Los senadores republicanos de EE UU han prometido rechazar un esperado acuerdo internacional sobre pandemias de la Organización Mundial de la Salud. Un acuerdo entre los miembros de la OMS que establecería un plan y políticas jurídicamente vinculantes para que las naciones del mundo puedan responder de manera colectiva y eficiente a la próxima pandemia mundial.
Esta oposición, junto con los desacuerdos entre los miembros del Senado sobre aspectos prácticos de la financiación y el acceso equitativo a las vacunas, ha sumido el acuerdo final en demoras, justo cuando la Asamblea Mundial de la Salud se reúne en Ginebra.
Lograr un consenso mundial sobre cualquier tema puede parecer casi imposible, pero con la amenaza de que se avecinan brotes de enfermedades emergentes, es imperativo que la cooperación mundial triunfe sobre las actitudes nacionalistas.
En una carta abierta al presidente Biden, los republicanos argumentaron que la respuesta de la OMS a la pandemia de covid-19 fue un fracaso predecible y total, que “causó un daño duradero a nuestro país”. Tienen razón en que la respuesta mundial fue un fracaso predecible, pero, por esa razón, necesitamos una OMS más fuerte y un acuerdo pandémico más sólido, para evitar las devastadoras consecuencias para la salud y la economía de las futuras pandemias.
Sin una OMS más fuerte y un acuerdo sólido contra las pandemias, corremos el riesgo de que la próxima pandemia sea mucho peor. Las futuras pandemias pueden matar fácilmente a diez o incluso docenas de veces más personas que la covid-19. Los adultos jóvenes, o incluso los niños, pueden ser los más expuestos. También pueden tener costos económicos mucho más devastadores.
Bajo el presidente Trump, EE UU suspendió las contribuciones a la OMS y luego inició el proceso de retirarse de la organización. La OMS proporciona suministros vitales, capacitación e información, y puede ayudar a coordinar los esfuerzos de preparación y respuesta a pandemias en todo el mundo. Es esencial fortalecer a la OMS para garantizar que las personas de todo el mundo puedan acceder a las tecnologías que necesitan para controlar las pandemias de manera oportuna. Algunos estiman que existe una brecha de vacunas de un billón de dólares.
Las enfermedades pandémicas son infecciosas, y seguirán propagándose por todo el mundo, matando a los vulnerables hasta que se las pueda contener. Las podemos contener mucho mejor si cada país tiene las tecnologías y los sistemas de salud básicos que necesitan para prevenir y tratar las enfermedades pandémicas cuando aparecen por primera vez, en lugar de tener que crearlos cuando se declara una pandemia.
Si bien ningún acuerdo pandémico será perfecto, para que tenga éxito debe atraer fondos para la investigación y el desarrollo de vacunas y otras contramedidas esenciales y, lo que es aún más importante, garantizar que los productos resultantes sean accesibles de manera equitativa en todo el mundo. La comunidad internacional debería exigir a las empresas que otorguen las licencias, los datos y los conocimientos necesarios para producir las contramedidas esenciales a la OMS, a fin de garantizar el acceso global. De esa manera, la OMS puede sublicenciar las tecnologías a otros fabricantes, bajo estrictas condiciones de acceso.
Si los países también se comprometen a adquirir estas tecnologías de manera colectiva, podrán recuperar parte de lo que invirtieron y utilizarlo en futuras actividades de investigación y desarrollo e invertir en sistemas básicos de salud. Un acuerdo eficaz también debe ampliar el apoyo al desarrollo de sistemas de salud locales. Contar con sistemas locales de salud fuertes es tener una infraestructura de salud global resiliente.
Los críticos argumentan que el acuerdo socavará la soberanía nacional y amenazará la libertad individual, al dictar las políticas nacionales y limitar la libertad de expresión. Pero el acuerdo en realidad protegería nuestra seguridad y mejoraría nuestra libertad. La seguridad real requiere prevenir y abordar las grandes pandemias de manera rápida y eficaz. La libertad real requiere una respuesta unificada a las amenazas pandémicas. Necesitamos tener capacidad para implementar contramedidas esenciales mucho más rápidamente, para salvar vidas y evitar confinamientos prolongados y enormes costos económicos.
En este momento crítico, después de la covid-19, tenemos la oportunidad de renovar nuestra infraestructura sanitaria mundial. Podemos aprovechar los aprendizajes de pandemias previas y crear un sistema de salud mundial más resiliente y justo para el futuro. Inversiones más integrales garantizarán que todos los países, independientemente de su nivel de ingresos, tengan un acceso justo a los recursos críticos que necesitan y podrán ayudar a la comunidad internacional a mejorar la respuesta a las emergencias y abordar las necesidades de servicios rutinarios de salud. Debemos hacer estas inversiones ahora para prepararnos para el futuro.