Nada nuevo
No se comparó con otro inmunosupresor, y es probable que los resultados del ensayo clínico controlado con placebo estén sesgados debido a las diferencias en los valores iniciales de los grupos. Demostró ser eficaz para una minoría de los pacientes, pero sus riesgos incluyen infecciones y cáncer.
NUCALA – mepolizumab en solución para inyección subcutánea, o en polvo para solución para inyección subcutánea
GlaxoSmithKline
La granulomatosis eosinofílica con poliangeítis (también conocida como síndrome de Churg-Strauss) es un tipo de vasculitis raro y grave que tiene una incidencia de 1 a 4 casos anuales por cada millón de personas. Se presenta principalmente en adultos, y su incidencia alcanza su punto máximo entre los 40 y los 60 años. Las lesiones afectan sobre todo los pulmones (asma, derrames pleurales y nódulos), las vías respiratorias altas (sinusitis, rinitis, otitis, poliposis nasal), la piel (nódulos subcutáneos) y el sistema nervioso periférico (neuropatías). En ocasiones, también afecta otros órganos, en especial el corazón, el tubo digestivo, los riñones y el sistema nervioso central. La evolución clínica y el pronóstico de la enfermedad dependen en particular de la presencia de afectación cardíaca y de los efectos adversos de los tratamientos que se usen. La tasa promedio de la supervivencia a los 10 años es de aproximadamente un 85% [1,2].
El tratamiento de primera línea se basa en un corticoesteroide por vía oral, en una dosis inicial alta, durante las primeras semanas, que se reduce gradualmente durante un período de varios meses hasta alcanzar la dosis eficaz más baja. En presencia de factores adversos para el pronóstico (por ejemplo, afectación grave cardíaca, gastrointestinal o del sistema nervioso central), se añade ciclofosfamida (un citotóxico con propiedades inmunosupresoras) desde el comienzo. La tasa de remisión después del primer tratamiento es de aproximadamente un 90%, pero el 60% de los pacientes experimentan recaídas cuando se reduce la dosis del corticoesteroide. Si ocurre una recaída o el corticoesteroide por sí solo no tiene suficiente eficacia, se añade otro inmunosupresor, principalmente azatioprina o metotrexato, o ciclofosfamida si hay afectación grave de algún órgano [1].
El mepolizumab es un anticuerpo monoclonal inmunosupresor que se dirige contra la interleucina 5, una citosina que tiene una participación importante en la maduración y activación de los eosinófilos [3,4]. Dado que los eosinófilos, a su vez, participan en la granulomatosis eosinofílica con poliangeítis, se cree que el mepolizumab puede reducir la actividad de la enfermedad disminuyendo la actividad de los eosinófilos [1,4]. El mepolizumab ya estaba autorizado en la UE para tratar el asma. Ahora también ha sido autorizado como tratamiento complementario de otros inmunosupresores para tratar la granulomatosis eosinofílica con poliangeítis recurrente-remitente en pacientes de seis años o mayores. Para tratar este problema, la dosis recomendada es de 2,5 a 5 veces mayor (dependiendo de la edad del paciente) a la recomendada para el asma [3,4].
Un ensayo clínico controlado con placebo con diferencias en los valores iniciales de los grupos que favorecerían al mepolizumab. El mepolizumab no ha sido comparado con otro inmunosupresor para el tratamiento de la granulomatosis eosinofílica con poliangeítis. Un ensayo clínico aleatorizado de doble ciego que incluyó a 136 pacientes adultos comparó al mepolizumab con un placebo como complemento de un tratamiento inmunosupresor. Algunos pacientes padecían la enfermedad refractaria, mientras que otros habían tenido una recaída, en algunos casos mucho tiempo antes de ser inscritos [4]. A pesar de la aleatorización, en el momento de inscribirse los grupos exhibían diferencias en algunos aspectos. Por ejemplo, el 54% de los pacientes en el grupo de mepolizumab padecía una vasculitis “activa”, frente al 71% en el grupo placebo, y el 60% frente al 46% recibía inmunosupresores que no eran corticoesteroides. En resumen, los pacientes en el grupo placebo padecían, en promedio, una forma más grave de la enfermedad, y su tratamiento había sido menos intensivo [4].
Durante el ensayo clínico, se definió la remisión como “vasculitis no activa” (según una puntuación clínica de uso generalizado para esta enfermedad) mientras se tomaba un corticoesteroide por vía oral en una dosis que no sobrepasara el equivalente a 4 mg de prednisona por día. Durante las 52 semanas de tratamiento, el 53% de los pacientes que recibieron mepolizumab experimentaron al menos un período de remisión de cierta duración, frente al 19% en el grupo placebo (segundo criterio de valoración principal; p<0,001). El 32% de los pacientes en el grupo mepolizumab experimentaron una remisión en las semanas 36 y 48, frente al 3% en el grupo placebo (otro segundo criterio de valoración principal; p<0,001). Además, el 19% de los pacientes en el grupo mepolizumab que experimentaron una remisión durante las primeras 24 semanas permanecieron en remisión durante el resto del período de tratamiento, frente al 1% en el grupo placebo. Al comienzo del ensayo clínico, la mitad de los pacientes estaban tomando una dosis de corticoesteroide por vía oral que era mayor al equivalente a 12 mg/día de prednisona. En el grupo mepolizumab, más pacientes pudieron disminuir la dosis de corticoesteroide: por ejemplo, al final del período de tratamiento, el 59% de los pacientes en el grupo mepolizumab estaban recibiendo menos de 7,5 mg de prednisona (o su equivalente) por día, frente al 34% en el grupo placebo [4].
No se han ejecutado ensayos clínicos con mepolizumab para tratar este problema en niños y adolescentes. Las dosis recomendadas para esos pacientes se determinaron mediante un modelo farmacocinético [4].
Infecciones, cáncer y una presentación que no se adapta a las dosis recomendadas para algunos pacientes. Los efectos adversos conocidos del mepolizumab son los que suelen provocar los inmunosupresores, incluyendo en particular el riesgo de infecciones y cáncer, y los que provocan los anticuerpos monoclonales, incluyendo las reacciones relacionadas con la inyección y las reacciones anafilácticas. También conlleva algunos riesgos poco documentados, en especial de padecer trastornos tromboembólicos y cardiovasculares [3,5]. Durante la evaluación del mepolizumab para esta nueva indicación, no se observaron efectos adversos que no hayan sido descritos anteriormente [4].
La dosis para los pacientes que pesan 40 kg o más es de 200 mg o 300 mg de mepolizumab (dependiendo de la edad), por lo que es necesario aplicar dos o tres inyecciones seguidas en lugares diferentes, separados por al menos 5 cm [6]. Para estos pacientes, un avance deseable sería que se comercializara una dosis ajustada a esta necesidad.
En respuesta a nuestra solicitud de información, GlaxoSmithKline nos envió documentos administrativos y artículos publicados.
Revisión de la literatura hasta el 6 de enero de 2023