Una noticia publicada en la Folha de Sao Paulo [1] afirma que la industria de los opiáceos sintéticos trata de ampliar su mercado en los países en desarrollo como Brasil. Para ello están utilizando estrategias parecidas a las empleadas en EE UU, que generaron la gran epidemia por sobreconsumo de estos medicamentos y provocó la muerte por sobredosis de más de medio millón de personas en los últimos 20 años. A continuación, hacemos un breve resumen.
Entre las estrategias para promover el uso de opioides figuran: poner énfasis en la necesidad de opioides para tratar al paciente al final de la vida, declarar que existe una epidemia de dolor no tratado, posicionar a los opiáceos como los mejores fármacos para el dolor crónico, asegurar a los médicos que el cribado y la monitorización evitarán la adicción, y convencerles de que mantengan a los pacientes en tratamiento con opiáceos, aunque sean ineficaces.
Cuando los pacientes se vuelven adictos a los opioides de venta con receta, es frecuente que empiecen a consumir drogas ilícitas como la heroína o el fentanilo.
El año pasado, Johnson & Johnson y tres distribuidores de medicamentos estadounidenses que habían sido acusados de alimentar la epidemia de opioides estuvieron dispuestos a pagar US$26.000 millones para resolver miles de demandas. En marzo 2020, la cadena de farmacias CVS llegó a un acuerdo de US$484 millones para poner fin a las demandas por opioides. Purdue, Teva, Allergan y Endo también son objeto de litigios.
Para evitar que Brasil se enfrente a una situación similar, Adriane Fugh-Berman, profesora de farmacología en Georgetown University, recomienda que el país estudie y discuta lo ocurrido en EE UU, rechace afirmaciones falsas como por ejemplo que existe una epidemia de dolor no tratado, que se han exagerado los riesgos de los opioides; y evite que la industria del dolor financie actividades para médicos y otros prescriptores.
Según la Dra Fugh-Berman, “Las nuevas prescripciones de opioides deben limitarse a tres días. Nadie debería recetar más de 90 mme (miligramos equivalentes de morfina) de opiáceos al día, excepto en el caso de los pacientes dependientes, a los que hay que retirarles la medicación lentamente”.
Según la anestesista Silvia Tahamtani, especialista en dolor y cuidados paliativos del ICESP (Instituto del Cáncer del Estado de São Paulo), los médicos desconocen cómo hay que tratar el dolor.
Referencia