PRESCRIPCIÓN, FARMACIA Y UTILIZACIÓN
Prescripción
Argentina. Ley de genéricos: ¿se respeta su implementación?
Ferara Avanza, 29 de julio de 2014
http://www.fefara.org.ar/wp/salud-medicamentos/noticias-martes-29-de-julio-2014/
En el año 2002 fue sancionada en nuestro país la ley de prescripción de medicamentos por su nombre genérico. La norma sancionada exige a los médicos que en toda receta o prescripción se debe expresar el nombre de la droga, caso contrario, no tendrá validez y se dará por no prescripta.
El nombre del genérico se debe adjuntar en los envases con la misma dimensión, en prospectos de envases o cualquier documento utilizado por los laboratorios para información médica o promociones.
Al respecto, Diario La Nación publicó días atrás un informe sobre el cumplimiento de dicha normativa, donde remarcó –a partir de un relevamiento realizado por dicho medio en una decena de farmacias de distintos barrios porteños y localidades bonaerenses- que “sólo una de cada cuatro recetas cumple con la ley de genéricos” y que “aunque es obligatorio desde 2002, sólo entre el 20% y el 25% de las prescripciones de remedios se hace por el nombre de la droga; en 2003, esa práctica llegaba al 71%”.
“Mientras que al año siguiente de la sanción de la ley de prescripción por nombre genérico, en 2003, el 71% de las prescripciones llegaba al mostrador de la farmacia con el nombre genérico, hoy ese porcentaje no supera el 25%. La mayoría de los médicos indica la marca que hay que comprar. Ya en 2011, el porcentaje había descendido al 20%, según mostró entonces un relevamiento hecho a pedido de la industria farmacéutica”, señalaron.
¿Y en San Nicolás?
En este marco, a fin de conocer qué sucede en nuestra ciudad en cuanto al cumplimiento de la ley de genéricos por parte de los profesionales médicos a la hora de recetar, El Norte dialogó con el Dr. Alejandro Spagnolo, especialista en Clínica Médica, quien es vocal del Círculo Médico de San Nicolás.
El entrevistado desestimó que las cifras mencionadas anteriormente reflejen la realidad local. “En San Nicolás, alrededor del 70 por ciento de las recetas que maneja el médico medio proviene de las obras sociales como IOMA, PAMI y OSECAC, que ya vienen preimpresas y solicitan en primer lugar el nombre genérico –campo obligatorio de completar- y al lado el nombre comercial -que es optativo-. Si ello no se cumple, a la farmacia no se lo van a pagar e inmediatamente vuelve al médico la receta, por lo que tendrían que rehacerla o completarla. Por eso es muy difícil que ello suceda”, comentó.
Distinto es en el caso de las prepagas, donde la receta no es preimpresa y el médico puede optar por indicar o no el genérico. De todas maneras, indicó que, en caso de incumplimiento, debería haber sanciones por parte del Estado, cosa que nunca vio.
Ética profesional
“Me cuesta mucho pensar que no se haga así. Es una ley que ya tiene doce años y se supone que hay muchos médicos que nacimos con esa ley al recibirnos en 2002, como es mi caso, y aprendimos desde el día cero a hacer la receta de ese modo. Médicos que tienen 50 años puede ser que les cueste por el cambio que eso significó respecto de su modo habitual de trabajo. Pero no creo que sea la mayoría de los casos”, sostuvo Spagnolo.
Y agregó: “Además, por una cuestión ética. Sino parece que el médico estuviera influenciado por un determinado laboratorio. Uno éticamente no puede tener una preferencia por un nombre comercial especial. Por otra parte, en la práctica hoy debe haber entre 10 y 15 nombres comerciales para una misma medicación, por lo que uno termina sabiendo dos o tres nombres y no todos. Ahí juega mucho sí la industria farmacéutica que, no es que presione, pero sí hace su publicidad”.
Controles y calidad
En cuanto a la eficacia de los genéricos en comparación con medicamentos de marcas particulares, Spagnolo indicó: “Si los controles en Argentina son adecuados, la bioequivalencia de un genérico con un nombre comercial reconocido de la monodroga tiene que ser igual por ley. Está en cada uno pensar que esos controles son confiables, que se hacen y que la bioequivalencia es la misma”.