El presidente Alejandro Giammattei anunció la compra de Sputnik V como el contrato que proveería vacunas para el 80 por ciento de la población en 2021. Sin embargo, resultó un fracaso. Guatemala registra la tasa más baja de vacunación en Centroamérica y un millón de dosis rusas vencieron este 28 de febrero.
Esta historia recoge las verdades a medias, las falsedades, las contradicciones y las inconsistencias emanadas de fuentes oficiales, de las que el gobernante –un médico que se ufanaba de ser un ejemplo en la región sobre cómo gestionar la pandemia, fue el principal promotor.
El gobierno sufre las consecuencias de su peor jugada durante la pandemia del covid-19. Hace tres meses pagó por adelantado Q614.5 millones (US$79.80 millones) por ocho millones de vacunas Sputnik V, pero solo ha recibido el 11% de las dosis y no hay garantía de que Rusia cumpla lo pactado.
Los contagios de coronavirus van en ascenso. La ocupación de las áreas covid-19 en los hospitales está por arriba del 90% y el país está por iniciar la tercera ola de infecciones: es el principio de una situación crítica porque las emergencias empiezan a colapsar.
La historia del contrato entre Guatemala y el fondo ruso es la de una misión malograda. Contrario a la hazaña de la entonces Unión Soviética en 1957, cuando lanzó al espacio el primer satélite artificial, el Sputnik, Rusia no ha podido consolidarse en el país con la vacuna anti-covid-19.
Estas negociaciones despegaron mal y no lograron mantener el rumbo anunciado. En medio de la presión social porque Guatemala aún no compraba vacunas, Giammattei y el entonces canciller, Pedro Brolo, convencieron en febrero de 2021 a la entonces ministra de Salud, Amelia Flores, a firmar el contrato.
De manera sorpresiva, el 5 de abril de 2021, el presidente reveló que su gobierno acordó comprarle 16 millones de dosis Sputnik V al RDIF y que se pagó por adelantado la mitad, Q614.5 millones (US$79.80 millones).
Lo consideró un buen acuerdo porque cubriría al 80% de la población mayor de edad. El resto recibiría la vacuna suministrada por el mecanismo creado por el Fondo de Acceso Global para Vacunas covid-19 (Covax). Con estos insumos se vacunarían a 10 millones de guatemaltecos durante el año 2021.
De acuerdo con Edwin Asturias, exdirector de la Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia covid-19 (Coprecovid), Brolo —uno de los hombres de mayor confianza de Giammattei— le hizo una consulta en agosto de 2020.
“Me preguntó si sería bueno hacer una petición formal a Rusia dado sus conversaciones con el embajador, y yo le dije que no. Los datos eran insuficientes, por lo que deberíamos esperar a que completaran los estudios y asegurar que la vacuna fuera eficaz y segura. A pesar de mi recomendación, la Cancillería envió la misiva solicitando ser incluida en los países interesados”, señaló el excomisionado.
Dos meses más tarde, en octubre de 2020, hubo conversaciones para adquirir las vacunas AstraZeneca, Johnson & Johnson y Pfizer, explicó Asturias. La primera farmacéutica ofreció cada dosis a US$4 más envío, pero el país perdió la oportunidad de comprarlas.
El presidente no estaba convencido, a finales de 2020 dudaba de la efectividad de las vacunas. Giammattei cuestionaba si servirían para todas las variantes del nuevo coronavirus.
El mandatario no envió hasta enero de 2021 la iniciativa de ley que le daría los fondos y la autorización para estas compras millonarias. Y el Congreso tardó en aprobarla.
Así Guatemala se convirtió en el último país de Centroamérica en definir una negociación directa con un fabricante. Ya sus vecinos Costa Rica, El Salvador y Honduras habían firmado contratos para adquirir vacunas Pfizer, Sinovac y Sputnik V, respectivamente.
Después de que el Gobierno anunció la suscripción del contrato con Rusia, en abril de 2021, los detalles del convenio fueron un misterio. El mecanismo utilizado para evitar rendir cuentas orbitó alrededor del acuerdo de confidencialidad que les impedía revelar los datos.
La estrategia del Ejecutivo también incluyó a los medios de comunicación afines que tienen mayor cobertura, como los canales y estaciones de radio de Albavisión, para replicar sus mensajes. Así como evitar las conferencias de prensa para que Giammattei no fuera cuestionado. A la fecha, en sus escasas comparecencias, la Secretaría de Comunicación de la Presidencia (SCSP) escoge a qué reporteros les da la palabra.
Entre abril y septiembre del año pasado, las dosis rusas llegaron a cuentagotas.
En la población hubo incertidumbre por la falta de segundas dosis de Sputnik V, y hasta agosto solo se habían recibido 60.000 frascos de este tipo.
A partir de octubre, el fondo ruso aumentó los envíos y a finales de ese mes Guatemala contaba con 4,8 millones de vacunas. Sin embargo, para esa fecha el gobierno disponía de otras marcas de fármacos y Estados Unidos anunció que la Sputnik V no figura entre las aceptadas para ingresar a su país. Esto provocó que la población rechazara la rusa y buscara vacunarse con Moderna.
El año 2021 cerró con que dos de cada diez personas recibieron la primera dosis de Sputnik V. Al resto, 5,17 millones, se le aplicó Moderna, AstraZeneca y Pfizer, en ese orden.
La receta médica mejor guardada
Mientras pasaban las semanas y se consolidaba el fracaso en la gestión de las Sputnik V, Alejandro Giammattei estaba en aprietos porque las Sputnik V no llegaron al país como estaba previsto.
Giammattei y Flores también hicieron creer a la opinión pública que habían anulado la compra de ocho millones de dosis y que Guatemala solo compraría la mitad de vacunas inicialmente acordadas.
Sin embargo, el sucesor de Amelia Flores, Francisco Coma, reveló en repetidas declaraciones en el Congreso que el país continúa comprometido con el fondo ruso, para comprar el total de dosis acordadas desde el inicio, 16 millones. Un producto que pese a su eficacia no es popular en el país.
En realidad, es poco lo que Guatemala puede hacer. El contrato establece que el ministerio de Salud no puede responsabilizar al RDIF por el retraso de las entregas, según detalla el documento que el diario el Periódico publicó el 3 de mayo de 2021.
El año cerró con la entrega de las vacunas prometidas, aunque la mayor cantidad de dosis, 3,1 millones, arribaron en los últimos tres días de 2021.
Seis meses después del discurso del presidente Giammattei, Guatemala ocupaba el último lugar de América Latina en nivel de cobertura de inoculación contra el covid-19. Aún hoy las autoridades no han logrado contrarrestar el rechazo de la población a las vacunas.
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