Resumimos a continuación un comentario publicado en Barron’s [1], donde Ellen ‘t Hoen responde a los principales argumentos que esgrimen quienes rechazan la propuesta que India y Sudáfrica presentaron a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en octubre de 2020. Esta propuesta exime a las tecnologías relacionadas con la covid-19 de cumplir con el Acuerdo ADPIC para poder ampliar su producción y controlar la pandemia
Al igual que muchos otros, ‘t Hoen afirma que aumentar la capacidad de producción de vacunas es esencial para evitar la aparición de nuevas variantes del virus, y para ello hay que flexibilizar las leyes de propiedad intelectual (incluyendo las patentes, los conocimientos técnicos y los datos no divulgados). Según ella, los argumentos que las empresas farmacéuticas utilizan para oponerse a estas medidas carecen de valor, y perjudican grandemente a los que no están vacunados.
El dos de mayo, Ron Klain, jefe de gabinete del presidente Joe Biden aceptó que los derechos de propiedad intelectual son parte del problema, y también mencionó los problemas de fabricación y de acceso a las materias primas. Esto podría indicar que el gobierno de EE UU está flexibilizando su posición al respecto.
En cambio, tanto Bill Gates como los grupos de presión de la industria cinematográfica de Hollywood se pusieron del lado de las empresas. Bill Gates siempre ha defendido los derechos de propiedad intelectual, y los artistas dicen que la exención de los ADPIC tiene un alcance demasiado amplio y perjudicaría a su industria (Nota de Salud y Fármacos: recordemos que este grupo tuvo un papel prominente en la aprobación del ADPIC). Sin embargo, la autora afirma que la exención dice explícitamente que “no se aplicará a la protección de los artistas intérpretes o ejecutantes, los productores de fonogramas (grabaciones sonoras) y los organismos de radiodifusión en virtud del artículo 14 del Acuerdo sobre los ADPIC”.
A continuación, la autora refuta uno por uno los argumentos más utilizados por quienes se oponen a la exención de patentes:
Desalienta la innovación. Si se otorga la exención, los inversionistas tendrán que renunciar al gran beneficio que devengan gracias a los monopolios y no tendrán incentivos para invertir en I+D. Sin embargo, este argumento tiene poco asidero en el contexto de una pandemia en la que el sector público ha contribuido US$112.000 millones para el desarrollo de vacunas y tratamientos.
Compartimos mejor la tecnología cuando lo hacemos nosotros mismos y ya lo estamos haciendo. Este argumento no tiene validez porque las grandes farmacéuticas solo han colaborado con un pequeño grupo de empresas que ellas eligieron. La excepción es AstraZeneca, que ha licenciado voluntariamente su vacuna covid-19 al Serum Institute de la India. De hecho, en abril, la directora de la OMC solicitó a la industria que compartiera sus licencias con fabricantes de los países en desarrollo.
No se puede asegurar la calidad de los medicamentos y vacunas producidas por otros laboratorios. Garantizar la calidad no tiene nada que ver con la propiedad intelectual. La OMS tiene un programa de precalificación que evalúa los productos covid-19 para garantizar su eficacia y seguridad; y las empresas ubicadas en países en desarrollo están produciendo tratamientos de calidad.
No hay capacidad ociosa en la industria farmacéutica. Se sabe que hay empresas con capacidad de producción que no está siendo utilizada en Bangladesh, Canadá, Israel, Corea del Sur y Paquistán. Teva solicitó licencias para producir vacunas covid, y nadie aceptó su oferta.
Liberar las patentes no sería efectivo para aumentar la producción. Eso es cierto, fabricar vacunas no es fácil.Además de renunciar a los derechos de propiedad intelectual se requiere transferir la tecnología, el conocimiento técnico y a veces los insumos. Por eso la OMS estableció el banco de acceso a la tecnología covid (Covid-19 Technology Access Pool, o C-TAP), pero es un mecanismo voluntario y hasta ahora las empresas se han negado a colaborar.
Finalmente, concluye su comentario con una frase contundente: “Algo tendrá que ceder. El futuro de la humanidad depende de ello”.
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