Resumimos a continuación una noticia de Sheryl Gay Stolberg publicada en The New York Times [1] que traza un paralelismo entre lo que ha sido la solidaridad internacional y la respuesta de la industria farmacéutica en la crisis del VIH/SIDA y en la actual pandemia por covid-19.
Stolberg considera que, hasta cierto punto, las empresas farmacéuticas han aprendido la lección que dejó la pandemia del VIH/SIDA y que esto se observa, por ejemplo, en que durante la pandemia actual tanto Pfizer como Merck han firmado acuerdos de licencia con el Medicine Patent Pool para que laboratorios de genéricos puedan distribuir sus antivirales a 95 países de bajos ingresos y de ingresos medio-bajos donde vive cerca de la mitad de la población mundial. En el caso del VIH/SIDA, pasaron muchos años antes de que se firmaran estos acuerdos de licencia y solo se logró tras la intensa presión de los activistas.
Sin embargo, Stolberg afirma que estos acuerdos son insuficientes, porque por un lado muchos de estos países de bajos ingresos que están sufriendo la escasez de vacunas, oxígeno, pruebas diagnósticas y tratamientos, necesitan los antivirales de manera urgente, y los genéricos de Paxlovid y molnupiravir solo estarán disponibles el año que viene, mientras que los países ricos ya tienen acceso a esos dos antivirales [Nota de Salud y Fármacos: Dada la baja eficacia de molnupiravir es mejor no usar este medicamento]. Por ejemplo, en EE UU, la iniciativa del gobierno “hágase pruebas gratuitas en farmacia y en caso de dar positivo reciban gratuitamente los antivirales [Nota de Salud y Fármacos: Paxlovid está indicado solo para personas que pueden tener un caso de covid grave, los que tengan un covid leve, fiebre baja, sin problemas de respiración serios, u otros problemas médicos subyacentes que podrían poner en peligro la vida del enfermo no deben tomar esos medicamentos. La mayoría de los farmacéuticos desconocen la historia clínica del paciente y no deberían ser los responsables de prescribirlo, además cuando las ganancias del farmacéutico dependen de las ventas hay un incentivo para prescribir y vender, lo cual puede ir en detrimento de la salud del paciente].
Por otro lado, los acuerdos que se firmaron dejan por fuera a muchos países de ingresos medios [Nota de Salud y Fármacos: en esta misma publicación puede leer la nota titulada “OMS pide a Pfizer hacer más accesible el fármaco contra covid” que profundiza sobre este tema], que terminan siendo los más perjudicados y tienen que negociar los precios directamente con las empresas farmacéuticas. Por ejemplo, Brasil todavía está negociando un acuerdo con Pfizer para que Paxlovid esté disponible gratuitamente en el sistema público de salud. En muchos casos estas negociaciones incluyen cláusulas de confidencialidad, que impiden que se conozcan los precios para impedir que otros países negocien mejores condiciones.
En respuesta a la exclusión de la mayoría de los países de ingresos medios, la ciudadanía de Colombia, Chile, República Dominicana y Perú ha solicitado a sus gobiernos que exijan que Pfizer licencie su antiviral para que laboratorios de genéricos puedan producirlos y contribuir a mejorar el acceso.
Otro punto que los autores abordan es que en la actual pandemia por covid-19, los esfuerzos internacionales para ayudar a los países más desfavorecidos, hasta el momento, se han centrado solo en las donaciones de vacunas y esto sería insuficiente porque también se necesitan pruebas diagnósticas y tratamientos de manera urgente. En este sentido la OMS ha informado recientemente que en los países de ingresos bajos y medios sólo se realiza el 20% de las pruebas diagnósticas para covid-19, y el Dr. Bruce Aylward, un alto funcionario de la OMS aseguró que esto es lo que más le preocupa, ya que si no se hacen pruebas no se puede aislar y secuenciar el virus, ni diagnosticar para después tratar a los pacientes y aislarlos para evitar los contagios. En cuanto a los tratamientos, la Dra. Sabrina Kitaka, una pediatra que trabaja en Uganda asegura que ha visto morir a muchos niños, que tenían otras enfermedades subyacentes, por complicaciones del covid-19 y que hubieran sido elegibles para recibir Paxlovid, si hubiera estado disponible.
Afortunadamente, la estrategia que hasta ahora se había centrado sólo en vacunas podría estar cambiando ya que Biden, en la segunda cumbre internacional sobre el covid-19, ha solicitado a los demás países ricos que las donaciones incluyan tratamientos antivirales y oxígeno. Además, la administración Biden ha solicitado al Congreso la aprobación de una partida extraordinaria de US$22.500 millones para enfrentar la emergencia sanitaria que incluye US$5.000 millones para contribuir a la respuesta global. Sin embargo, los republicanos se niegan a autorizarlo y condicionan la ayuda a que se recorte el presupuesto de otros programas.
Por otra parte, los líderes de ACT Accelerator están listos para comenzar a expandir un programa de pruebas diagnósticas en unos 20 países que consideran prioritarios, sin embargo, la iniciativa está detenida por falta de dinero y porque para algunos políticos, la pandemia ya ha pasado a segundo plano.
La Dra. Deborah Birx, que lideró PEFFAR durante siete años y fue coordinadora de la respuesta al covid durante el gobierno del presidente Trump dijo que las campañas de vacunación para covid necesitan un programa de infraestructura y redes. Según Birx, la entrega de vacunas en África puede ser más fácil que en las áreas rurales de EE UU. Una gran parte de los esfuerzos de EE UU por contribuir a aumentar la vacunación para el covid en África se basaron en la infraestructura y en las redes que se establecieron en el programa PEPFAR. Birx también dijo que este programa ha demostrado poder llevar los medicamentos a cualquier sitio en África, sin importar donde vivan los afectados
Esto demuestra que se sigue aprendiendo de los esfuerzos para combatir la pandemia del VIH/SIDA, aunque las brechas de acceso a las tecnologías médicas necesarias para mitigar la actual pandemia todavía son muy grandes.
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