a tomar algunas medidas preventivas para reducir el riesgo de efectos adversos similares. Le vacuné por la mañana, así estábamos preparados para cualquier reacción adversa durante el día y también le di a mi hijo una dosis de paracetamol media hora antes de que se le vacunase para reducir la fiebre que pueden aparecer después de la inyección”.