Casi la mitad de los estadounidenses adultos padecen hipertensión (valores de presión arterial que se sitúan constantemente por encima de lo normal), lo que los pone en riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares (como infarto y accidente cerebrovascular) [1]. Esto se debe a que la hipertensión daña las paredes de las arterias, haciéndolas más susceptibles a la acumulación de placa y sus consiguientes complicaciones.
La buena noticia es que hay evidencia sólida procedente de proyectos de investigación que demuestran que el control de la presión arterial alta —junto con la adopción de un estilo de vida saludable y el uso de medicamentos antihipertensivos (para reducir la presión arterial) cuando sea necesario— reduce los riesgos de enfermedad cardiovascular y muerte [2]. Este efecto favorable de la reducción de la presión arterial se produce en pacientes con diversos niveles de presión arterial alta y afecciones subyacentes.
En los últimos años, ha habido un debate sobre el horario en que los pacientes deberían tomar sus medicamentos antihipertensivos. En general, en los ensayos clínicos que respaldaron la aprobación de estos medicamentos, los pacientes tomaban sus antihipertensivos una vez al día por la mañana (en adelante, dosis matutina). Sin embargo, se ha planteado la hipótesis de que la dosis vespertina de estos medicamentos reduce la presión arterial por la noche y disminuye su aumento por la mañana [3], lo que posiblemente reduzca el riesgo de enfermedad cardiovascular. Aunque dos estudios previos (denominados Hygia [4] y MAPEC [5]), realizados por el mismo grupo de investigadores españoles, informaron un efecto protector sobre los efectos cardiovasculares inusualmente alto al tomar la dosis diaria de los medicamentos antihipertensivos a la hora de acostarse , en comparación con la dosis matutina, se ha cuestionado la validez de estos estudios [6, 7].
En contraste con los resultados de estos estudios realizados en España, un reciente ensayo clínico británico a gran escala y bien diseñado —que probablemente sea representativo de los pacientes hipertensos expertos en Internet y en general tratados en los consultorios de atención primaria— no mostró mayores beneficios de la dosis vespertina frente a la dosis matutina de antihipertensivos, administrados una vez al día, en cuanto a los principales efectos cardiovasculares. Este nuevo ensayo clínico, denominado estudio TIME, fue financiado por la British Heart Foundation (Fundación Británica del Corazón) y publicado en el número del 22 de octubre de 2022 de la revista The Lancet.
Detalles del estudio TIME [8]
Este estudio británico fue un ensayo clínico prospectivo, aleatorizado, abierto pero ciego en cuanto a los criterios de valoración. En él participaron 21.104 pacientes adultos con hipertensión que tomaban al menos una medicación antihipertensiva una vez al día. Cada uno de estos pacientes estaba registrado con un médico general en el Reino Unido y tenía una dirección de correo electrónico, ya que el seguimiento del estudio se realizó por este medio y a través de un portal de estudio en línea. La edad media de los pacientes en el momento de la inscripción era de 65 años, el 58% de ellos eran hombres y el 91% eran de raza blanca.
El personal del ensayo asignó aleatoriamente a 10.601 pacientes a que tomaran todos sus medicamentos antihipertensivos habituales una vez al día por la mañana (entre las 6 a.m. y 10 a.m.) y asignó a los 10.503 pacientes restantes a que tomaran estos medicamentos por la noche (entre las 8 p.m. y medianoche). Los medicamentos antihipertensivos específicos que tomó cada paciente fueron prescritos por el médico que lo trataba. Los investigadores señalaron que no tenían motivos para creer que la elección de estos medicamentos se viera afectada por la participación en el ensayo.
Los pacientes del estudio completaron periódicamente cuestionarios en línea en los que se les preguntaba —o a sus contactos alternativos si no respondían—, sobre su adherencia al horario asignado para tomar su medicamento antihipertensivo y si experimentaban acontecimientos adversos específicos relacionados con la medicación o determinados criterios de valoración de acontecimientos cardiovasculares. Un comité independiente de médicos especialistas en cardiología y accidentes cerebrovasculares, que no conocía la asignación de los pacientes a los grupos, verificó los criterios de valoración del estudio utilizando bases de datos nacionales de mortalidad y hospitalización.
