En marzo pasado, Ed Silverman publicó una nota [1] diciendo que, según un estudio [2], Gilead debería reducir el precio de Discovy a la mitad para que fuera costo-efectivo en la prevención de la infección por VIH, ya que no está claro que ofrezca más beneficios que Truvada, también es de Gilead. Truvada se comercializa para las mismas indicaciones que Descovy desde 2012, y a finales de año enfrentará la competencia genérica.
Gilead ha lanzado una campaña publicitaria, dirigida a médicos y pacientes, que acentúa la seguridad de Descovy para que los que consumen Truvada empiecen a utilizar el nuevo producto. Gilead espera que a finales de año Descovy haya captado entre el 40 y el 45% del mercado. Sin embargo, preocupa que el cambio a Descovy limite su acceso, y aumente la transmisión de VIH.
Un ensayo clínico de Gilead demostró que Descovy ofrecía ventajas sobre Truvada para la salud de los huesos y de los riñones, pero no hay acuerdo en si esas diferencias estadísticamente significativas tienen importancia clínica. Walensky et al [2] estimaron que para que Descovy sea costo-efectivo solo puede costar US$370 más que la versión genérica de Truvada, es decir, no más de US$8.670 al año.
Gilead criticó el estudio de Walensky et al [2] diciendo que no valora lo suficiente los aportes de Descovy a la salud ósea y renal, y que las estimaciones sobre el costo de los genéricos eran inadecuadas. Según Gilead no habrá problemas de asequibilidad porque tienen un programa de ayuda al paciente a través del cual donará 2,4 millones de frascos de Descovy para tratar a 200.000 personas anualmente hasta el año 2030.
Los activistas llevan años quejándose de que los precios del tratamiento preventivo impiden el acceso de muchos. Se estima que hay más de 1,1 millón de personas de alto riesgo que deberían consumir el medicamento, y menos de 150.000 lo han utilizado en algún momento. En este momento, Truvada cuesta US$21.100 al año.
Irónicamente, además de la publicidad que está haciendo Gilead afirmando que es menos tóxico que Truvada, hay otro factor que podría contribuir a que algunos prefirieran utilizar Descovy, y es que activistas del Sida, pensando que el nuevo producto era menos tóxico demandaron a Gilead, argumentando que estaban retrasando la comercialización de Descovy, para maximizar sus ingresos por las ventas de Truvada.
Wilensky afirma que los resultados con Truvada han sido buenos y no recomienda cambiar a un producto similar, que no es costo-efectivo.
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