La pandemia de covid-19 y la búsqueda de tratamientos ha llevado a que el concepto “conflicto de interés” se mencione frecuentemente en los debates públicos en Francia y en otros países, aunque, en ocasiones, más que aclarar se ofusca el problema.
Covid-19: explotación oportunista de un problema real. Algunos de los defensores del uso de medicamentos baratos para tratar la covid-19 (como la hidroxicloroquina o la ivermectina) se han aprovechado del concepto “conflicto de interés” para desacreditar a quienes criticaban su investigación o sus opiniones [1]. Las organizaciones francesas que combaten más activamente los conflictos de interés no fueron engañadas con estas tácticas. Por ejemplo, Formindep comentó: “Desafortunadamente, a menudo se han explotado los conflictos de interés, tratados como ataques ad hominem, para esconder la escasez de evidencia científica” [2]. Refiriéndose a la especialista francesa en enfermedades infecciosas, Karine Lacombe, a quien acusaron de oponerse al uso de hidroxicloroquina por sus vínculos financieros, Euros For Docs opinó: “No se pueden usar los conflictos de interés de los expertos como un comodín para evitar responder a sus comentarios” [3].
Los medios y las redes sociales han simplificado excesivamente los conflictos de interés al presentarlos como un tipo de corrupción y diciendo que las grandes farmacéuticas manejan a todos como títeres, y en el proceso han socavado el concepto de “conflicto de interés”. El problema con los conflictos de interés no tiene que ver con individuos corruptos o conspiraciones mundiales, sino con la influencia, en parte inconsciente, que pueden ejercer sobre la toma de decisiones [4].
Falta de transparencia en Europa. Durante los últimos 15 años, numerosas iniciativas en el mundo —lideradas por publicaciones científicas, autoridades de salud, institutos de investigación, asociaciones de estudiantes, escuelas de medicina y otros— han intentado solucionar el problema de los conflictos de interés en el sector de la salud [5].
Una de estas iniciativas consiste en establecer regulaciones que exijan que se hagan públicos los conflictos de interés entre los individuos o instituciones de salud y la industria de los productos para la salud. Estas leyes de transparencia (“Sunshine Acts”), que se originaron en EE UU, se están implementando en todo el mundo [6]. Algunas medidas regulatorias son más efectivas que otras.
Euros For Docs, que al principio era una organización sin ánimo de lucro que promovía la transparencia sobre los conflictos de interés en el sector de la salud en Francia (www.eurosfordocs.fr), y que lanzó una versión europea de su plataforma en 2021 (www.eurosfordocs.eu), analizó la situación en los países europeos donde la transparencia se basa en la publicación voluntaria (no obligatoria) por parte de los profesionales de la salud o las compañías. A pesar de que hay grandes diferencias entre los países, en ningún caso se publica la información sobre todos los profesionales de la salud en un único sitio web [7].
Euros For Docs concluyó acertadamente que es momento de implementar una ley de transparencia (“Sunshine Act”) en la UE, basándose en los modelos más efectivos, es decir, la publicación obligatoria y exhaustiva de los conflictos de interés por parte de empresas de productos para la salud, como sucede en EE UU, Portugal y Francia [7].
Selected references from Prescrire’s literature search