No usar descongestionantes nasales

A comienzos de 2016, el Ministerio de Salud de Canadá emitió un aviso sobre el riesgo de colitis isquémica asociado con el fármaco pseudoefedrina, un vasoconstrictor simpaticomimético empleado como descongestionante nasal [1,2]. El análisis del Ministerio, a raíz de un caso publicado en 2014, identificó 24 informes en la base de datos de farmacovigilancia de la OMS, así como 9 casos publicados.

El caso clínico de 2014 tuvo lugar en una mujer de 49 años sin otros problemas de salud que fue hospitalizada 12 horas después de presentar dolor abdominal y deposiciones melénicas [3]. No había nada en su historial que pudiera justificar estos síntomas, como viajes recientes, uso de antibióticos, fiebre, ingesta de alimentos inusuales, síntomas similares en el pasado, casos similares en su familia, enfermedad del colon, ejercicio vigoroso, hábito tabáquico, consumo excesivo de alcohol o uso de drogas ilícitas. Los síntomas persistieron durante 48 horas. La colonoscopia reveló una mucosa eritematosa, edematizada e irregular del colon descendente y sigma, con presencia de exudado fibrinopurulento, sugestivo de isquemia del colon. La única causa potencial identificada fue el uso de pseudoefedrina 120 mg oral dos veces al día para la rinitis alérgica. La última dosis se administró 12 horas antes del comienzo de los síntomas [3]. Los trastornos se resolvieron en unos pocos días.

Los vasoconstrictores simpaticomiméticos pueden producir efectos adversos neurológicos y cardiovasculares, incluyendo crisis hipertensiva, ictus y arritmia. Se han notificado algunos casos de isquemia de colon localizada [2-4].

Pseudoefedrina y otros vasoconstrictores simpaticomiméticos están autorizados en Francia para su administración por vía oral o nasal, en monoterapia o en combinación con otros fármacos, para el tratamiento de los síntomas del resfriado común o la rinitis alérgica: efedrina, nafazolina, oximetazolina, fenilefrina (m-sinefrina) y tuaminoheptano. En Francia, las formas orales están disponibles sin receta médica y a menudo se promueven a través de los medios de comunicación masiva al público general, que trivializa su uso.

En la práctica. No hay justificación para utilizar fármacos capaces de provocar eventos isquémicos, con consecuencias potencialmente graves o incluso mortales, únicamente para aliviar algunos síntomas transitorios y sin complicaciones del resfriado común. Simplemente, estos fármacos nunca deberían emplearse.