Tras una mediana de seguimiento de cinco años, los investigadores observaron que los pacientes de los grupos que tomaban la dosis por la mañana y por la noche presentaban tasas similares del criterio de valoración principal del estudio (una combinación de muerte de origen vascular u hospitalización por infarto o derrame cerebral no mortales). En concreto, este criterio de valoración principal se produjo en el 3,7% de los pacientes que tomaron la dosis por la mañana y en el 3,4% de los que tomaron la dosis por la noche. Asimismo, no se observaron diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos en los análisis adicionales, en los que se dividió a los pacientes en subgrupos en función de su edad, sexo, tabaquismo, antecedentes de diabetes o enfermedad cardiovascular y los tipos específicos de su medicación para la presión arterial.
Cabe destacar que el número de hospitalizaciones por glaucoma fue un criterio de valoración secundario del estudio TIME, ya que a los oftalmólogos les preocupaba que la presión arterial baja por la noche (hipotensión nocturna) —un posible efecto adverso de la dosis nocturna de antihipertensivos— pudiera empeorar las consecuencias del glaucoma. Sin embargo, no hubo diferencias en el número de pacientes con glaucoma que requirieron ingreso hospitalario entre los grupos del estudio.
Además, no se detectaron problemas de seguridad importantes en los grupos de estudio. Sin embargo, síntomas como diarrea, mareos o aturdimiento, dolores musculares, e indigestión o malestar estomacal, fueron más frecuentes entre los pacientes del grupo de dosis matutina. En cambio, las visitas excesivas al baño durante el día o la noche fueron más frecuentes entre los pacientes del grupo de dosis vespertina.
En general, los investigadores del estudio TIME llegaron a la conclusión de que, aunque su estudio era lo bastante amplio como para haber detectado diferencias clínicamente importantes en los eventos cardiovasculares entre los dos grupos, no detectaron “ninguna ventaja” de la dosis vespertina, sobre la dosis matutina de antihipertensivos administrados una vez al día, en términos de consecuencias cardiovasculares importantes o de muerte.
Cabe destacar que se está llevando a cabo un estudio canadiense llamado BedMed —que se espera que termine a finales de 2023— en el que también se comparan las dosis de antihipertensivos a la hora de acostarse y por la mañana [9]. Hasta que no se disponga de los resultados de ese estudio, no parece haber ninguna razón de peso para que los pacientes hipertensos que toman antihipertensivos una vez al día cambien el horario de las dosis.
Qué hacer
Si toma antihipertensivos, hable con su médico sobre el mejor horario para tomarlos, ya que las pruebas actuales indican que la administración de antihipertensivos una vez al día por la mañana o por la noche probablemente no afecte a los resultados cardiovasculares. Lo más importante es tomar los antihipertensivos con regularidad, a una hora que le resulte cómoda y que minimice los efectos adversos. No suspenda ningún medicamento para la presión arterial sin antes consultar a su médico.
También es crucial adoptar un estilo de vida saludable como tratamiento de primera línea para reducir la hipertensión. Estas modificaciones incluyen abstenerse de fumar, evitar (o al menos limitar) el consumo de alcohol, evitar el estrés prolongado, consumir una dieta sana (sobre todo la dieta de los Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión [DASH o Dietary Approaches to Stop Hypertension] o la dieta mediterránea), aumentar la ingesta de potasio procedente de alimentos (como las hojas de remolacha y las acelgas) [10] y reducir la ingesta de sodio, perder los kilos de más, realizar al menos 30 minutos diarios de actividad física moderada (como montar en bicicleta, bailar, correr, nadar o caminar), así como tener suficientes horas de sueño de calidad durante la noche [11].
Referencias