Los pacientes con enfermedades inflamatorias inmunomediadas presentan mayor riesgo de desarrollar infecciones respecto a la población general, en parte debido a los tratamientos inmunosupresores. El riesgo de infección asociado a estos tratamientos depende del mecanismo de acción. No existe evidencia de un riesgo aumentado de infecciones graves asociada al uso de apremilast. Por eso, antes de iniciar tratamiento con apremilast no es necesario realizar ningún tipo de prueba más allá de la monitorización clínica de la enfermedad.
El tratamiento con inhibidores de JAK se ha asociado con un aumento del riesgo infeccioso, incluyendo la reactivación de tuberculosis, de herpes zóster, de hepatitis B, entre otras infecciones. Se debe valorar el estado de vacunación, realizar el cribado de infección por hepatitis B, tuberculosis latente y descartar infección activa, sistémica o localizada, antes de iniciar el tratamiento con inhibidores de JAK. Las vacunas inactivadas recomendadas para los pacientes en tratamiento con inhibidores de JAK son: neumococo, gripe, hepatitis A, hepatitis B, herpes zóster y SARS-Cov-2. Las vacunas vivas atenuadas están contraindicadas en estos pacientes. N o se dispone de datos suficientes que demuestren que apremilast o los inhibidores de JAK aumenten el riesgo de infección por COVID-19 y sus complicaciones. Es importante que, tanto los profesionales sanitarios como los pacientes conozcan las medidas de prevención de infecciones y reconozcan los signos y síntomas de infección antes y durante el tratamiento con estos fármacos.
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