La Unión Europea (UE) recibió el lunes una sentencia muy favorable en su conflicto comercial con Turquía, es la primera apelación que se resuelve por arbitraje para eludir los problemas en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En 2019, Bruselas presentó un caso contra Ankara a la OMC, en el que cuestionaba el “requisito de localización” impuesto por Turquía. La UE dijo que esto obligaba a las empresas farmacéuticas extranjeras a trasladar sus plantas de manufactura a Turquía para que los consumidores turcos pudieran solicitar el reembolso tras haber comprado sus productos en las farmacias.
Un grupo de expertos de la OMC ya había rechazado los argumentos de Ankara y recomendado que ajustara sus medidas a las normas comerciales mundiales. Esto provocó que Turquía apelara en abril, aunque la apelación tuvo que seguir una vía que no se había utilizado.
El Órgano de Apelación de la OMC, que normalmente atiende estos recursos, no ha podido emitir un fallo desde que en 2020 el ex presidente de EE UU, Donald Trump, bloqueó los nuevos nombramientos, una política que la actual administración estadounidense no ha revertido.
La parálisis del Órgano de Apelación significa que las disputas entran en un vacío legal. Para resolverlo, la UE y Turquía acordaron enviar el caso a árbitros ajenos a la OMC y acatar sus conclusiones.
Es la primera vez que se utiliza esta estrategia en un litigio de la OMC.
Los árbitros respaldaron algunos de los argumentos de Turquía, pero apoyaron la conclusión del anterior grupo especial de la OMC. Concluyeron que el requisito de localización infringía las normas comerciales mundiales y aconsejaron a Turquía que ajustara su política en consecuencia.