Acceso e Innovación
Bill y Melinda Gates comienzan una empresa de biotecnología sin fines de lucro en Boston (Bill And Melinda Gates start a nonprofit biotech in Boston)
Forbes, 7 de junio de 2018
https://www.forbes.com/sites/matthewherper/2018/06/07/bill-and-melinda-gates-start-a-nonprofit-biotech-in-boston/#829b1111a456
Traducido y editado por Salud y Fármacos
En 2017, la Fundación Bill y Melinda Gates desarrolló en Boston lo que esencialmente es una compañía de biotecnología sin fines de lucro, con un presupuesto de US$100 millones y una plantilla de personal que llegara a ser de hasta 100 personas.
Susan Desmond-Hellmann, directora ejecutiva de la fundación, explicó que “Lo que me ayuda a estar animada es pensar que tenemos todo este capital, es una gran oportunidad y tendremos que hacer algo bueno para mejorar el mundo, de lo contrario sentiré que he fracasado como directora.
El Instituto de Investigación Médica (MIR) Bill & Melinda Gates, que hoy organiza un evento para presentar sus planes, tendrá como objetivo desarrollar nuevos medicamentos y vacunas para la malaria, la tuberculosis y la diarrea, que en conjunto causan 2,6 millones de muertes al año en todo el mundo, muchas de niños. Las ideas nuevas y prometedoras que salen de los laboratorios académicos para nuevos medicamentos acaban perdiéndose porque no se llegan a probar ni en animales ni en estudios iniciales en humanos. Las compañías farmacéuticas tienen muy pocas probabilidades de éxito de encontrar medicamentos para estas y otras enfermedades cuando no anticipan ganancias.
La Fundación Gates había considerado comenzar un instituto de investigación médica desde un principio, pero decidió esperar. Pero a medida que la Fundación ha ido contratatando expertos que han trabajado en empresas farmacéuticas -la misma Hellmann había sido una ejecutiva en Genentech- la idea se ha ido consolidado. Trevor Mundel, quien dirige las operaciones de salud global de la Fundación Gates, dice que la decisión final se tomó durante una llamada cuando él estaba en Londres y Bill y Melinda en Seattle.
Para dirigir esta biotecnológica como organización benéfica, Mundel eligió a Penny Heaton, quien experiencia en el desarrollo de vacunas y a quien reclutó de Novartis, donde había dirigido el desarrollo de fármacos. Heaton había trabajado en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades antes de trabajar con la industria en el desarrollo de vacunas.
Heaton está entusiasmada con el primer gran proyecto de desarrollo del MRI: probar si vacunar a los adolescentes con Bacillus Calmette-Guérin (BCG), tras haberles sido administrado cuando eran bebés, puede aumentar su resistencia a la tuberculosis.
“Siempre pensé que la tuberculosis era la más difícil y que tardaríamos más tiempo en avanzar”, dice Heaton. El beneficio de tal vacuna de refuerzo sería “enorme”, dice, pero nadie más haría las pruebas en humanos. “Estos estudios deben realizarse, pero esta es una vacuna muy económica, y no hay un gran mercado; no habría ningún incentivo para que una empresa privada realizara un estudio de esta naturaleza”.
El trabajo del MRI será muy parecido a lo que hace una compañía farmacéutica privada: ejecutar ensayos clínicos y asegurarse de que las agencias reguladoras autorizan la comercialización de los productos. Estos no son simples pasos burocráticos, dice Desmond-Hellmann, sino pasos necesarios para ayudar a los pacientes. En algunos casos, tendrá la propiedad del medicamento e interactuará con la FDA como lo haría una compañía farmacéutica.
Un gran objetivo del esfuerzo, dicen los ejecutivos, será descubrir cómo utilizar el nuevo conocimiento del sistema inmune humano que surge de la investigación en oncología, para prevenir la enfermedad. En este momento, muchas empresas de biotecnología se están centrando en vacunas contra el cáncer.
Mundel dice que las personas que trabajen en el proyecto de la vacuna BCG de la Gates serán principalmente veteranos de la industria, no académicos. El objetivo es llevar las ventajas de la industria al sector sin fines de lucro. Mundel explicó que esto lo entendió en Novartis, cuando tenía a docenas de personas trabajando en un medicamento para una enfermedad rara, pero solo cinco trabajando en una nueva versión de un medicamento contra la malaria. Las compañías farmacéuticas harán este trabajo, pero nunca será la base de su negocio; otros grupos sin fines de lucro se tendrán que preocupar para conseguir fondos. Al asumir el desarrollo, argumenta, el MRI podrá actuar como una compañía farmacéutica hambrienta cuyo éxito se mida no en dólares sino en términos de vidas salvadas.