En 2022, un equipo francés publicó un análisis de los informes de abuso, dependencia y síntomas de abstinencia asociados al uso de neurolépticos, que estaban registrados en la base de datos de farmacovigilancia de la OMS [1].
A mediados de 2018, esta base de datos contenía 2096 informes de este tipo; 1683 de estos se relacionaban con los llamados neurolépticos atípicos, principalmente quetiapina (1089 casos) y olanzapina (Zyprexa u otras marcas, 209 casos). El 98% de los informes provenían de EE UU o Europa [1].
Los 1089 informes que implicaban a la quetiapina involucraban a personas que tenían un promedio de 47 años. En un tercio de los casos, los pacientes habían muerto, pero no se había registrado la causa de la muerte, y se desconoce si estaban usando otro medicamento simultáneamente. En los casos en los que se registró el motivo por el que se usaba quetiapina, era mayormente fuera de indicación para tratar problemas de sueño o trastornos de ansiedad [1].
Los 209 informes que implicaban a la olanzapina eran de personas de 43 años, en promedio. En aproximadamente un tercio de los casos, los pacientes habían muerto, pero no se había registrado la causa de muerte [1].
Los informes de abuso y dependencia parecieron ser más numerosos con la quetiapina y la olanzapina que con otros neurolépticos [1-3].
En la práctica, cuando parece recomendable usar un neuroléptico, es importante considerar el riesgo de abuso o dependencia cuando se elige a la olanzapina o la quetiapina. En los pacientes tratados con uno de estos neurolépticos, es prudente analizar cómo se usa el medicamento y los riesgos asociados a un aumento de la dosis [4,5].
Referencias