Una organización internacional sin ánimo de lucro para fomentar el acceso y el uso adecuado de medicamentos entre la población hispano-parlante

Precios

Debemos responsabilizar a las grandes farmacéuticas por los precios depredadores (We must hold big pharma accountable for predatory pricing)
Marlene Beggelman
HuffPost Post, 26 de marzo de 2018
https://www.huffingtonpost.com/entry/opinion-beggelman-price-gouging_us_5ab45270e4b008c9e5f5c47f
Traducido por Salud y Fármacos

Es difícil de recordar, pero hubo una época en que las compañías farmacéuticas eran consideradas héroes, no villanos.

En la década de 1920, el Dr. Frederick Banting y Charles Best descubrieron que la insulina podía purificarse y administrarse como inyectable a pacientes con diabetes. Antes de este descubrimiento pionero, las personas que vivían con diabetes se trataban con dietas de inanición, y muchos morían.

Banting y Best comprendieron la enormidad de su descubrimiento y consideraron que la insulina era un bien público. Estos investigadores se dieron cuenta rápidamente, de que la insulina no podría salvar vidas si los pacientes no podían acceder a ella. Vendieron los derechos del medicamento a la Universidad de Toronto por $1. La universidad, a su vez, se los dio a la compañía farmacéutica Eli Lilly a cambio de una regalía del 5%, para que la empresa pudiera fabricar a escala para satisfacer la enorme demanda. En 1923, la insulina estaba ampliamente disponible y salvó innumerables vidas, gracias a Banting and Best, y a Eli Lilly.

Ahora, justo un siglo después, Eli Lilly y otros fabricantes de insulina están usando un enfoque exactamente opuesto.

Big Pharma está impulsando todas las estrategias imaginables para extraer dinero de los bolsillos de los pacientes que necesitan insulina para sobrevivir. Muchas personas con diabetes, que enfrentan los precios triplicados de la insulina (entre US$200 y US$700 por mes), y se ven obligados a elegir entre la vida y el alquiler. Algunos pacientes, como Alec Raeshawn Smith, de 26 años, que por su edad tuvo que dejar el plan de seguro médico de sus padres y cuyo trabajo no ofrecía cobertura integral, han muerto por falta de insulina asequible.

Las compañías farmacéuticas podrían volver a convertirse en héroes, pero solo si dejan de aprovecharse de los pacientes que las necesitan.

Eli Lilly dice que la compañía se esfuerza “en mejorar la vida de todos los afectados por la diabetes en todo el mundo”. Y porque las compañías farmacéuticas salvan vidas (o, al menos, se supone que deben hacerlo), el gobierno de EE UU les otorga privilegios especiales y protecciones. Esto incluye desgravaciones fiscales, subsidios gubernamentales, amplia protección de patentes, acceso gratuito a descubrimientos científicos financiados con fondos públicos y más.

Sin embargo, cuando las compañías farmacéuticas usan palabras vacías para hacer promesas que no llevan intención de cumplir, no merecen la generosidad del público.

Big Pharma no ha dado ninguna señal de que va a cambiar sus prácticas de aumento de precios. Por el contrario, las compañías farmacéuticas continúan impulsando precios más altos a pesar del terrible impacto que tienen, tanto en la vida humana como en la economía de EE UU. Es raro que en EE UU se congelen los precios (y es exclusivamente voluntario). También tienden a establecer precios altos, como el precio “congelado” para el medicamento contra el VIH Isentress, que causó revuelo entre los pacientes con VIH por su exorbitante costo en comparación con los productos de la competencia.

Algunas compañías han bajado los precios de los medicamentos, pero generalmente solo en respuesta a la humillación pública. Los médicos del Memorial Sloan-Kettering rechazaron públicamente el Zaltrap de Sanofi, un medicamento contra el cáncer de colon, porque su precio era el doble que un producto de la competencia. Tres semanas después del anuncio de los médicos, Sanofi redujo su precio a la mitad. Esta es la razón por la cual los consumidores no deberían estar satisfechos con la congelación de precios; solo la reducción de precios hará que los precios de los medicamentos vuelvan a ser razonables.

Las compañías farmacéuticas a veces ofrecen “soluciones” a los precios desordenados de los medicamentos, como los precios basados ​​en su valor y las tarjetas de descuento, pero si bien estas prácticas pueden ayudar a algunos, suelen ser trucos para distraer al público. El precio basado en el valor es el que se establece de acuerdo con la percepción del valor que aporta un medicamento, en lugar de según los costos reales de desarrollo y fabricación. Tal práctica puede poner un límite al precio de los medicamentos marginalmente efectivos pero, por otro lado, aumenta el precio de medicamentos como la insulina, medicamentos que salvan vidas pero que han existido durante años y son baratos de producir. Las tarjetas de descuento a veces se ofrecen a un pequeño subconjunto de pacientes asegurados, y ayudan poco a la gran mayoría de usuarios o a quienes más los necesitan.

En EE UU, los 20 medicamentos más vendidos cuestan a los consumidores tres veces más de lo que cuesta el mismo medicamento en Gran Bretaña. Una vez pagué US$36 en Canadá por un medicamento que me cuesta más de US$700 aquí en casa. En muchos países europeos, los comités gubernamentales calculan los “precios de referencia” para clases de medicamentos con ingredientes similares, basándose ​​en los costos de desarrollo y fabricación y su efectividad clínica. Dicho esto, probablemente no sea realista esperar que nuestros políticos acepten este tipo de enfoque; en EE UU, las compañías farmacéuticas están entre los mayores contribuyentes a las campañas políticas, a las que aportaron más de US$2.300 millones en los últimos 10 años.

Nuestros legisladores, demasiado temerosos de desafiar los bolsillos de Big Pharma, siguen proponiendo soluciones tibias, como la transparencia de los precios, que solo afectan algunos detalles del problema. Los gerentes de beneficios de farmacia (PBMs), que son los intermediarios de la industria y desempeñan un papel en determinar el precio de los medicamentos, se llevan una parte del pastel, pero qué tan grande es, sigue siendo un secreto. La legislación en torno a la transparencia de los acuerdos no divulgados de los PBMs podría reducir los precios de los medicamentos en cierta medida, pero es probable que no afecte los precios de referencia establecidos por los fabricantes de medicamentos.

Right Care Alliance, un grupo de pacientes, médicos, enfermeras, defensores de los pacientes, estudiantes y otros miembros de la comunidad con delegaciones en todo el país, están organizando una campaña contra el aumento de precios de la industria farmacéutica. Estamos planificando acciones comunitarias de un año de duración, incluyendo reuniones comunitarias, marchas y manifestaciones, para presionar a Big Pharma para que deje de aplicar precios depredatorios, especialmente para medicamentos que salvan vidas.

Debemos obligar a las empresas como Eli Lilly a abordar la brecha entre lo que dicen que defienden y sus acciones. Debemos ser fuertes con nuestras demandas para contrarrestar el poder que Big Pharma tiene en la política de EE UU. Las compañías farmacéuticas pueden convertirse nuevamente en héroes, pero solo si dejan de aprovecharse de los pacientes que las necesitan.

creado el 4 de Diciembre de 2020