A mediados de 2019, la agencia reguladora de medicamentos francesa, ANSM (por sus siglas en francés), aconsejó a los profesionales sanitarios que no utilizaran anticoagulantes orales directos en pacientes con antecedentes de trombosis y con anticuerpos antifosfolípidos (a). Para aquellos pacientes tratados con un anticoagulante oral directo debe considerarse el cambio a un antagonista de la vitamina K como la warfarina [1].
La trombofilia adquirida más común se caracteriza por la presencia de anticuerpos antifosfolípidos. Estos anticuerpos se detectan en el 1% a 6% de la población. Las personas con anticuerpos antifosfolípidos tienen un riesgo de trombosis venosa de 3 a 15 veces superior que la población general. También tienen un mayor riesgo de trombosis arterial, incluyendo ictus isquémico [2].
Más eventos tromboembólicos con rivaroxabán.. Esta advertencia se basa en los resultados de un ensayo clínico no ciego de rivaroxabán en comparación con warfarina que incluyó a 120 pacientes con antecedentes de trombosis y en los que se habían detectado anticuerpos antifosfolípidos. El ensayo se interrumpió prematuramente debido a una mayor incidencia de eventos tromboembólicos en el grupo tratado con rivaroxabán: 12% (4 casos de ictus isquémico y 3 casos de infarto de miocardio) frente a ningún caso en el grupo tratado con warfarina [1].
A mediados de 2019, dado que otros anticoagulantes orales directos podrían presentar el mismo riesgo, y en ausencia de datos que indiquen lo contrario, la advertencia también se aplica a dabigatrán, apixabán y edoxabán [1].
En la práctica. En ocasiones los anticoagulantes orales directos constituyen una alternativa a los antagonistas de la vitamina K. Sin embargo, dado el mayor riesgo de trombosis en pacientes con anticuerpos antifosfolípidos, tiene sentido evitar los anticoagulantes orales directos en esta indicación y considerar el cambio a la warfarina.
La warfarina es el anticoagulante oral de primera elección para pacientes con alto riesgo de trombosis, pero también para aquellos con mayor riesgo de hemorragia o interacciones farmacológicas, ya que la dosis puede ajustarse en función de las mediciones del INR (índice internacional normalizado) [3]. Estas indicaciones son mucho más frecuentes que la presencia de anticuerpos antifosfolípidos.
Referencias